Ochocientos millones ha concedido la Diputaci¨®n a los pueblos de la sierra residencial
Casi un 40% de los 2.000 millones empleados por la Diputaci¨®n favorecer¨¢ a los pueblos m¨¢s desarrollados econ¨®micamente y los m¨¢s densamente poblados de urbanizaciones residenciales, que, por la mala gesti¨®n municipal y las facilidades dadas a las empresas promotoras, se han ido cargando de problemas que ahora quieren solucionar con urgencia. Al fondo de todo este asunto, poniendo en entredicho la misma estructura de la Diputaci¨®n, late una dicotom¨ªa pol¨ªtica, la de autonom¨ªa municipal o la dependencia de un organismo centralista.La Diputaci¨®n Provincial tiene como objetivo fundamental ayudar a mantener la vida precaria de los pueblos de Madrid y, de paso, tapar los huecos que la mala gesti¨®n de la Administraci¨®n central no ha sido capaz de llenar. Se han invertido varios miles de millones en construir grandes residencias de ancianos que tienen cabida para quinientas personas cada una. Sin embargo, ahora mismo m¨¢s de 16.000 solicitudes esperan. Hay otra alternativa que nunca se lleg¨® a plantear, la de construir peque?os centros que no requirieran demasiada atenci¨®n burocr¨¢tica en s¨ª mismos, repartidos por cada pueblo, que adem¨¢s no desarraigar¨ªan al anciano del ambiente familiar.
Mientras esa cantidad ingente de dinero se invert¨ªa en residencias que ahora se han revelado antiecon¨®micas y que plantean graves problemas de relaciones humanas entre sus ocupantes, los pueblos de la provincia quedaban desatendidos y se forzaba a sus habitantes a la inmigraci¨®n a Madrid u otros centros industriales y residenciales. Es desde hace dos a?os, cuando Jos¨¦ Mart¨ªnez Emperador tom¨® el relevo al hasta entonces presidente del organismo, Carlos Gonz¨¢lez Bueno, cuando se comenz¨® a reconocer desde la propia Diputaci¨®n el fracaso de esa pol¨ªtica, y se volc¨® la ayuda econ¨®mica en un plan bienal de cooperaci¨®n que pretende arreglar en dos a?os los aspectos m¨¢s desatendidos durante toda la trayectoria anterior. En Madrid queda a¨²n un pueblo (Puebla de la Sierra) que toma su energ¨ªa el¨¦ctrica de un peque?o generador, y la inmensa mayor¨ªa de los otros 170 no tienen a¨²n alcantarillado, calles asfaltadas, m¨¦dicos o escuelas.
A las Cortes, por los pueblos
A Jos¨¦ Mart¨ªnez Emperador se le acus¨® en su d¨ªa de plantear esta t¨¢ctica de ayuda real a los pueblos con fines electoralistas, aunque ¨¦l lo desminti¨® siempre. Lo cierto es que, aunque en un principio afirm¨® no presentarse a las elecciones, cambi¨® luego de opini¨®n, y actualmente es diputada en Cortes por Alianza Popular. La idea de la utilizaci¨®n de esas necesidades con fines electorales se sustenta en la falta de an¨¢lisis con que se concedieron las ayudas. El 40% del total unos setecientos millones, se han destinado a obras de infraestructura, asfaltado de calles, mejoras en el abastecimiento de agua, colectores y dem¨¢s necesidades de pueblos que han tenido un crecimiento humano muy importante, y que deber¨ªa haberse planeado de la forma menos onerosa posible para el resto de los contribuyentes.La t¨¢ctica de los ayuntamientos fue la contraria. Grandes facilidades a las empresas constructoras, e inhibici¨®n ante los problemas sanitarios, educativos o de medio ambiente. La Diputaci¨®n siempre tuvo un cr¨¦dito o una subvenci¨®n especial. Sin embargo, la propia Diputaci¨®n adeudaba ya al Estado unos 7.000 millones de pesetas a fines de 1976, y pr¨¢cticamente est¨¢ llegando al l¨ªmite de su techo crediticio.
La Diputaci¨®n Provincial ha argumentado que su misi¨®n no es juzgar la actuaci¨®n de cada Ayuntamiento, ni dar premios y castigos, sino solventar las necesidades reales. Sin embargo se nota la falta de un an¨¢lisis m¨ªnimo de por qu¨¦ se producen esas situaciones de deficiencia, y s¨ª los recursos limitados de la Diputaci¨®n no podr¨ªan aplicarse en otros campos o en otros municipios. Es, cuando menos, preocupante que un Municipio como el de San Mart¨ªn de Valdeiglesias, donde se han perdido 570 hect¨¢reas situadas en las riberas del pantano de San Juan sin obtener beneficio alguno, a cambio pueda luego ser subvencionado con veinticinco millones de pesetas. Tampoco parece l¨®gico, y esto es s¨®lo un ejemplo, que se concedan veinte millones a la Corporaci¨®n de Ciempozuelos para que construyan una lujosa casa consistorial que valdr¨¢ cuarenta. Mientras, los servicios generales y de infraestructura est¨¢n profundamente desatendidos.
Autonom¨ªa o dependencia
En esta pol¨¦mica existe por otra parte un hecho cierto, y es que los ayuntamientos no cuentan con recursos propios suficientes para procurarse un desarrollo arm¨®nico, lo que a veces se presenta como excusa para ocultar esos fallos administrativos.Hay, pues, dos aspectos superpuestos en esta situaci¨®n. Primero, que la Diputaci¨®n reparta o no sus fondos de acuerdo con unas pautas acertadas. Y segundo, que la funci¨®n de este organismo en una etapa democr¨¢tica siga siendo o no la de amparar bajo un manto protector a los ayuntamientos sin recursos. Es decir, el dilema entre un organismo paternalista y centralista o la autonom¨ªa municipal. Si se eligiera esta ¨²ltima f¨®rmula, la Diputaci¨®n tendr¨ªa todav¨ªa mucho que hacer en la realizaci¨®n de obras, de ¨¢mbito comarcal o provincial, que los ayuntamientos por separado nunca podr¨ªan abordar.
En cualquier caso, este es un tema con profundas, implicaciones pol¨ªticas sobre el que los partidos a¨²n no se han pronunciado p¨²blicamente.
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