"El libro de Sempr¨²n nos causa da?o"
?El libro de marras nos causa da?o, aunque s¨®lo fuera porque de la calumnia siempre algo queda?, afirma Federico Melchor, miembro del comit¨¦ ejecutivo del Partido Comunista de Espa?a (PCE) y director de Mundo Obrero en el art¨ªculo ?El libelo, en libelo se queda?, que apareci¨® publicado ayer en dicho peri¨®dico, y en el que se critica la ?Autobiograf¨ªa de Federico S¨¢nchez?, de Jorge Sempr¨²n.
Federico Melchor hace una breve enumeraci¨®n de los hechos m¨¢s relevantes ocurridos durante la guerra, y afirma: ?He sido testigo de la incapacidad de un partido socialista, y de parte de sus dirigentes, para organizar la defensa popular contra una agresi¨®n armada (y por eso dej¨¦ ese partido en noviembre de 1936); de la descabellada conducta de los anarquistas entre 1936-1939; del levantamiento anarcopoumista contra la Rep¨²blica popular en mayo de 1937; de la capitulaci¨®n casadista en 1939. Hemos sido todos v¨ªctimas de decenios de sangrienta persecuci¨®n antidemocr¨¢tica, con blanco preferente en los comunistas. ?Y va a resultar ahora que los ?cuIpables ?, los de la ?sangre?, somos los comunistas? Esa contrabistoria la ban antes un Com¨ªn Colomer, inspector de polic¨ªa; Enrique Castro, Jes¨¹¨ªs Hern¨¢ndez, L¨ªster y alguno m¨¢s. ?EI director de Mundo Obrero se?ala que el peri¨®dico abri¨® sus p¨¢ginas a una reflexi¨®n, honesta y limpia, sobre la ?Autobiografia?, de Manolo V¨¢zquez Montalb¨¢n, y a una reacci¨®n, no menos limpia, de Fernando Soto ?ante lo que sinti¨® como una agresi¨®n a lamemoria y a la historia de los comunistas?.
Una buena parte del art¨ªculo de Melchor se dedica a lo que califica de ?segundo proceso a Juli¨¢n Grirnau?. ?El asesinato de Juli¨¢n Grimau -afirma- es una de las heridas m¨¢s dolorosas que el desaparecido dictador infiri¨® a los comunistas. Nada racional explica su ejecuci¨®n. Como nada puede enturbiar el recuerdo que de Juli¨¢n guardamos. Que Sempr¨²n haya intentado esto ¨²ltimo constituye para mi lo m¨¢s sonrojante de sus contraverdades.?
Melchor alude a las acusaciones de Sempr¨²n sobre la imprudencia de Grimau y reproduce un p¨¢rrafo de un libro editado a ra¨ªz de su ejecuci¨®n, en el que, bajo la firma ?FS?, se dice: ?La seriedad, el esp¨ªritu de responsabilidad, la repulsa de toda improvisaci¨®n, el af¨¢n de conocer los hechos reales... caracterizaban las opiniones de Jull¨¢n Grimau.?
?Queda lo otro, lo de "oscuros secretos de sangre" -prosigue el dirigente del PCE-. La calumnia. Porque Sempr¨²n sabe que Carrillo y Grimau se conocieron tras la guerra en La Habana.? Melchor justifica el env¨ªo de Grimau a Espa?a para desarrollar actividades clandestinas, ?porque Juli¨¢n y tantos otros reclamaban esos puestos?. Y a?ade: ??Fusilado Juli¨¢n Grimau por sus responsabilidades como miembro de la polic¨ªa republicana? Eso es lo que sostuvieron los fascistas. Y Juli¨¢n les respondi¨®: ?Nunca he matado ni torturado a nadie. No todos pueden decir lo mismo.?
Federico Melchor, que opina que ?otros libros cargados de odio contra Carrillo y el PCE, como el de Sempr¨²n, se han hundido bajo su propia carga?, afirma que Gregorio L¨®pez Raimundo tuvo ?la misma relaci¨®n con el asunto del POUM como el archip¨¢mpano de las Indias?, situaci¨®n similar -a?ade- a la de Santiago Carrillo y todos los dirigentes de la JTSU. En cuanto al asunto de Comorera, Melchor estima que se trat¨® de un enfrentamiento pol¨ªtico entre dos concepciones en el seno del PSUC: una, que manten¨ªa el tipo de relaciones entre el PCE y el PSUC, que ha prevalecido hasta ahora, y otra, que tend¨ªa a distanciarlos. ?Y al final, la decisi¨®n de Comorera, que se neg¨® a aceptar el criterio de la mayor¨ªa del PSUC. Que el recuerdo de Comorera merezca respeto, en suma, por su valor al retornar al pais y por su muerte en la c¨¢rcel no justifica la insidia que Sempr¨²n desliza ahora contra Gregori?, termina.
?El libelo, en libelo se queda -escribe el director de Mundo Obrero-. Lo otro, lo del debate pol¨ªtico en el PCE en 1964, lo del estalinismo, me parecen simples coartadas. De pol¨ªtica y liquidaci¨®n de secuelas del dogmatismo, del partido entendido como secta, de la democratizaci¨®n interna se puede y debe discutir (y trabajar) con gentes que tengan la cabeza limpia de obsesiones y odios... Los comunistas debatimos para esclarecer y aprender, no para ensuciar, anatematizar, destruir. Estos ¨²ltimos eran precisamente los m¨¦todos de los procesos estalinianos.?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.