M¨¢s all¨¢ de los informes oficiales
La encuesta que se publica en estas p¨¢ginas ha sido realizada entre los presos del centro penitenciario de Carabanchel a finales de 1977. Su realizaci¨®n ha sido efectuada por los propios presos, aunque con la orientaci¨®n de un grupo de abogados, en lo que se refiere a los temas planteados en las preguntas. En ¨¦stas no se aborda un estudio global de la poblaci¨®n reclusa encuestada, sino que se plantean temas que son desconocidos de la opini¨®n p¨²blica y que no aparecen en los informes oficiales (memorias anuales) de la Direcci¨®n General de Instituciones Penitenciarias y de la Fiscal¨ªa del Tribunal Supremo. Su autenticidad est¨¢ plenamente garantizada, ya que se ha exigido que cada respuesta entregada lleve la firma del encuestado.La encuesta, primera que se hace de esta naturaleza, se ha realizado sobre quinientos presos del centro de Carabanchel, pr¨¢cticamente todos los que est¨¢n sometidos al r¨¦gimen com¨²n de la prisi¨®n. Se ha exceptuado a los que est¨¢n en el reformatorio, aproximadamente 150, por la pr¨¢ctica imposibilidad de acceder a ellos, a los presos pol¨ªticos y a los extranjeros, alrededor de un centenar. Un dato a tener en cuenta, por la especial dimensi¨®n que otorga a las respuestas, es que la mayor¨ªa de los encuestados son presos preventivos, cosa natural, por otra parte, si se tiene en cuenta que el centro penitenciario de Carabanchel es fundamentalmente para reclusos pendientes de juicio. De los quinientos presos encuestados han contestado 432, es decir, el 86,4 %, aunque en los resultados se incluye a los 68 que no contestaron por las razones que fuere.
En general, las respuestas a la encuesta se pueden englobar en cinco grandes apartados. El primero de ellos muestra la frecuencia de reincidentes relacionada con unos comienzos muy tempranos de delincuencia, que suele ir precedida de una permanencia in¨²til y seguramente nefasta en el reformatorio o el correcional.
El apartado segundo se refiere a la precaria relaci¨®n entre el recluso (no hay que olvidar su condici¨®n de preventivo) y la Administraci¨®n de Justicia, debido, seguramente, entre otras causas, a los problemas de orden personal y de escasez de personal que aquejan a esta ¨²ltima. La relaci¨®n del recluso con el abogado y, en general, la asistencia jur¨ªdica que recibe se plantean en las respuestas nueve, doce, trece, catorce y quince. Se observa que son mayor¨ªa los presos que no tienen abogado, seguramente porque no pueden pagar sus servicios, y que, en cualquier caso, la intervenci¨®n del abogado, cuando existe, es completamente tard¨ªa, pues la mayor parte de los reclusos ni conocen su petici¨®n fiscal ni han recurrido los autos de prisi¨®n y de procesamiento.
El apartado cuarto contempla el universo disciplinario del recluso (sanciones, celdas y traslados), cuyos caracteres de dureza parecen demostrar que el movimiento reivindicativo ha prendido entre los presos. Finalmente, las respuestas veintid¨®s, veintitr¨¦s y veinticuatro muestran el origen social y el nivel educativo de los encuestados. Puede observarse que una amplia mayor¨ªa procede de las clases proletarias y que no logra sobrepasar la ense?anza b¨¢sica.
La encuesta, que sin duda alguna constituye una consulta v¨¢lida y representativa, puede aportar un material de primera mano a las comisiones investigadoras del Congreso y del Senado sobre la situaci¨®n penitenciaria, a los organismos oficiales penitenciarios y a la Administraci¨®n de Justicia. Sin olvidar, por supuesto, a los penalistas, soci¨®logos, psic¨®logos y crimin¨®logos, que deben analizar los resultados, y a la propia sociedad espa?ola que, a trav¨¦s del conocimiento de esta encuesta, puede llegar a una comprensi¨®n m¨¢s ajustada a la realidad del fen¨®meno penitenciario en nuestro pa¨ªs.
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