Las obras p¨²blicas en la actual coyuntura econ¨®mica / 1
EconomistaGracias al realismo y, esencialmente, al elevado grado de conciencia ciudadana demostrado por el pueblo espa?ol, nuestro pa¨ªs est¨¢ en v¨ªas de lograr el tr¨¢nsito de un sistema pol¨ªtico autoritario a otro de caracter¨ªsticas esencialmente democr¨¢ticas. Y ello, sin que hayan existido o existan indicios de que tal transformaci¨®n pueda dar lugar a la generaci¨®n de conflictos sociales de tal naturaleza que causaran tan graves da?os de orden socioecon¨®mico -cuando no de orden fisico- que pudieran retrotraernos a situaciones de calidad de vida, ya felizmente superadas.
Sin embargo, y como contrapartida a esta actitud que, en justicia, ¨²nicamente cabe definir de popular, existen ciertos aspectos de la realidad econ¨®mica que hacen dudar de si en Espa?a no se est¨¢n produciendo, desde hace al menos cuatro a?os, las mismas caracter¨ªsticas de aton¨ªa inversora y restricci¨®n crediticia -por parte de algunos sectores empresariales y financieros-, propias de un proceso intencional de desestabilizaci¨®n pol¨ªtica, semejantes a las que se hubieran provocado ineludiblemente en una situaci¨®n hipot¨¦tica de grave conflictividad social como la apuntada anteriormente, y que tantos ?fluminados augures? nos profetizaban desde hace muchos, ?cuarenta?, demasiados a?os.
Desde hace alg¨²n tiempo, antes de la muerte del general Franco, y coincidiendo con la gran crisis econ¨®mica mundial, la inversi¨®n privada comenz¨® a retraerse; primero, por causas puramente econ¨®micas y, despu¨¦s, por una combinaci¨®n fridudable de ¨¦stas con las azarosas circunstancias pol¨ªticas de orden interno por las que atraves¨® el pa¨ªs entre el ¨²ltimo bienio del antiguo r¨¦gimen y las pasadas elecciones generales del 15 de junio. En definitiva, hace ya algunos a?os que amplios sectores empresariales no acometen, con la adecuada intensidad, planes de suficiente entidad que pudieran inducir alg¨²n efecto en la formaci¨®n de capital. No s¨¦ si ello es justificable o no, a la vista de los resultados obtenidos por gran parte de la banca y grupos empresariales en el ejercicio de 1976. Pero, por l¨®gica, que dicha actitud pudiera parecer a¨²n contemplada con la ¨®ptica m¨¢s netamente capitalista, recordando palabras de Ricardo Lezcano -?Optimismo para inversores?- publicadas en estas mismas p¨¢ginas no hace muchos d¨ªas, ?es triste que los que ganaron sus apuestas en las mesas del pasado, aprovech¨¢ndose de aquellos inesperados triunfos que fueron el turismo, la mano de obra barata y bien sujeta, los monopolios de hecho y la protecci¨®n arancelaria, no sean ahora capaces de hacer una apuesta en las del futuro?.
La inversi¨®n en obras p¨²blicas
No obstante, en cualquier caso, no es ¨¦se el tema central de este art¨ªculo, sino otro m¨¢s incomprensible todav¨ªa: el hecho de que, coincidiendo con esa retracci¨®n de ta inversion privada, la inversi¨®n correspondiente al subsector de obras p¨²blicas haya seguido un proceso paralelo y haya descendido en t¨¦rminos reales de una forma verdaderamente alarmante, como bien claramente expresa el cuadro n.? 1 adjunto sobre evoluci¨®n de las inversiones autorizadas por el actual MOPU en el per¨ªodo 1974-78 (y en el que se han recogido, ¨²nicamente, a t¨ªtulo indicativo y por su mayor homogeneidad a efectos comparativos, las correspondientes a aquellas direcciones generales que constituyen las principales componentes de las ?obras civiles?, representan conjuntamente m¨¢s del 60% del total de la inversi¨®n del departamento, y han permanecido invariables luego del reajuste administrativo por el que se ha visto afectado el antiguo MOP).
