La exportaci¨®n catalana y el proteccionismo de la CEE

El mandato aprobado por el Consejo de Ministros de las Comunidades Europeas para recomenzar las negociaciones con Espa?a y las medidas proteccionistas anunciadas por la Comunidad en relaci¨®n a las exportaciones espa?olas de los sectores textil, metal¨²rgico y sider¨²rgico han ca¨ªdo muy mal entre los medios exportadores catalanes.Tanto es as¨ª que la C¨¢mara de Comercio de Barcelona daba a conocer el pasado d¨ªa 23 una declaraci¨®n p¨²blica constatanto que ?el mandato aprobado por la Comunidad resulta totalmente insatisfactorio y lesivo para las empresas espa?olas? y pon¨ªa de manifiesto su ?oposici¨®n y alarma a las pol¨ªticas proteccionistas que los pa¨ªses de la Comunidad est¨¢n adoptando en contra de algunos sectores exportadores espa?oles?.

Los t¨¦rminos en que el proteccionismo comunitario se est¨¢ planteando en estos momentos resultan bien conocidos: intento de modificar el acuerdo hispano-comunitario hoy en vigor, introduciendo sistemas de contingentaci¨®n y listas de vigilancia para sectores din¨¢micos de la exportaci¨®n espa?ola y establecimiento de medidas restrictivas directas unilaterales a algunos sectores exportadores, bien al margen del esp¨ªritu del acuerdo preferencial de 1970. Los sectores m¨¢s afectados por todo este movimiento son los bienes de consumo, (textiles, calzado y art¨ªculos de piel, juguetes, etc¨¦tera) y el sider¨²rgico.

El hecho resulta grave para la exportaci¨®n catalana. El 26,30 % del total de la exportaci¨®n espa?ola no alimentar¨ªa a la Comunidad se realiza desde Catalu?a, y se da la circunstancia, apuntada en la Memoria Econ¨®mica de Catalu?a, en base a los datos del Catalu?a Exporta, que entre 1973 y 1976 las exportaciones de manufacturas de consumo catalanas a la Comunidad ha pasado de representar escasamente una cuarta parte de las exportaciones a la CEE a m¨¢s de un tercio, lo cual, seg¨²n apreciaci¨®n de la C¨¢mara de Barcelona ?es un aspecto muy positivo de las relaciones comerciales entre Catalu?a y la CEE?.

Catalu?a ha tenido siempre una sensibilidad muy especial en relaci¨®n con los problemas hispano-comunitarios, que se ha manifestado desde el hecho de que es en Barcelona donde radican el Comit¨¦ Espa?ol de la Liga Europea de Cooperaci¨®n Econ¨®mica y el Instituto de Estudios Europeos hasta la reciente constituci¨®n en la Ciudad Condal del grupo Espa?a de antiguos stagiaires de las Comunidades Europeas, pasando por la firma del ?manifiesto de los trece?, que constituy¨®, en su momento -julio de 1972- tanto testimonio pol¨ªtico antifranquista como acto de fe econ¨®mico en la incorporaci¨®n de Espa?a a la CEE.

En base a esta sensibilidad, muchas empresas catalanas han empezado a ver el mercado comunitario como una simple prolongaci¨®n geogr¨¢fica del mercado nacional y muchas las empresas que han adquirido conciencia de que Perpignan o Marsella est¨¢n m¨¢s cerca de Barcelona que Vigo o C¨¢diz.

A partir de ah¨ª se explica el notable crecimiento de las exportaciones catalanas a la Comunidad -muy especialmente a Francia- y lo embarazosa que resultar¨ªa la consolidaci¨®n de las actitudes proteccionistas comunitarias para las empresas que se lanzaron por los caminos europeos en la ¨²ltima fase de la dictadura de Franco en que, por supuesto, el camino de Europa se presentaba con m¨¢s espinas que flores.

Decepcionar¨ªa mucho a los europe¨ªstas de viejo cu?o que el Gobierno espa?ol no se opusiera con todos los medios a su alcance a las pretensiones proteccionistas de determinadas industrias comunitarias en declive en momentos como los actuales, en que se ha o¨ªdo m¨¢s de una promesa pol¨ªtica comunitaria en favor de Espa?a.