Vilallonga critic¨® a la aristocracia y a los gobernantes espa?oles
Con grandes elogios a la instituci¨®n mon¨¢rquica y fuertes cr¨ªticas a la aristocracia que colabor¨® con el franquismo, as¨ª como a los actuales gobernantes espa?oles, Jos¨¦ Luis de Vilallonga disert¨® ayer sobre el tema Exilio dorado. Asistieron a la conferencia, entre otras personalidades, Antonio de Senillosa, que hizo la presentaci¨®n del ponente, -Jos¨¦ Mar¨ªa de Areilza- Jos¨¦ Antonio Garc¨ªa Trevijano y numerosas personas vinculadas a lo que en su d¨ªa constituy¨® la Junta Democr¨¢tica de Espa?a. Jos¨¦ Luis de Vilallonga se consider¨® ?un lagarto especial que nunca cambi¨® de piel y, con los tiempos que corren, la cosa tiene su ¨¢ngel. Pienso como en 1940 y me considero un liberal esc¨¦ptico. Me considero m¨¢s simpatizante del hombre de izquierdas, que es generoso y abierto a la utop¨ªa, que en el hombre de derechas, que es brutal y simplista, ego¨ªsta, defensor de sus intereses y de los de su casta?.
Refiri¨¦ndose a su exilio dorado, distinto del de tantos miles de espa?oles que tuvieron que ir a pa¨ªses de lengua y cultura desconocidas, en condiciones humillantes, dijo: ?Debo al franquismo, mucho, el haber pasado 33 a?os de mi vida en uno de los pa¨ªses m¨¢s cultos del mundo, desarrollando mi carrera, adquiriendo cierta notoriedad y pasando muchas horas felices. La verdadera patria es aquel lugar donde uno vive rodeado de personas con la que la convivencia sea un placer?.
Monarqu¨ªa y aristocracia
Sobre la Monarqu¨ªa manifest¨® que ?el riesgo de estas formas de Estado es la persona de los soberanos, pero, si la Constituci¨®n es buena, lo que importa es que el Estado exista. Espa?a dej¨® de ser mon¨¢rquica durante los primeros a?os de la dictadura de Primo de Rivera. Sigui¨® sin ser mon¨¢rquica durante la monarqu¨ªa absoluta de Franco, monarquiagazapada y gallega en el disimulo org¨¢nico, y pas¨® un per¨ªodo dif¨ªcil desde la muerte del general hasta la abdicaci¨®n del conde de Barcelona.Refiri¨¦ndose a la aristocracia dijo que nadie ?vio a los grandes de Espa?a y a los vistosos condes acompa?ar a Alfonso XIII en su ¨²ltima noche ante el destierro?. Record¨® el consejo que invita al Rey a ?cerrar la puerta de su casa a la llamada de gente bien y rodearse de gentes cultas y sencillas que le traigan el aire de la calle. La aristocracia, salvo muchas y honrosas excepciones, sirvi¨® al franquismo con celo desmedido. Si la aristocracia fuera un club, teniendo en cuenta los miembros que han entrado ¨²ltimamente, yo me dar¨ªa de baja?.
Al describir el panorama de la Espa?a actual, afirm¨® que ?ya no era la Espa?a de los a?os veinte, cuando los espa?oles eran unos seres esot¨¦ricos, hidalgos, borrachines o pecadores sin miedo y algo asesinos, pero de frente, sino una Espa?a con m¨¢s gentes prudentes, engoladas, leguleyas, e incluso algunos terroristas, es decir, asesinos cobardes. El Parlamento no representa al pa¨ªs y los gobernantes pierden credibilidad. Nos gobiernan los amigos de los amigos del amigo principal?, aludiendo a una especie de club de abulenses y segovianos.
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