Con la reestructuraci¨®n, el sector tabaquero dejar¨¢ de ser aut¨®ctono
En los primeros. a?os de las posguerra espa?ola la industria tabaquera canaria conoci¨® un notable auge, derivado de sus enormes posibilidades de penetraci¨®n en el mercado peninsular; penetraci¨®n que mantuvo en los tiempos del racionamiento y el estraperlo. Esta expasi¨®n, que los veteranos aseguran no fue aprovechada convenientemente a ra¨ªz de la segunda gran guerra europea. se vio frenada por una serie de dificultades y problemas comerciales en el mercado peninsular, que los empresarios atribuyen a la actuaci¨®n de Tabacalera -sociedad del Monopolio-, en beneficio exclusivo de sus propias marcas. Hoy, cuando tras muchos avatares la industria del tabaco canaria se encuentra en profunda crisis, los empresarios solicitan del Gobierno la aprobaci¨®n de un plan de reestructuraci¨®n por el que todas las sociedades del archipi¨¦lago quedar¨ªan fusionadas con Tabacalera, en una nueva sociedad mixta, al 50%.Desde los tiempos de la venta f¨¢cil exist¨ªan en Canarias numerosas industrias, pr¨¢cticamente artesanales, dedicadas a la elaboraci¨®n,de cigarrillos, puros y picadural, por este mismo orden de proporcionalidad sobre las cifras totales. En 1964 el n¨²mero de empresas alcanzaba casi el centenar, con una plantilla media de treinta personas y unas facturaciones que apenas cubr¨ªan las ne cesidal es de explotaci¨®n. La descapitalizaci¨®n progresiva provolada Por este status sectorial llev¨® a una lenta, pero constante fusi¨®n de empresas, hasta el punto de que en 1974 las existentes se hab¨ªan limitado en un 56% con respecto a las censadas diez a?os antes. De aquellas 42, en la actualidad s¨®lo puede decirse que subsistan unas veinticinco, como tales empresas, y no todas se encuentran en una situaci¨®n financiera saludable.
Pero este proceso de concentraci¨®n no ha llevado aparejado un incremento en las ventas globales de la industria o en sus expectativas comerciales. Al contrario, ¨¦stas se han mantenido en cierto modo constantes y lo que s¨ª ha aumentado ha sido la capacidad productiva, porque el proceso de fusi¨®n ha permitido la incorporaci¨®n de maquinaria y t¨¦cnicas m¨¢s avanzadas. Actualmente, y aunque no existen estudios concretos al respecto, los testimonios m¨¢s fiables estiman que la capacidad productiva de la industria es, s¨®lo en cigarrillos -su componente m¨¢s importante-, de unos 1.600 millones de cajetillas por a?o, encontr¨¢ndose infrautilizada en un 50% aproximadamente. Las empresas se encuentr¨¢n, mayoritariamente, ubicadas en la provincia de Tenerife -islas de Tener¨ªfe y La Palma- , aunque tambi¨¦n existe alguna importante en Las Palmas de Gran Canaria. La poblaci¨®n labor lobal del sector rebasa las 4.000 personas, sin contar las que ocupa la industria auxiliar, cartonajes y artes gr¨¢ficas, sobre todo. Dos empresas de Tererife cuentan con m¨¢s de mil trabajadores, otras tres rebasan los quinientos, y las restantes oscilan en tomo y por debajo del centenar. Uno de los mitos que conviene desterrar, al intentar esbozar una imagen de la industria tabaquera canaria, es la procedencia de la materia prima -tabaco en rama- empleadas. Se encuentra muy extendida la creencia de que la industria canaria se abastece esencialmente de la producci¨®n del archipi¨¦lago. Nada m¨¢s lejos de la realidad. Los ¨²ltimos estudios elaborados al respecto, correspondientes a 1971, se?alaban una dependencia de las importaciones exteriores superior al 90%, cubriendo s¨®lo el restante 10% con labores procedentes de los cultivos de las islas. Los principales suministradores de las industrias canarias han sido Cuba, Santo Domingo y Brasil. Situaci¨®n que se mantiene, con la incorporaci¨®n de pa¨ªses africanos y, sobre todo, de Estados Unidos, como consecuencia de la creciente penetraci¨®n de las grandes multinacionales norteamericanas en el sector, en alg¨²n caso de la mano de Tabacalera. Las plantaciones de tabaco en Canarias han adolecido de una serie de problemas tradicionales, comunes a todas las explotaciones agr¨ªcolas del archipi¨¦lago: reducido tama?o, falta de tecnolog¨ªa y dificultades de financiaci¨®n.
