Econom¨ªa, huelga y convenios
Secretario general de la Uni¨®n General de Trabajadores
La situaci¨®n econ¨®mica no ha hecho m¨¢s que deteriorarse los ¨²ltimos meses por la falta de una pol¨ªtica clara por parte del Gobierno. La opini¨®n p¨²blica ha sido confundida con la falsa impresi¨®n de que el Gobierno est¨¢ dispuesto a negociar con los sindicatos las condiciones de su plan econ¨®mico y que han sido ¨¦stos los que se han negado a la negociaci¨®n.
La realidad es muy distinta. Las centrales sindicales expusieron claramente a los representantes del Gobierno que, mientras no se liquidaran los residuos de la legislaci¨®n sindical y laboral franquista y postfranquista (por ejemplo, el desdichado decteto-ley de 4 de marzo que facilita el despido) no pasar¨ªan a discutir las cuestiones econ¨®micas. Han pasado los meses y el Gobierno ha perdido un tiempo precioso para la liquidaci¨®n de esa legislaci¨®n y da la impresi¨®n de que el Gobierno Su¨¢rez ignora los problemas sindicales y la importancia que tienen para la afirmaci¨®n del proceso democr¨¢tico. El proceso de reforma pol¨ªtica ha seguido un ritmo m¨¢s acelerado que el de reforma sindical y ello ha creado graves problemas a toda la sociedad espa?ola.
La responsabilidad de que sigamos con una legislaci¨®n que ignore la capacidad de negociar convenios colectivos y de proclamar las huelgas a los sindicatos, es exclusiva del Gobierno actual. Lo mismo podemos decir de la incertidumbre sobre la acci¨®n sindical en la empresa, de la no devoluci¨®n del patrimonio sindical hist¨®rico y de los trasvases de servicios y del patrimonio adscrito a los mismos que se ha efectuado al margen de la opini¨®n de. las centrales.
Por todas estas razones no ha habido negociaci¨®n sobre el programa econ¨®mico, ni siquiera se ha iniciado. Sin embargo, la gravedad de la crisis, que est¨¢n sufriendo los trabajadores con la p¨¦rdida de su puesto de trabajo y del poder adquisitivo de sus salarios ante la inflaci¨®n galopante, exige de las centrales responsabilidad a la hora de desarrollar su pol¨ªtica reivindicativa y negociar con un Gobierno que se comprometa a luchar de verdad contra el paro y la carest¨ªa.
Adem¨¢s, un Gobierno que definit¨ªvamente aborde la reforma de las estructuras que padecemos en el orden fiscal, en la Seguridad Social, en la educaci¨®n, en la vivienda. Este es el reto que las centrales lanzan al Gobierno sin que en estos momentos sepamos cu¨¢l ser¨¢ la respuesta gubernativa. Respecto a la huelga, la UGT mantiene la concepci¨®n de que antes de recurrir a ella hay que agotar la v¨ªa negociadora. No se puede presentar una plataforma para negociar el convenio y, tras el primer encuentro de las partes, considerar que las conversaciones est¨¢n agotadas y recurrir a la presi¨®n.
La negociaci¨®n colectiva supone algo que muchos parecen olvidar que la empresa tiene que continuar funcionando con un beneficio por que estamos en un sistema capitalista porque con la negociaci¨®n de y un convento no se est¨¢ haciendo la revoluci¨®n. La lucha por mejorar, las condiciones de trabajo la enmarcamos siempre en la perspectiva de avanzar hacia una sociedad socialista, pero sabemos que ¨¦sta no se consigue por la prolongaci¨®n mayor o menor de una huelga.
Tenemos que fortalecer el sindicato socialista y la unidad de la clase obrera en cada ocasi¨®n en que se negocie, se reclame o se presione, aprovechar esas situaciones para aumentar el grado de concienciaci¨®n de los trabajadores, haci¨¦ndoles Ver las dificultades por alcanzar la autoemancipaci¨®n obrera, pero tambi¨¦n las_posibilidades y el significado de cada conquista hecha realidad.
Esta doble perspectiva de la acci¨®n sindicales la que nos impedir¨¢ caer en el simple radicalismo sindical, en el reformismo econ¨®mico y en un sindicalismo burocratizado y sin perspectivas m¨¢s profundas de cambio a medio y largo plazo. La liberaci¨®n del movimiento obrero ha sido hist¨®ricamente lenta y costosa. No podemos caer en el simplismo de pensar que por un radicalismo mayor en una determinada huelga de un sector industrial o de una empresa vamos a liquidar la explotaci¨®n del sistema capitalista. La historia est¨¢ llena, por desgracia, de retrocesos de la clase trabajadora, de restricciones en la libertad sindical, de quiebras de la democracia, por no haber sabido valorar debidamente y con realismo la agresividad sin l¨ªmites del capitalismo y de sus aliados antidemocr¨¢ticos. La victoria, que ya se vislumbra con claridad, de la UGT como central socialista en estas elecciones sindicales ser¨¢; por tanto, la mayor garant¨ªa de futuro para la clase trabajadora espa?ola y para el pa¨ªs en general.
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