Optimismo gubernamental brit¨¢nico ante el informe de la OCDE
El informe anual de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE) sobre el estado de la econom¨ªa en los veinticuatro pa¨ªses m¨¢s industrializados de Occidente acaba de suministrar al primer ministro brit¨¢nico, James Callaghan, el mejor argumento para la convocatoria de elecciones generales en 1978.El informe de la OCDE predice que el a?o entrante ser¨¢ especialmente bueno para Gran Breta?a: la balanza de pagos puede arrojar un super¨¢vit de 1.800 millones de libras, el crecimiento en t¨¦rminos reales se situar¨¢ en el 3%, aumentar¨¢n los, ingresos personales, el desempleo se mantendr¨¢ dentro de cotas aceptables y la inflaci¨®n oscilar¨¢ entre el 9 y el 10%. En la primera mitad del a?o que acaba, la balanza de pagos brit¨¢nica ten¨ªa un d¨¦ficit de m¨¢s de 2.000 millones de libras y 1977 se despide con una tasa de inflaci¨®n de alrededor del 13%.
Para Callaghan y su ministro de Hacienda, Denis Healy, las previsiones del organismo econ¨®mico internacional han, ca¨ªdo como agua de mayo. El l¨ªder laborista, que est¨¢ consiguiendo mantener los topes salariales acordados en el ?pacto social? para el sector p¨²blico, tiene en el dictamen de la OCDE un borrador cl¨¢sico de convocatoria electoral. Si ning¨²n imprevisto altera estas predicciones, el canciller del Exchequer puede redondear la operaci¨®n en abril pr¨®ximo, al presentar el nuevo presupuesto, ayudando a la expansi¨®n econ¨®mica con un recorte de los impuestos.
La clave de estos primeros indicios de estabilidad en la econom¨ªa brit¨¢nica es el ahorro de divisas que permite su producci¨®n de petr¨®leo en el mar del Norte. Suplementariamente, la fuerte posici¨®n de la libra en los mercados monetarios, posici¨®n que es la mejor respecto al d¨®lar desde abril de 1976 y que los expertos de la OCDE esperan que se mantenga a lo largo de 1978.
El optimismo que el informe ha causado en el Reino Unido est¨¢, sin embargo, matizado por el hecho de la ¨ªntima conexi¨®n de la econom¨ªa de este pa¨ªs con los grandes circuitos del capital internacional. Nadie piensa que Gran Breta?a pueda ser una isla de prosperidad relativa en medio de un mar de recesi¨®n, y menos que nadie el Gobierno laborista.
Por eso se estima aqu¨ª que en este contraste a corto plazo entre las sombr¨ªas perspectivas occidentales y el ?mini-boom? brit¨¢nico -junto con la clara conciencia inglesa de su vulnerabilidad econ¨®mica- est¨¢ la oportunidad de unas elecciones generales que el se?or Callaghan no querr¨ªa desaprovechar.
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