Dado que hemos aludido anteriormente a la industria auxiliar, conviene se?alar su importancia. Esta se encuentra especialmente centrada en elaboraci¨®n de cartonajes, papel y artes gr¨¢ficas, para empaquetado y etiquetado, y filtros para cigarrillos. Otras actividades complementarias como el papel de fumar, metalizados para envoltorio, y del celof¨¢n, se importan mayoritariamente, ya sea de la Pen¨ªnsula o del extranjero.
Frecuentemente se alude tambi¨¦n a un supuesto predominio del capital for¨¢neo -es decir, no canario- en las industrias del sector tabaquero. Ello es discutible, al menos en un sentido de afirmaci¨®n absoluta. De las diez empresas m¨¢s importantes, cuatro son eminentemente canarias -entre ellas, las que ostentan en estos momentos el liderazgo-, mientras las restantes pertenecen o est¨¢n vinculadas al capital peninsular o incluso extranjero. Tabacalera, por ejemplo, posee el 100% de Itacasa y el 50% en Philips Morris Espa?a, paritariamente con la multinacional estadounidense. La otra gran empresa norteamericana, Reynolds, domina Capote y est¨¢ estudiando un importante proyecto de envergadura para instalarse en Canarias. El grupo Fierro tambi¨¦n posee una importante firma. Sin embargo, las grandes: CITA, Eufemiano Fuentes y Alvaro poseen capital cien por cien canario.
La actuaci¨®n de Tabacalera
El problema secular de la industria canaria es, desde hace a?os, el monopolio de distribuci¨®n que ostenta Tabacalera en toda la Pen¨ªnsula. Ello es especialmente importante por cuanto el 91 % de la producci¨®n de cigarrillos y el 92% de la de cigarros puros canarios se destina anualmente al mercado peninsular, quedando el porcentaje restante de los primeros para el mercado in,terior canario, as¨ª como un 6,2 de los segundos, y s¨®lo un 2% de ¨¦stos se vende fuera de Espa?a.
En la d¨¦cada de los sesenta, en pleno florecimiento de la penetraci¨®n canaria entre los fumadores espa?oles, Tabacalera inici¨® una maniobra por la que, a trav¨¦s de una sutil manipulaci¨®n del mercado logr¨® promocionar notablemente sus propias marcas, desplazando las inclinaciones del consumidor peninsular. Esta t¨¢ctica de la empresa del monopolio sefundament¨® en tres aspectos esenciales: interrupci¨®n sistem¨¢tica de los suministros, creando sensaci¨®n de escasez entre los habituales de determinadas marcas; limitaci¨®n de los env¨ªos de nuevas marcas canarias, fijada en medio mill¨®n de cajetillas, y mantenimiento de la prohibici¨®n de acumular stocks de labores procedentes del archipi¨¦lago en la Pen¨ªnsula. Todo ello, por supuesto, acompa?ado del lanzamiento de nuevas im¨¢genes y denominaciones para determinadas producciones de la propia Tabacalera.
De esa ¨¦poca, datan las reiteradas y nunca cumplidas demandas de los fabricantes canarios, en el sentido de establecer una distribuidora propia para el mercado peninsular, controlada fiscalmente por el Monopolio.
Al verse frenadas sus posibilidades de expansi¨®n en el mercado peninsular, con prohibiciones de comercializar determinadas marcas -Coronas, Rex rojo, R¨¦cord azul, XXX, entre otras- y un mercado insular tremendamente saturado por la concurrencia del rubio importado a bajo precio, los fabricantes pensaron en la posibilidad de incrementar sus ventas a los mercados europeos, especialmente franc¨¦s e italiano, con vistas a una eventual integraci¨®n espa?ola en la Comunidad Econ¨®mica Europea. Pero tambi¨¦n Tabacalera se adelant¨® en este campo, a trav¨¦s de sus acuerdos para fabricaci¨®n y comercializaci¨®n de algunas de sus marcas -ejemplo de Ducados- por multinacionales norteamericanas.
