Francia: el gendarme africano de Occidente
En el alboroto de su ¨²ltima sesi¨®n, los diputados no encontraron tiempo para el debate sobre pol¨ªtica exterior. Le quedan, pues, a¨²n algunos meses al se?or Giscard d'Estaing para seguir dirigi¨¦ndola a su gusto, como viene haciendo desde hace tres a?os y medio. Despu¨¦s, todo depender¨¢ del resultado de las elecciones que, en este terreno, no ponen frente a frente s¨®lo a la derecha y a la izquierda. En este aspecto, la relaci¨®n de fuerzas entre los grupos de cada coalici¨®n es casi tan importante como la victoria de la una o de la otra. Respecto a la independencia nacional, la estrategia defensiva, la Comunidad Europea..., la linea divisoria separa al RPR, los comunistas y el CERES de un lado, y a los giscardianos y la mayor¨ªa socialista, del otro.El presidente de la Rep¨²blica da pruebas de una tenacidad verdaderamente notable respecto a todos estos extremos. Discreta, pero obstinadamente, aprovecha la fuerza militar, avanza hacia la integraci¨®n de los nueve, refuerza la alianza atl¨¢ntica, sigue las directrices americanas, se esfuerza algunas veces por adelantarse a las mismas. Se puede criticar la orientaci¨®n de esta pol¨ªtica. Pero, hay que reconocer su continuidad y su l¨®gica. Se trata de un designio preciso, evidentemente reflexionado, perseguido regularmente a pesar de los obst¨¢culos que obligan a disimularlo. El famoso reequilibrio de la mayor¨ªa tiene como objetivo principal la supresi¨®n de esos obst¨¢culos para tener, por fin, las manos libres y poder actuar a cara descubierta.
Nuestras relaciones con los pa¨ªses africanos de lengua francesa parecen m¨¢s inciertas y m¨¢s oscilantes. En la primavera de 1975, el viaje a Argelia del Jefe del Estado franc¨¦s inauguraba una diplomacia de inter¨¦s nacional. ?Se han logrado las condiciones para un di¨¢logo fecundo encaminado a despejar las perspectivas con arreglo a las posibilidades y a las voluntades pol¨ªticas de Argelia y Francia?, dec¨ªa entonces el comunicado con que finalizaban las conversaciones con el coronel Bumedian. A los pocos meses, los viajes a Marruecos y a T¨²nez, el restablecimiento de las relaciones con Guinea, se inscrib¨ªan en la misma perspectiva. Pero, casi enseguida, el apoyo concedido a Rabat, en el asunto del Sahara espa?ol, hizo girar la aguja para se?alar una orientaci¨®n distinta.
Las motivaciones de ese cambio parecen oscuras. No se puede tomar en serio la explicaci¨®n que ven algunos en las simpat¨ªas de Giscard por las testas coronadas. Al enfocar este asunto de la intervenci¨®n militar en el Sahara y del mantenimiento de 4.500 soldados franceses en Djibuti, se entrev¨¦, no obstante, cierta l¨®gica en la pol¨ªtica africana de Giscard d'Estaing.
Corresponde a la orientaci¨®n global de la pol¨ªtica del Eliseo. Las tres acciones est¨¢n dirigidas contra los pa¨ªses m¨¢s o menos vinculados a la Uni¨®n Sovi¨¦tica: Argelia, Angola, Etiop¨ªa. ?Desea el presidente de la Rep¨²blica que nuestro pa¨ªs asuma la funci¨®n de polic¨ªa del bloque occidental en el ?frica de habla francesa? No son pocos los indicios que sugieren una respuesta afirmativa a esta pregunta, sin que se pueda llegar a una conclusi¨®n segura.
La presencia militar en Djibuti nos lanza a un avispero donde tenemos mucho que perder y nada que ganar. El apoyo armado a la empresa marroqu¨ª vuelve a darnos una imagen de colonizadores militares. Mientras que ayudamos a Washington a poner obst¨¢culos a Argelia en su af¨¢n por tener un acceso al Atl¨¢ntico, Estados Unidos nos suplantan poco a poco en nuestras relaciones econ¨®micas con Argel, y nos peleamos con el m¨¢s industrializado de los pa¨ªses del Maghreb en contra de nuestros m¨¢s evidentes intereses.
Parece dudoso que esta diplomacia personal del se?or Giscard d'Estaing pueda ser mantenida mucho tiempo tras las elecciones del pr¨®ximo mes de marzo, ni siquiera en el caso de que las gane la mayor¨ªa de hoy. El silencio actual del RPR se fundamenta en consideraciones t¨¢cticas. Pero, es dif¨ªcil imaginar un partido gaullista acomod¨¢ndose de manera duradera a una pol¨ªtica opuesta a los principios propios del partido. Hay quien teme que una victoria de la izquierda implicar¨ªa un cambio brutal y que Francia abandonando a Marruecos se lanzar¨ªa del lado de Argelia.
Una diplomacia nacional no debe tomar partido entre los pa¨ªses del ?frica franc¨®fona, tengan estos reg¨ªmenes conservadores o progresistas, sean amigos de EEUU o de la URSS. Una diplomacia nacional debe dedicarse a procurar el equilibrio entre todos y a reducir los conflictos en lugar de agravarlos. Faltando a esta regla fundamental, lo ¨²nico que se ha logrado es situar a Marruecos y Argelia en una ?impasse? catastr¨®fica. Aunque Rabat obtenga provisionalmente algunas ventajas, ¨¦stas no durar¨¢n mucho tiempo a medida que la guerra se hunde en las arenas. El rey Hassan y el presidente Bumedian son demasiado inteligentes, tanto el uno como el otro, para no apreciar de manera realista estos aspectos de la situaci¨®n y para rechazar la salida mediante un compromiso honorable. Tambi¨¦n el se?or Giscard d'Estaing tiene capacidad para comprender que el verdadero inter¨¦s de Francia est¨¢ en promover esa salida y no en asumir por cuenta propia el papel de gendarme africano de Occidente, que -por otra parte- nadie le ha Pedido formalmente que asuma.
Copyright "Le Monde" y EL PA?S
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.