Los profesionales no asumen sus responsabilidades
Durante las discusiones sobre la suerte de varas, en la reforma del reglamento, que terminaron ayer hubo un interesante di¨¢logo entre el picador Antonio Salcedo y el veterinario Ram¨®n Barga. Expuso Salcedo que la antigua puya de arandela penetraba cincuenta cent¨ªmetros en el toro, mientras que la actual, de cruceta, s¨®lo penetra siete, y el toro de antes no se ca¨ªa. Con esto argument¨® contra la teor¨ªa de que la ca¨ªda de los toros la produce el picador. Ram¨®n Barga replic¨® que la puya de cruceta contusiona los bordes de las v¨¦rtebras del toro, pues con ella se hace palanca y produce serias lesiones. Hay que volver, dijo Barga, a la puya de limoncillo, con un tope de material flexible y no traumatizante. No obstante, el tema se remiti¨® a la comisi¨®n restringida que estudia la suerte de varas.En las ¨²ltimas sesiones se ha dado un paso atr¨¢s en la reforma del reglamento. Los profesionales contin¨²an empe?ados en un reglamento a su manera y se niegan a asumir sus responsabilidades. As¨ª, consiguieron que no haya inhabilitaci¨®n para los picadores que infrinjan el art¨ªculo 94. Sobrepasar la raya m¨¢s cercana a la barrera, tapar la salida, picar deliberadamente en el sitio de un puyazo anterior colocado en los bajos, brazuelos o trasero, barrenar, etc¨¦tera... Todo ello con contumacia y reincidencia, ser¨¢ sancionado con multa, y a la d¨¦cima infracci¨®n, con inhabilitaci¨®n por cinco corridas.
Otro paso regresivo se produjo con el art¨ªculo 99. A partir de ahora los banderilleros deber¨¢n torear a una mano o por excepci¨®n a dos manos cuando, a juicio del subalterno, las condiciones de la res lo permitan. Tuvo una brillante intervenci¨®n el banderillero Rafael Corbelle, que dijo que los subalternos saben y pueden torear a una mano y que son los matadores los que se lo impiden.
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