Los t¨¦rminos de la fusi¨®n
En este contexto, la situaci¨®n se ha ido deteriorando paulatina mente en los ¨²ltimos dos a?os, en los que las ventas en los mercados peninsulares han ido decreciendo, poco propiciadas por Tabacalera, que manten¨ªa, entre otras cosas, la prohibici¨®n absoluta de cambiar las marcas y denominaciones de las cajetillas a las industrias canarias.
Ante la situaci¨®n creada, el Gobierno aprob¨® el pasado mes de abril una resoluci¨®n por la que se ordenaba a Tabacalera la provisi¨®n de medios necesarios para que fueran vendidos la totalidad de los cupos fijados a la industria canaria, para el a?o 1977; un 10 % m¨¢s que los establecidos el a?o precedente, a pesar.de que una parte importante de ellos no hab¨ªa sido vendida. En la misma resoluci¨®n se establec¨ªa el compromiso de proceder en el plazo deseis meses a la elaboraci¨®n de un plan de reestructuraci¨®n de la industria del archipi¨¦lago. Esta disposici¨®n obligaba al Monopolio a reducir sus ofertas de marcas propias, especialmente en el segmento de quincepesetas, en el que las marcas canarias son concurrentes.
Sin embargo, la medida no lleg¨® a aplicarse hasta el mes de noviembre pasado. La oposici¨®n de los dirigentes del monopolio, los problemas t¨¦cnicos que su aplicaci¨®n provocaba y en buena parte las dificultades para fijar un criterio distribuidor entre las distintas marcas canarias, dificultaron notablemente su puesta en pr¨¢ctica. Obviamente, algunas gozan de suficiente aceptaci¨®n en el mercado, en tanto que otras, de inferior calidad y escasa imagen comercial, tropiezan con dificultades de venta, aun en el caso de que Tabacalera aplique reducciones importantes al abastecimiento de, sus propias marcas. Hace pocos d¨ªas, un grupo de industriales canarios suscribieron un documento conjunto por el que se compromet¨ªan a llevar a cabo el plan sugerido por Taba.calera, para la constituci¨®n de una sociedad conjunta, con part¨ªcipac¨ª¨®n al 50% de la empresa del monopolio y las industrias canarias. La futura sociedad contar¨ªa con un capital social integrado por la valoraci¨®n de los patrimonios netos de las empresas canarias y la aportaci¨®n de Tabacalera por un importe equivalente, oficiosamente cifrado en tomo a los 1.700 millones de pesetas. El plan garantiza la conservaci¨®n de todos los puestos de trabajo y se compromete a tecn¨ªficar y modernizar las instalaciones industriales, para dotar a la nueva sociedad de una competitividad nacional e internacional que la hagan rentable.
S¨®lo CITA, empresa puntera en estos momentos, cuyas ventas totalizaron el 10% de las totales de la industria en el mercado peninsular -830 millones de cajetillas-, se ha opuesto rotundamente a la fusi¨®n con Tabacalera.
Los trabajadores aceptan la proyectada reestructuraci¨®n por dos razones esenciales: conservaci¨®n del puesto de trabajo y posibilidad de equiparaci¨®n salarial con los trabajadores de Tabacalera, que perciben retr¨ªbuciones situadas dos veces por encima de las del sector canario. De cualquier forma, las actuales circunstancias -dilatada huelga- no parecen las m¨¢s propicias para una valoraci¨®n.
Finalmente, entre muchos empresarios firmantes persiste la duda y el recelo respecto al futuro comportamiento de Tabacalera, teniendo en cuenta episodios precedentes. Algunos desear¨ªan quedara garantizada la cuota de mercado canaria de las mejores ¨¦pocas, pero se conforman, a la vista de la dif¨ªcil s¨ªtuaci¨®n. En frase de un empresario: ?No es lo mejor que pod¨ªa pasamos, pero si la ¨²nica alternativa?.
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