Rodesia tendr¨¢ un Gobierno interracial en los pr¨®ximos d¨ªas
El anuncio de la creaci¨®n de un Gobierno interino para Rodesia puede producirse en los pr¨®ximos d¨ªas, tras el acuerdo constitucional de principio entre lan Smith y los dirigentes nacionalistas moderados. A ese Gabinete interracial le tocar¨¢ resolver aspectos fundamentales marginados del compromiso logrado el mi¨¦rcoles, como la estructura y composici¨®n de las fuerzas armadas, la negociaci¨®n de un alto el fuego con el Frente Patri¨®tico y su mismo reconocimiento internacional.
Seg¨²n los t¨¦rminos del compromiso, los 270.000 blancos de Rodesia tendr¨¢n garantizados en el futuro Parlamento, y durante diez a?os, veinte esca?os elegidos en sus propias circunscripciones, m¨¢s otros ocho elegidos por votantes blancos y negros en comicios comunes. Los candidatos a estos ocho asientos blancos suplementarios ser¨¢n designados, sin embargo, por el partido del primer ministro Ian Smith, con lo cual el premier rodesiano se asegura, de hecho, los veintiocho esca?os que tan tenazmente ha defendido.
Muzorewa se retract¨®
El acuerdo ha sido posible tras la sorprendente retractaci¨®n de Abel Muzorewa, l¨ªder de una de las fracciones del Congreso Nacional Africano. El tornadizo obispo hab¨ªa anunciado el lunes que su partido no transig¨ªa con los veintiocho esca?os para los blancos, ni estaba dispuesto a participar en un Gobierno de transici¨®n si antes no se acordaba la reforma de las fuerzas de seguridad rodesianas. El compromiso verbal entre lan Smith y los nacionalistas moderados, que ser¨¢ firmado en fecha a¨²n no fijada, establece, adem¨¢s, una serie de salvaguardias para la minor¨ªa blanca, centradas fundamentalmente en un poder judicial independiente, doble ciudadan¨ªa y derecho a jubilaciones y otros; beneficios econ¨®micos.La etapa de transici¨®n abierta en Rodesia tras la soluci¨®n inicial de la cuesti¨®n constitucional est¨¢ cargada de interrogantes. El compromiso de Salisbury es fruto, fundamentalmente, de la presi¨®n pol¨ªtica y militar del Frente Patri¨®tico, la poderosa organizaci¨®n guerrillera ausente de las conversaciones cuatripartitas y que, desde el comienzo de las mismas, hace tres meses, rechaz¨® la validez de cualquier ?arreglo interno? para Zimbabwe, perge?ado sin el consentimiento de la mayor¨ªa negra.
El Gobierno de transici¨®n afronta, en primer lugar, la negociaci¨®n de un alto el fuego con el Frente Patri¨®tico, sin cuya cooperaci¨®n parece imposible llevar adelante durante los pr¨®ximos meses un proceso electoral, pero tambi¨¦n debe gestionar el fin de las sanciones internacionales contra Rodesia (cuya econom¨ªa est¨¢ en situaci¨®n preag¨®nica), la liberaci¨®n de los numerosos presos pol¨ªticos y, por encima de todo ello, la ?integraci¨®n? en un ej¨¦rcito homog¨¦neo de unas tropas puestas al servicio de una pol¨ªtica racista con una fuerza guerrillera presumiblemente exacerbada.
Por a?adidura, sobre el Gobierno interino que salga del compromiso de Salisbury planea la sombra de su reconocimiento internacional. Al margen de la decisiva postura negativa de Estados vecinos, como Zambia o Mozambique, bases territoriales de la guerrilla, est¨¢ la opini¨®n de Washington y Londres. Si la primera reacci¨®n oficial norteamericana ha sido de condena, el persistente silencio brit¨¢nico, veinticuatro horas despu¨¦s, revela lo delicado de la cuesti¨®n desde la perspectiva del Foreign Office. A la postre, la diplomacia brit¨¢nica, desbordada y desorientada por los acontecimientos de su ex colonia, no puede esquivar su contra¨ªda y renovada responsabilidad sobre una transici¨®n pac¨ªfica de Rodesia hacia la independencia legal.
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