Batalla en el nuevo aeropuerto de Tokio
Centenares de estudiantes izquierdistas y polic¨ªas antidisturbios japoneses se enfrentaron ayer, por segundo d¨ªa consecutivo, en el nuevo aeropuerto de Tokio. La polic¨ªa trata de desalojar a los estudiantes de una torre de cemento y acero de 32 metros de altura, construida por los manifestantes para impedir la entrada en servicio del aeropuerto, situado en Narita, a 66 kil¨®metros de la capital japonesa. Su inauguraci¨®n est¨¢ prevista para el 30 de marzo, seis a?os despu¨¦s de su terminaci¨®n, y ha sido aplazada en catorce ocasiones.
Narita se ha convertido en una batalla permanente desde que se iniciaron las obras la pasada d¨¦cada, y ha costado la vida, hasta ahora, a siete personas, cuatro de ellas polic¨ªas. D¨ªa y noche los manifestantes montan guardia para impedir que las fuerzas antidisturbios derriben, los obst¨¢culos levantados. Estos manifestantes han constituido una liga de Oposici¨®n a Narita, un nombre que se ha convertido en aglutinante de las luchas contra la filosof¨ªa del superdesarrollo a cualquier precio.S¨®lo en la construcci¨®n de la terminal y las pistas de aterrizaje Narita ha supuesto un desembolso al Estado de 68.800 millones de pesetas, sin contar los gastos diarios de mantenimiento de un moderno superaeropuerto, y que a¨²n no ha podido ser puesto en servicio.
Costes aparte, no todos los problemas de Narita quedar¨¢n resueltos si se consiguen superar los obst¨¢culos planteados por los manifestantes. La oposici¨®n de los agricultores de la zona ha impedido que se consiguiesen terrenos para la construcci¨®n del tren superexpreso, que unir¨¢ el nuevo aeropuerto con la capital. Lo mismo ha ocurrido con el oleoducto que transporta combustible para que reposten los aviones.
La decisi¨®n de construir un nuevo y moderno aeropuerto para la capital japonesa fue adoptada en 1963. La primera dificultad vino de los agricultores de la zona que, en un principio, se negaron a vender sus tierras. La guerra de Narita comenz¨® cuando los agricultores que accedieron a las expropiaciones vieron c¨®mo el precio que les pagaron era sensiblemente inferior al prometido y empezaron a boicotear las obras.
A partir de 1968, los estudiantes izquierdistas se sumaron a la lucha, despu¨¦s de haber sido derrotados en las luchas de la universidad. Los estudiantes consideraron este combate como terreno id¨®neo para la aplicaci¨®n de los ideales mao¨ªstas de la lucha conjunta de campesinos y estudiantes. A?os despu¨¦s se sumaron a la batalla los ecologistas. Esta guerra de Narita ha conocido escenas de extremada violencia y en los momentos de mayor radicalizaci¨®n ha congregado a decenas de millares de manifestantes.
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