Gobierno y Oposici¨®n tratan de evitar el estallido del campo
El campo andaluz no arde, aunque los obreros agr¨ªcolas est¨¢n al l¨ªmite de la desesperaci¨®n a causa del ¨ªndice de paro que soporta la poblaci¨®n rural de las ocho provincias de Andaluc¨ªa. Los casi 100.000 jornaleros que permanecen en paro, sin cobrar seguro de desempleo ya que est¨¢n fuera del r¨¦gimen general de la Seguridad Social, suponen, sin embargo, una seria amenaza para la estabilidad democr¨¢tica y, conscientes de ello, las fuerzas sindicales y pol¨ªticas con implantaci¨®n entre el campesinado se esfuerzan por controlar la situaci¨®n y evitar que los obreros agr¨ªcolas en su desesperaci¨®n, sobrepasen en sus acciones todos los l¨ªmites que se les quiera poner. Junto con el responsable comportamiento de las fuerzas de izquierda, el Gobierno, a trav¨¦s de los fondos destinados al empleo comunitario, subvenciona el orden p¨²blico en evitaci¨®n de que el ambiente explosivo que conduce el hambre que, como realidad f¨ªsica se deja sentir en algunos casos, desencadene una espiral de violencia de consecuencias imprevisibles.
Esta es, en resumen, la situaci¨®n en el campo de Andaluc¨ªa, en el que seg¨²n las cifras m¨¢s fiables -la falta de datos exactos es otra de las dificultades a la hora de evaluar el aut¨¦ntico alcance del problema del desempleo en el sector agrario- hoy se encuentra en paro un 24,75% de los 390.000 jornaleros que componen el censo de trabajadores agrarios de las ocho provincias andaluzas. De los 96.500 jornaleros que actualmente no tienen ocupaci¨®n, la provincia de Sevilla contabiliza 27.500, lo que supone un ¨ªndice de paro del 35,6% y coloca a esta provincia a la cabeza de la conflictividad que tal situaci¨®n origina. No obstante, Almer¨ªa y C¨¢diz registran a¨²n mayor ¨ªndice de paro: la primera de ellas soporta un 51,7% de desempleo (es decir, 9.000 obreros sin trabajo sobre una poblaci¨®n agr¨ªcola activa de 17.400); C¨¢diz cuenta en la actualidad con 18.000 parados entre los 37.896 jornaleros que figuran en su censo, es decir un 47,5%.A la tradicional marginaci¨®n del campo ha venido a sumarse en la actualidad la dura crisis econ¨®mica que atraviesa el pa¨ªs. ?La soluci¨®n a los problemas del campo no puede buscarse en el campo, sino en la econom¨ªa general del pa¨ªs, pues en su deterioro reside la cr¨ªtica situaci¨®n en la que se encuentra la agricultura en general y, particularmente, en Andaluc¨ªa?, seg¨²n declara a EL PA?S el diputado ucedista por Sevilla, Jaime Garcia A?overos.
El freno que la crisis econ¨®mica en Europa ha supuesto para la emigraci¨®n espa?ola, unido al creciente ¨ªndice de paro en los dem¨¢s sectores de la producci¨®n en nuestro pa¨ªs (la construcci¨®n, fundamentalmente, y la hosteler¨ªa por temporadas, absorb¨ªan buena parte de la mano de obra que el final de las campa?as dejaba desocupada) ha colocado al campo andaluz en una dif¨ªcil situaci¨®n, agravada m¨¢s a¨²n por la falta de una aut¨¦ntica pol¨ªtica agraria, cuya carencia anima el abstencionismo inversor del empresariado agr¨ªcola.
El Gobierno, antagonista
Hoy la crisis no enfrenta tanto al jornalero y peque?o propietario de tierras con el terrateniente andaluz, como con el propio Gobierno, ejecutor de una pol¨ªtica econ¨®mica b¨¢sicamente monetarista que, empe?ada en frenar la inflaci¨®n, potencia el desempleo. Hoy son tambi¨¦n los propios terratenientes -aunque menos afectados, dado que cuentan con la reserva de fondos que los buenos a?os les han permitido constituir- junto con los medianos propietarios -los peque?os propietarios, en muchos casos, padecen tales dificultades econ¨®micas que se pueden incluso solidarizar con los jornaleros quienes padecen el abandonismo pol¨ªtico en el terreno agr¨ªcola. La incertidumbre ante unos precios agrarios fijados al margen del m¨¢s m¨ªnimo cauce democr¨¢tico, la falta de planificaci¨®n de cultivos, la presi¨®n social que dificulta la mecanizaci¨®n de las tierras y, en definitiva, la ausencia de una pol¨ªtica exportadora, retienen las inversiones. Por otra parte, la insolidaridad de un sector del capital tradicionalmente reaccionario, que hist¨®ricamente ha supuesto el m¨¢s serio impedimento para abordar la reforma agraria a cuya enunciaci¨®n se recurre siempre que, como en la actualidad, la tensi¨®n social en el campo amenaza con estallar, dificulta la reconversi¨®n de unas tierras que por desinter¨¦s de sus propietarios permanecen sin explotar, mientras que la poblaci¨®n activa del campo andaluz (?amamos la tierra y no queremos salir de ella, sino poder trabajarla?) padece el m¨¢s elevado ¨ªndice de paro registrado desde la guerra civil.
