Mil quinientas hect¨¢reas para un proyecto de "descentralizaci¨®n" administrativa
La congesti¨®n de la ciudad de Madrid, sobre, todo su centro urbano, extendido hacia las afueras poco a poco, no ha sido una cosa que haya sucedido en una noche: ha sido un largo y laborioso proceso en el que ha intervenido tenazmente el centralismo que Espa?a ha sufrido durante los ¨²ltimos a?os.Precisamente por eso, porque a estas alturas a nadie puede sorprender el que la capital del pa¨ªs haya llegado a un grado de congesti¨®n importante y preocupante, que amenaza cada d¨ªa en mayor medida al ciudadano madrile?o, ha podido ser prevista hace ya a?os. Pero lo malo del caso es que, a pesar de las previsiones, a Pesar de que se pensaron mil y una soluciones al problema e incluso llegaron a plasmarse en proyecto, ¨¦stos nunca llegaron a realizarse y los que comenzaron, con grandes promesas de realizaci¨®n quedaron, al final en aguas de borrajas, para decepci¨®n de los cr¨¦dulos y reafirmaci¨®n de los m¨¢s dif¨ªciles de convencer.
La capitalidad de Madrid
A la hora de calcular previsiones y de ver c¨®mo se podr¨ªa evitar que la congesti¨®n de Madrid alcanzara grados que hicieran de la ciudad un mundo absolutamente inhabitable, alguien se atrevi¨® a decir, que el problema de la capital era precisamente ese: su capitalidad, el hecho incuestionable de que en la capital del Estado org¨¢nico ten¨ªan que estar todos los ministerios y centros oficiales y que, adem¨¢s, desde la propia capital, hab¨ªa de regirse los destinos de las dem¨¢s ciudades y pueblos espa?oles. Y alguien le contest¨® inmediatamente al fil¨®sofo creador de tal razonamiento: ?Pues si el problema est¨¢ en los centros de la Administraci¨®n del Estado, llevemos esos centros fuera de la ciudad. Pero no demasiado, que por Madrid ha de pasar todo el que quiera algo del Estado. ?
El problema ya estaba resuelto: Madrid se descongestionaba con s¨®lo efectuar una peque?a. mudanza. Eso s¨ª, un tanto laboriosa. Consistir¨ªa esa mudanza en hacer desaparecer del centro de la ciudad todos los ministerios y centros oficiales dependientes del Estado, con lo que una poblaci¨®n laboral calculada entonces -era el a?o 1960- en 376.284 personas -correspondiente a algo m¨¢s del 57,72% de la poblaci¨®n activa madrile?a-, que se encargaban de hacer funcionar todo el complicado mecanismo de la burocracia estatal abandonaba, junto con los edificios, el centro de Madrid. Adem¨¢s, toda una poblaci¨®n flotante no tendr¨ªa por qu¨¦ adentrarse en el mism¨ªsimo centro urbano para realizar sus gestiones, con lo que su ocupaci¨®n material del terreno, ya escaso para los habitantes de la ciudad, no se producir¨ªa m¨¢s que en un peque?o grado.
Nace Valverde-CD2
Una vez alcanzada la idea de dejar que Madrid fuera s¨®lo eso: una ciudad para sus habitantes, con sus propios ¨®rganos locales de gesti¨®n y gobierno, y no la ciudad por la que ten¨ªan que pasar un mont¨®n de espa?oles a los que en la capital no se les hab¨ªa perdido m¨¢s que un papel en un ministerio, s¨®lo quedaba algo por hacer: conseguir los terrenos en los que colocar esa ciudad administrativa -la expropiaci¨®n y los cambios de calificaci¨®n se encargar¨ªan de ello-, redactar los proyectos correspondientes y ponerse a construir algo en donde se podr¨ªa celebrar una grandiosa ceremonia de inauguraci¨®n, con todo lo propagand¨ªstico que esto resultar¨ªa.
Y alguien le busc¨® un nombre a esa ciudad administrativa: Centro de Decisiones 2; CD2, en abreviatura. Y, cuando se ubic¨® ge¨®gr¨¢ficamente, encontr¨® el nombre por el que es ahora conocida: pol¨ªgono Valverde.
