Precipitado homenaje a los artistas del 27
Lo m¨¢s destacable de esta exposici¨®n resulta ser, junto a la buena voluntad de sus mentores, la presencia de un cuadro que poco o nada tiene que ver con ella o con el t¨ªtulo a que quiere acogerse: un ¨®leo de Juan Gris, ni de los mejores ni de los peores, simplemente ilustrativo del quehacer de uno de los m¨¢s insignes y olvidados espa?oles del siglo. Tras la inicua incomprensi¨®n o animadversi¨®n (o simple ignorancia, tal vez) de sus predecesores, el actual Ministerio de Cultura se ha decidido a adquirir una pintura de Juan Gris con destino al Museo de Arte Contempor¨¢neo, al tiempo que aprovecha el inesperado retorno de Juan Larrea para presentarla al p¨²blico en el contexto (?) de una exposici¨®n peregrinamente titulada Artistas del 27.La pregunta se hace inevitable: ?qu¨¦ tiene que ver Juan Gris con dicha generaci¨®n y tales artistas? De no ser con Juan Larrea, quien, un a?o antes de la muerte del pintor, alcanz¨® en Par¨ªs a cultivar su trato y a compartir tales cuales lances con sus otros compa?eros de aventura (los Picasso, Braque, Apollinaire, Reverdy ... ), el parentesco de Juan Gris con cualquiera de los dem¨¢s hombres del 27 raya en la m¨¢s estricta inverosimilitud. ?Y qu¨¦ tiene que ver con ¨¦stos el propio Juan Larrea? Nada, fuera de la edad, y por obvias razones de erradicaci¨®n para con sus presuntos colegas y otros adl¨¢teres coyunturalmente repescados, vivos o muertos, para el acto inaugural de esta ambigua exposici¨®n-homenaje.
Artistas del 27
Salas de la Direcci¨®n General del Patrimonio Art¨ªstico. Paseo de Calvo Sotelo, 20.
La verdad es que, con el a?o reci¨¦n ido, se esfumaba la ocasi¨®n de festejar oficialmente, en Madrid, el cincuentenario de la Generaci¨®n del 27, y las autoridades del ramo se han servido del s¨²bito regreso de Larrea (en Larrea todo es imprevisible) para, con el homenaje simult¨¢neo a ¨¦ste, matar dos p¨¢jaros de un tiro. El Ministerio de Cultura acababa, por otro lado, de adquirir el anhelado Juan Gris, que de esta suerte, y sin causa o fundamento, ha venido a sumarse (un p¨¢jaro m¨¢s, y p¨¢jaro, en este caso, de altaner¨ªa) al festejo generacional y a la ocasional bienvenida al poeta reci¨¦n vuelto de su prolongado exilio
Arbitrariedad
?Demasiados puntos referenciales para tan exigua coincidencia! Ni Juan Gris, ni Picasso o Mar¨ªa Blanchard (tambi¨¦n presentes en la exposici¨®n de marras) guardan relaci¨®n alguna con la Generaci¨®n del 27, de no ser con Juan Larrea cuyo v¨ªnculo, de otra parte, con tal generaci¨®n no excede los t¨¦rminos de la pura presunci¨®n o de la arbitrariedad sin paliativos. Para el resto, valga saber que se ha espigado de aqu¨ª y de all¨¢, de los que se marcharon y de quienes permanecieron con motivo de la guerra civil: el eterno amasijo entre los artistas ib¨¦ricos, la escuela de Vallecas, la escuela de Madrid..., y otras gentes del 27 y del 36 (y despu¨¦s del 36) que est¨¢n pidiendo, a voz en grito, la firma de un historiador serio que venga de una vez a sentenciar el caso.En resumen, ya tenemos un cuadro de Juan Gris, se ha conmemorado, aunque por los pelos, el cincuentenario de la Generaci¨®n del 27, y ha retornado Larrea. Poco o nada, sin embargo, tiene que ver con el triple y feliz suceso la muestra que a tal prop¨®sito se ha montado en Madrid, y se ha montado con cierto aire de exposici¨®n de fin de curso en escuela nacional o colegio de pago..., o con no ocultas resonancias de concurso de christmas, muy propio de estas fiestas.
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