Tras presentar ayer su renuncia, Andreotti formar¨¢ nuevo Gobierno esta semana
El presidente del Consejo de Ministros, Giulio Andreotti, tras consultar brevemente por la ma?ana con sus ministros, present¨® ayer al presidente de la Rep¨²blica, Giovanni Leone, la renuncia de su Gobierno. Es el trig¨¦simo s¨¦ptimo Gobierno en crisis en la historia de la Rep¨²blica, con un promedio de vida de once meses cada uno. Este r¨¦cord de inestabilidad gubernativa no proviene, pese a todo, de una debilidad del sistema democr¨¢tico, cuya ?fisiolog¨ªa? reserva todav¨ªa varias soluciones.
De acuerdo con la Constituci¨®n, el presidente Leone comienza hoy una serie de r¨¢pidas consultas con los presidentes de las c¨¢maras legislativas, los secretarios de los partidos, los ex primeros ministros y los senadores vitalicios. Hacia mediados de esta semana encargar¨¢ al mismo Andreotti formar nuevo Gobierno. No existen razones serias para que Andreotti se niegue a este nuevo encargo; otros posibles candidatos, como el ministro de Asuntos Exteriores, Arnaldo Forlani, o el senador Amintore Fanfani, intervendr¨ªan s¨®lo en caso de que las negociaciones de los partidos con Andreotti se hicieran tensas hasta el l¨ªmite de la ruptura.Exitos y fracasos de Andreotti
La crisis, que a simple vista parecer¨ªa injustificada, dictada m¨¢s por los intereses particulares de los partidos que por la gesti¨®n de la Administraci¨®n p¨²blica, tiene su raz¨®n de ser. Andreotti, que acaba de cumplir 59 a?os, inspir¨¢ndose en un pragmatismo moderado, tiene en su haber ¨¦xitos y fracasos. Ha contenido la crisis monetaria y equilibrado la balanza de pagos, ha reformado la agricultura, el esquema de las regiones y los servicios secretos, y ha tratado de solucionar el problema fiscal y del desempleo juvenil. Sobre todo, ha dado credibilidad internacional a Italia en Europa y Am¨¦rica. Entre sus fracasos, se le achacan la incapacidad de frenar o cortar el gasto p¨²blico improductivo, el de la ley sobre el empleo juvenil, el crecimiento del terrorismo y las divergencias continuas entre los ministros del ¨¢rea econ¨®mica, cuyas negligencias han hecho que Italia tenga que pagar 150.000 millones m¨¢s de liras para el financiamiento de la Comunidad Europea.
Arrastrados por los republicanos, con la excusa o el rigor de no aprobar los presupuestos generales del Estado, comunistas y socialistas han exigido un Gobierno de emergencia o de salud nacional. Por primera vez, en tal Gobierno entrar¨ªan los comunistas, de cuyo respeto de la democracia no todos se f¨ªan.
La dificultad del problema consiste, sin embargo, en los t¨¦rminos mismos del ?caso italiano?. Comunistas, socialistas y republicanos disponen de m¨¢s del 47% del electorado, mientras que la Democracia Cristiana tiene s¨®lo el 39%, y con los liberales y socialdemocr¨¢ticos, el 43%. La ?fisiolog¨ªa? del sistema permite cinco soluciones. Dos son abstractas e irrealizables, y las otras tres son posibles o negociables.
Tres soluciones
Al Gobierno de emergencia o ?de amplia solidaridad democr¨¢tica?, como ¨²ltimamente prefiere llamarlo el Partido Comunista, la Democracia Cristiana se niega rotundamente por fidelidad a su electorado y a sus compromisos internos. Los socialdemocr¨¢ticos y los liberales no est¨¢n disponibles. El gobierno de las izquierdas (comunistas, socialistas y republicanos) es tambi¨¦n una f¨®rmula abstracta, porque el Partido Comunista tendr¨ªa que abandonar su t¨¢ctica de ?compromiso hist¨®rico? con la DC, y los republicanos tendr¨ªan que aceptar la estrategia de una ?alternativa de izquierda? con la DC, que, sin embargo, defienden los grupos socialistas m¨¢s intransigentes. Adem¨¢s, socialdemocr¨¢ticos y liberales son hostiles a esta soluci¨®n.
No quedan, pues, m¨¢s que estas tres soluciones: 1) Gobierno monocolor democristiano con Andreotti y t¨¦cnicos de la izquierda independiente, o de la Democracia Cristiana con republicanos, o con republicanos y socialdemocr¨¢ticos, y la abstenci¨®n comunista y socialista. La Democracia Cristiana estar¨ªa dispuesta a ello, pues as¨ª los comunistas no entran en la mayor¨ªa parlamentaria. Comunistas y socialistas se niegan, en ese caso, a abstenerse. 2) La misma f¨®rmula anterior, pero con voto de confianza comunista y socialista. La DC no podr¨ªa aceptarlo. 3) Gobierno democristiano con los socialistas, y con o sin los partidos del centro-izquierda y el apoyo externo de los comunistas. Habr¨ªa que establecer antes que el voto comunista no ser¨ªa determinante, sino ?a?adido?, pues sobre el papel existir¨ªa la mayor¨ªa sin el Partido Comunista. A la DC le gustar¨ªa esta soluci¨®n, pero a los comunistas no, pues en a?o y medio de espera con la f¨®rmula de abstenci¨®n o de ?no desconfianza?, de hecho entrar¨ªan clandestinamente en la mayor¨ªa. Se tratar¨ªa adem¨¢s de una reedici¨®n camuflada del centro-izquierda, que los socialistas no quieren.
La ?cuesti¨®n comunista?
El ?caso italiano? es, en conclusi¨®n, la ?cuesti¨®n comunista?. El momento es muy delicado tambi¨¦n para ellos, porque a pesar de que siga dominando en el partido el ?IIamado centralismo democr¨¢tico?, es decir, el principio de ?discutir divididos, pero actuar juntos?, se est¨¢ delineando en su seno un contraste de corrientes: hay quienes quieren el ?compromiso hist¨®rico? a toda costa, a base de ?peque?os pasos sucesivos?, desde la oposici¨®n a la abstenci¨®n, y quienes prefieren la ?alternativa de izquierdas. Esto es, pasar a la oposici¨®n antes de seguir siendo la eterna ?muleta del r¨¦gimen?.
Entre bastidores, no hay que olvidar al otro paralelo protagonista de la vida pol¨ªtica italiana: los sindicatos. Bajo cualquier f¨®rmula, en ellos est¨¢ la sustancia del ?caso italiano?. Ahora estar¨ªan dispuestos a moderar sus exigencias, pero no a que ?le quiten lo bailado?. En 1977, el salario en t¨¦rminos reales ha aumentado en Italia en un 7%, mientras en Gran Breta?a, pa¨ªs con crisis an¨¢loga a la italiana, ha disminuido en un 7%. En Alemania el aumento ha sido del 3 %, y en Estados Unidos, del 2 %.
Editorial en p¨¢gina 6
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