Se decidieron los l¨ªmites que esa ciudad deber¨ªa tener: un pol¨ªgono de quince lados, situado al norte de Madrid capital, dentro de la provincia, entre las tapias de El Pardo y el antiguo t¨¦rmino municipal de Fuencarral. Sus linderos, en l¨ªneas generales, ser¨ªan los siguientes: al norte, la cerca del monte de El Pardo; al este, el ferrocarril Madrid-Burgos y la variante de Fuencarral de la carretera nacional I; al sur, la l¨ªnea del ferrocarril de enlaces para Renfe, y, al oeste, otra vez la cerca del monte de El Pardo.
La superficie incluida dentro de esos l¨ªmites, seg¨²n la memoria del proyecto original, es de 1.370,3870 hect¨¢reas, aproximadamente, aunque estudios posteriores llegaron a establecer una superficie bruta de 1.434 hect¨¢reas o, lo que es lo mismo, 14.340.000 metros cuadrados.
Y la operaci¨®n comenz¨® con toda rapidez. Para construir un pol¨ªgono urban¨ªstico de este tipo era necesario, ante todo, conseguir el cambio de la calificaci¨®n que urban¨ªsticamente tuvieron esos terrenos, hasta el momento conceptuados, en su mayor parte, como agr¨ªcolas. Pero eso no era dif¨ªcil dado que era la propia Administraci¨®n del Estado -encargada de realizar, en principio, ese cambio de calificaci¨®n- la que promov¨ªa el pol¨ªgono.
Ante esto, no falt¨® quien pens¨® que ah¨ª hab¨ªa negocio y ofreci¨® grandes cantidades de dinero a los agricultores de la zona por la adquisici¨®n de sus terrenos, anticip¨¢ndoles que iban a ser expropiados, con lo que, adem¨¢s, se Ies estaba dando una especie de tabla de salvaci¨®n para no perder, por medio de la expropiaci¨®n, todo lo que ten¨ªan: su terreno. Lo que no estaba previsto es que el sistema de expropiaci¨®n fuera despu¨¦s cambiado por el de compensaci¨®n, con lo que los nuevos propietarios de los terrenos no eran ya simples sujetos pacientes de la acci¨®n del Estado, sino que pasaban, desde una posici¨®n no desventajosa, a negociar con ¨¦ste en qu¨¦ forma habr¨ªa de hacerse la cesi¨®n de los terrenos y qu¨¦ compensaciones econ¨®micas habr¨ªan de obtener.
De administrativa a residencial
Una vez hecho todo el planteamiento filos¨®fico de lo que deber¨ªa ser el pol¨ªgono Valverde, hubo alguien que pens¨® que casi 1.500 hect¨¢reas era una superficie de terreno lo suficientemente grande como para que en ella, adem¨¢s de esos centros de decisi¨®n previstos en un principio, pudieran ubicarse una serie de viviendas. Y el tema entr¨® en una pol¨ªtica muy concreta que, para aquel entonces, estaba planeando el antiguo Ministerio de la Vivienda: el urbanismo concertado. Consist¨ªa esta nueva pol¨ªtica en potenciar e incluso gestionar desde el Estado una serie de ciudades en las que, antes de que comenzara cualquier tipo de construcci¨®n, hubiera acabado la fase previa de urbanizaci¨®n y creaci¨®n de la Infraestructura necesaria.
Y, una vez incluido en esa pol¨ªtica, el pol¨ªgono Valverde, aunque siguiera llam¨¢ndose, en la nomenclatura oficial, CD2, se hab¨ªa convertido m¨¢s en un nuevo Tres Cantos que en una sucursal de la capitalidad de Madrid, en su forma administrativa.
Una vez llegados a esta fase, s¨®lo quedaba establecer la distribuci¨®n por zonas de las 1.400 hect¨¢reas, para que se ajustase a algo l¨®gico, urban¨ªsticamente hablando. De esta forma, en tanto quedaban 189,85 hect¨¢reas de terrenos para la zona administrativa, otras 464,150 se destinaban a zona residencial.
Precisamente esa zona residencial fue la que motiv¨® constantes alegaciones y ataques por parte de las entidades ecologistas de Madrid: su linde inmediato con la tapia del monte de El Pardo pod¨ªa suponer la degradaci¨®n inmediata del monte. Las alegaciones que fueron presentadas en su d¨ªa, dentro del per¨ªodo de informaci¨®n p¨²blica, fueron aceptadas en parte y, con ello, reducido el volumen de edificaci¨®n que se iba a permitir. Pero ya hoy las sociedades ecologistas han detectado anuncios que prev¨¦n, seg¨²n ellas, que El Pardo se va a convertir en un parque privado para los futuros habitantes de Valverde. Todav¨ªa queda mucho por decir sobre todo ello.
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