Mar¨ªa del Mar Bonet, int¨¦rprete de la canci¨®n popular

El pasado martes comenzaron en el teatro Bellas Artes una serie de actuaciones de Mar¨ªa del Mar Bonet, que se prolongar¨¢n hasta el d¨ªa 15. El motivo de estas actuaciones es el casi t¨®pico de presentar su ¨²ltimo disco: Alenar. En ¨¦l Mar¨ªa del Mar ha ampliado su tem¨¢tica, introduciendo de nuevo canciones propias y alguna ajena.La actuaci¨®n de Mar¨ªa del Mar present¨® una panor¨¢mica completa de su ya larga historia como cantante popular. Comenz¨® por canciones de su primera ¨¦poca, propias en su mayor¨ªa, y entre las que se encuentran algunas tan magn¨ªficas como Merce o No voldr¨ªa res mes ara. Son composiciones sencillas, sin m¨¢s transfondo oculto que el de una exquisita sensibilidad. Al continuar con las canciones tradicionales de las Baleares, Mar¨ªa del Mar Bonet mostr¨® otra de sus facetas: aqu¨¦lla que la ha llevado a la profundizaci¨®n y rescate de una riqueza musical aut¨®ctona, que corr¨ªa el riesgo de perderse con los ¨²ltimos cantantes-trovadores de su tierra. Estas canciones, que reflejan el trabajo, la fiesta o las historias y leyendas de las gentes del pueblo, poseen por lo general unas muy perceptibles ra¨ªces ¨¢rabes que en algunos momentos pueden relacionarlas con cante flamenco.

La segunda parte consisti¨® exclusivamente en temas de A lenar. Mar¨ªa del Mar dedic¨® una de sus canciones m¨¢s pertinazmente prohibidas (Que volem aquesta gen) a Albert Boadella, director del grupo Els Joglars. Este tema trata de forma dram¨¢tica y desnuda sobre algo tan corriente como han sido las detenciones en la madrugada. El punto m¨¢s alto de esta parte y del conjunto del recital se alcanz¨® con una canci¨®n que parad¨®jicamente no es de Mar¨ªa del Mar, sino de Pau Riba. Es fa llarg esperar recibi¨® un tratamiento que nada tiene que ver con el de su autor, pero las facultades de Mar¨ªa del Mar, que aqu¨ª demostr¨® una mayor versatilidad de la que acostumbra, consiguieron que dicho tema consiguiera los mayores aplausos de todo el recital. Este finaliz¨® con una jota marinera, que era la repetici¨®n y la despedida. Mar¨ªa del Mar, acompa?ada sin grandes exhibiciones, pero con una gran solidez por Lautaro Rosas (arreglista, asimismo, de la mayor¨ªa de las canciones), ha vuelto a Madrid en su plenitud como imagen viva de lo que fue y es hoy m¨¢s que nunca la verdadera canci¨®n popular.