Fot¨®grafos de guerra sovi¨¦ticos
El primer testimonio fotogr¨¢fico sobre un conflicto b¨¦lico tuvo como escenario lo que hoy llamamos Uni¨®n Sovi¨¦tica. All¨ª Roger Fenton tom¨® en sus placas la vida de los campamentos franco-brit¨¢nicos en Crimea. Casi un siglo despu¨¦s la guerra inflamaba una vez m¨¢s el suelo sovi¨¦tico con una violencia sin precedentes. Las im¨¢genes que captaron sus testigos, y que ahora componen esta exposici¨®n, en nada se parecen a las est¨¢ticas composiciones de Fenton. Existe entre ambas un salto t¨¦cnico fundamental, con lo que ello significa a nivel ling¨¹¨ªstico. Las posibilidades del instantane¨ªsmo, al que hay que unir muchas de las ense?anzas de la vanguardia rusa (aunque Rodtchenko no fuera ya sino un recuerdo), son utilizadas por estos corresponsales b¨¦licos de un modo que tambi¨¦n los aleja de la morbosa impudicia de algunos reporteros contempor¨¢neos al estilo de Donald Mc Cullin. Se trataba, en lo fundamental, de componer un lenguaje ¨¦pico con el que cantar la gesta de un pueblo en armas contra el invasor. Pero, tal como apunta Angelo Schwarz, si bien un lirismo de este corte quedaba encuadrado en el realismo ¨¦pico, tan caro a la ideolog¨ªa del Estado estalinista (valga la redundancia), no es menos cierto que se fundamentaba tambi¨¦n en la condici¨®n de soldado de los fot¨®grafos sovi¨¦ticos. Testigos y combatientes a un tiempo, dif¨ªcilmente podr¨ªan tomar la distancia precisa para lograr, un, por otra parte siempre virtual y odioso, objetivismo. Dejando a un lado aquellas im¨¢genes cuya apariencia, fundamentalmente descriptiva, enmascara lo que en ellas pueda haber de enf¨¢tico bajo un pretendido realismo, pues sigue guardando una fuerte carga sentimental, nos centraremos en las que, por apoyarse en el efecto, constituyen la parte m¨¢s impresionante de esta muestra. Encontramos, en primer lugar, aqu¨¦llas cuyo ¨¦nfasis radica en hacer evidente el talante heroico del soldado en combate. Son buen ejemplo de ello Combate, de Max Alpert, y El juramento del soldado, Bajo el arco de Kursk o Momento de una acci¨®n, de Markov Grinbert, seguramente el m¨¢s preocupado por cuestiones formales entre los fot¨®grafos sovi¨¦ticos presentes aqu¨ª. Otras instant¨¢neas, como la escalofriante visi¨®n del cad¨¢ver de Tania, partisana torturada por los alemanes (foto tomada por Serghei Strunnikov), o el Horno crematorio, del mismo Grinbert, cargan las tintas del lado de los elementos m¨¢s tr¨¢gicos de la contienda. Pero, quiz¨¢, quien m¨¢s se acerca al patetismo antibelicista del legendario Robert Capa es Marco Redkin que, como Devastaci¨®n o Soldado alem¨¢n ante el Reichstag, se siente menos contendiente al componer el amargo fresco de un continente roto por la guerra.
Fot¨®grafos de guerra sovi¨¦ticos
La Photogaler¨ªa.Plaza Rep¨²blica Argentina, n¨²mero 2.
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