Permiso para violar

Parece inconcebible que todav¨ªa se den en nuestro pa¨ªs hechos como el que se refiere al juicio contra el inspector de polic¨ªa Jos¨¦ Manuel Carballo, acusado de violar a Rosario Cabrera, hermana de ?El Rubio?, de dieciocho a?os de edad.Para asombro nuestro, el se?or Carballo se defiende de la acusaci¨®n por el hecho de no estar acreditada la honestidad de la denunciante, ya que, seg¨²n el polic¨ªa acusado, ella le hab¨ªa manifestado que manten¨ªa relaciones sexuales con su propio hermano desde los quince a?os.

Ante este razonamiento, expuesto por el abogado del inspector en el curso del juicio, nos preguntamos:

1) ?C¨®mo es posible y en funci¨®n de qu¨¦ derechos se otorga este se?or la capacidad suficiente para delimitar y juzgar cu¨¢l debe ser y cu¨¢l no la honestidad acreditada de ninguna mujer?

2) ?C¨®mo un inspector de polic¨ªa, que representa una autoridad en el actual sistema legislativo, puede, en el desempe?o de su cargo, decidir la violaci¨®n de una mujer en base a estas personales deducciones sobre una detenida?

Porque siguiendo con este criterio del se?or Carballo se podr¨ªa violar impunemente a todas aquellas mujeres que no entren en nuestra ?tradicional honestidad?, por ejemplo, a todas las que mantienen relaciones sexuales, antes o fuera del matrimonio, o con diferentes personas aun dentro de ¨¦l, o, en definitiva, a toda aquella que no se ajuste al patr¨®n moral del violador.

Seguimos comprobando, pues, que lo que debe o no debe ser la libertad sexual de la mujer, lo siguen determinando los hombres, en nuestra legislaci¨®n y fuera de ella. Pensamos que, tanto si la hermana de ?El Rubio? manten¨ªa relaciones sexuales con ¨¦l, como si no las manten¨ªa, es un asunto que s¨®lo a ella le incumbe y, por supuesto, no puede ser nunca utilizado como argumento para una violaci¨®n.