Pero es a¨²n necesario recalcar que esta evoluci¨®n adquiere incluso un car¨¢cter m¨¢s relevante, si se considera que la marcha seguida por las inversiones en obras p¨²blicas en el citado cuatrienio no refleja una situaci¨®n susceptible de ser tachada de excesivamente coyuntural; sino que, por el contrario, marca el momento de la extrema agudizaci¨®n -extrapolada al pr¨®ximo ejercicio de 1978- de un proceso que viene arrastr¨¢ndose, con ritmo creciente, aunque sujeto a algunas fluctuaciones, a lo largo de todos los a?os setenta. Avalando esta opini¨®n, se citan a continuaci¨®n algunas de las conclusiones obtenidas en diversos estudios realizados por la Secretar¨ªa General T¨¦cnica del anterior Ministerio de Obras P¨²blicas, y recogidos en Las obras p¨²blicas en 1976:
-En la d¨¦cada 1966-75, la inversi¨®n del MOP pr¨¢cticamente se ha mantenido estable, a pesetas constantes, mientras que la formaci¨®n bruta de capital fijo en la construcci¨®n ha aumentado en un 28%, a pesetas constantes, en el mismo periodo.?
-?La inversi¨®n del MOP en el per¨ªodo 1967-71 se ha mantenido pr¨¢cticamente en un 44% de la inversi¨®n total en obras civiles, inici¨¢ndose a partir de 1972 un descenso importante en este porcentaje de participaci¨®n, que culmin¨® en el 29,4 % en el a?o 1974.?
-?Para haber mantenido el MOP el mismo porcentaje de crecimiento en el volumen de inversi¨®n realizada que el habido en el sector de la construcci¨®n, partiendo del a?o 1966, tendr¨ªa el departamento que haber invertido en, 1975 por valor de 107.000 millones de pesetas, es decir, un 28 % m¨¢s de lo realmente invertido en ese a?o: 84.000 millones de pesetas? (recordemos, al paso, que el total de inversiones previsto para el actual MOPU en los Presupuestos Generales del Estado enviados a las Cortes para el a?o 1978 alcanza, en pesetas actuales, a 97.000 millones de pesetas, de los que 35.000 corresponden a la Direcci¨®n General de la Vivienda).
-?La poblaci¨®n ocupada en 1976, generada por las obras del departamento de Obras P¨²blicas, es del orden de la mitad que la generada por el mismo organismo en 1966.?
-?Mientras que la poblaci¨®n ocupada en el sector de la construcci¨®n en la d¨¦cada 1966-75 ha aumentado en un 24,6 %, la poblaci¨®n an¨¢loga generada por las obras del MOP ha disminuido en el mismo per¨ªodo en un 36,5 %. ?
Por otra parte, parece obvio recordar que la evoluci¨®n refrendada por todos estos datos ha de tener, inevitablemente, su m¨¢s acusada e inmediata repercusi¨®n social en el ritmo de desarrollo de nuestro equipamiento infraestructural, ya deficitario en alto grado, no obstante el indudable esfuerzo realizado en este sentido -aunque discutible por muchas otras razones- a partir de la estabilizaci¨®n de 1959 y la salida del per¨ªodo aut¨¢rquico. Baste recordar que un estudio realizado por el SEOPANN en 1974, comparando la inversi¨®n necesaria en construcci¨®n con la realmente efectuada en el per¨ªodo 1964-74 -supuesto un limite m¨¢ximo ideal del coeficiente de participaci¨®n de la inversi¨®n en construcci¨®n en el total de la formaci¨®n bruta de capital fijo del 58%, con base en la experiencia de los pa¨ªses de la CEE y adecuado a nuestro nivel de equipamiento-, cifraba el d¨¦ficit acumulado en infraestructuras en un valor muy pr¨®ximo a los 600.000 millones de pesetas, valorado en pesetas de dicho a?o.
Asimismo, como muestra de la distribuci¨®n de ese d¨¦ficit en equipamiento -referido al cap¨ªtulo de obras civiles exclusivamente-, en el cuadro n.? 2 anejo se resumen algunos de los resultados deducidos de la encuesta sobre infraestructuras, servicios y equipamiento municipal que se llev¨® a efecto en 1971 por el servicio central de planes provinciales en las cabeceras de comarcas y n¨²cleos de expansi¨®n de todas las provincias espa?olas, sobre una muestra de 1.491 municipios, y que, a juicio de Salustiano del Campo -Cr¨ªtica de la planificaci¨®n social espa?ola. 1964-75, Editorial Castellote- ?constituyen una informaci¨®n muy completa sobre el 45 % de la poblaci¨®n espa?ola, sin incluir la residente en ¨¢reas metropolitanas, por lo cual se puede afirmar que el colectivo comprendido en la encuesta, representa la mayor parte de la poblaci¨®n ubicada en las ¨¢reas rurales y parte de las urbanas?. Lo que expresa con suficiente diafanidad que, adem¨¢s, el negativo impacto promovido por el insuficiente ritmo de inversi¨®n en obras p¨²blicas se produce de forma m¨¢s negativa precisamente en las zonas m¨¢s deprimidas del pa¨ªs, con el subsiguiente efecto sobre las posibilidades de alcanzar un desarrollo m¨¢s equilibrado.
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