El juego de Tarradellas
Hay que se?alar, con toda urgencia y energ¨ªa, que las famosas declaraciones del se?or Tarradellas s¨®lo comprometen a la persona que las ha realizado; ni el pueblo catal¨¢n, ni las fuerzas democr¨¢ticas y progresistas que luchan en el Principat por la autonom¨ªa se sienten identificados en absoluto con las posiciones adoptadas por el presidente. Es decir, no se debe tomar este asunto como pretexto para montar una campa?a de car¨¢cter anticatal¨¢n.Sin embargo, estas declaraciones no han sido una simple ?metedura de pata?, como algunos han apuntado, sino que tras ellas hay un trasfondo que es necesario desentra?ar.
El se?or Tarradellas pas¨®, en poco tiempo, de ser el s¨ªmbolo encarnado de la autonom¨ªa catalana, a constituirse en pieza clave de la estrategia del presidente Su¨¢rez, con el fin de recortar al m¨¢ximo esta autonom¨ªa y dejar sin contenido pr¨¢ctico y pol¨ªtico la victoria de la izquierda en las elecciones del 15 de junio en Catalunya.
El ?honorable?, con sus caracter¨ªsticas personales de autoritarismo, conservadurismo y af¨¢n protagonista, ha desempe?ado el papel que desde Madrid se le asignaba.
Bajo estas circunstancias se ha conseguido restablecer unas instituciones de gobierno catalanas vac¨ªas de contenido y con unas perspectivas poco halag¨¹e?as cara al futuro.
Frente a este hecho, al se?or Tarradellas no se le ocurre otra cosa que cuestionar las autonom¨ªas de los restantes pueblos del Estado espa?ol. Est¨¢ claro que si esos pueblos no consiguieran su autonom¨ªa o la consiguieran extraordinariamente raqu¨ªtica, el presidente podr¨ªa justificarse, en alguna medida, frente a los catalanes.
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