En este clima, el extremismo reivindicativo de una de las fuerzas sindicales con implantaci¨®n en el campo andaluz, el Sindicato de Obreros del Campo (SOC, integrado en la CSUT), concluy¨® la pasada semana las jornadas de lucha que viene propiciando en Andalucia con el llamamiento a la ocupaci¨®n de fincas abandonadas o mal explotadas. Pese al car¨¢cter simb¨®lico de las ocupaciones -que llegaron a consumarse en Lebrija, localidad sevillana en la que unos quinientos jornaleros ocuparon durante algo m¨¢s de una hora una finca del Iryda- el alarmismo creci¨® tanto en los medios oficiales como en los sectores econ¨®micos no s¨®lo de la regi¨®n andaluza, sino de todo el pa¨ªs.
Lo que el profesor Malefakis, experto conocedor del tema agrario en nuestro pa¨ªs, calificar¨ªa de ?jornada hist¨®rica? supuso, en efecto, un escal¨®n m¨¢s en la lucha del campesinado. La jornada, pese al limitado eco de la convocatoria, fue importante y demostr¨®, como escrib¨ªamos al principio, que el campo est¨¢ controlado, que la desesperaci¨®n est¨¢ contenida, aunque nadie pueda asegurar por cu¨¢nto tiempo.
El presidente del SOC, Gonzalo S¨¢nchez, declar¨® a EL PA?S que esta fuerza sindical ?act¨²a de manera responsable, como sindicato de clase que es, y dirige a las masas sin llevarlas a enfrentamientos sangrientos que tampoco supondr¨ªan una soluci¨®n al problema. Sin embargo, las ocupaciones han permitido crear una corriente de atenci¨®n hacia el campo y ello nos indica que estamos en el buen camino, por lo que reforzaremos la lucha. Si el Gobierno no acaba con el paro, llegaremos a las ocupaciones reales de fincas y no seremos nosotros quienes impidamos a los trabajadores hacerse con la tierra que les pertenece?.
La jornada de ocupaciones, el pasado 28 de febrero, supone la m¨¢s reciente manifestaci¨®n de la proximidad en que se encuentra el campo andaluz de alcanzar el temido punto sin retorno. Y, sin duda, supuso para el Gobierno un duro toque de atenci¨®n acerca del grado de desesperaci¨®n en que se encuentran los obreros del campo.
El PSOE quiere serenar los ¨¢nimos
El principal partido de la Oposici¨®n, a trav¨¦s del secretario regional del PSOE de Andaluc¨ªa, Jos¨¦, Rodr¨ªguez de la Borbolla, coincide en calificar de l¨ªmite la situaci¨®n, aunque rechaza los m¨¦todos de lucha del SOC -?cuya vinculaci¨®n al Partido del Trabajo, actualmente fuera de donde se hace la pol¨ªtica, le fuerza a posturas extremistas?-, por lo que apoya el llamamiento unitario que hiciera unitariamente con CCOO para la huelga general del pasado d¨ªa 21. ?Como muestra de responsabilidad de las centrales mayoritarias, ante la convocatoria ultrancista del PTE, vimos la necesidad de serenar los ¨¢nimos, aunque pareciese una contradicci¨®n, aun a costa de la movilizaci¨®n popular.?
?Porque la gente de los pueblos te llamaba y te dec¨ªa: mira, que como ma?ana es la huelga general, hemos pensado tomar el Ayuntamiento; como ma?ana es la huelga, hemos pensado manifestarnos ante el cuartel de la Guardia Civil. La gente est¨¢ desesperada, aut¨¦nticamente desesperada. Si no, no se entiende de otra manera los 1.500 millones de pesetas que el Gobierno ha puesto a disposici¨®n de la provincia de Sevilla, s¨®lo para el primer cuatrimetre, para paliar los efectos del paro. Era un acojono permanente.?
?Que es que hab¨ªa huelga general en todos los pueblos -contin¨²a el dirigente socialista-. Que no es que fuera una cosa que no tuviera eco. Es que Utrera fue totalmente a la huelga, y Puebla de Cazalla, y Osuna, y Marchena. Y cerraban los comercios, y no por miedo, sino porque los comerciantes no cobran. Porque el comerciante est¨¢ fiando a la gente y la f¨ªa durante todo el a?o hasta que llega la recogida del algod¨®n y cobran lo que pueden; o llega la campa?a del olivo y cobran lo que pueden y empiezan a fiar otra vez.?
Sin embargo, el PSOE no cree que exista un control absoluto sobre la situaci¨®n. ? El SOC, o el PTE, ha controlado a su gente, y nosotros, como el PCE y las Comisiones Obreras, a la nuestra. Pero nadie puede garantizar que el campo no estallar¨¢. La situaci¨®n es l¨ªmite y lo que nadie puede establecer es en qu¨¦ momento se ha rebasado este l¨ªmite?, opina el dirigente socialista andaluz.
En cambio, para el Partido Comunista, seg¨²n el secretario provincial del PCE de Sevilla, Antonio Iglesias, ?si alguien tiene el cerillo que pueda incendiar el campo, al menos en nuestra provincia, somos nosotros. Y el campo est¨¢ en condiciones de arder, porque el hambre es una realidad. Pero nosotros sabemos a qui¨¦n beneficia incendiar el campo. A qui¨¦n interesa el deterioro de la situaci¨®n, y es al capital, a la reacci¨®n y a esos poderes f¨¢cticos presentes todav¨ªa en el pa¨ªs, si no contra la democracia, por lo menos tampoco a su favor.?
Tampoco el PCE est¨¢ de acuerdo con los m¨¦todos de lucha del SOC. ?No es precisamente el espectro del pinochetazo el que nos lleva a nosotros a tener el cerillo guardado -explica Antonio Iglesias-. Es que queremos transformar la forma cl¨¢sica de lucha en el campo, porque tambi¨¦n eso es un parcheo. Hoy se agrava la situaci¨®n en el campo, pues jornada de lucha al canto y huelga general. Ma?ana se mejora la situaci¨®n y a otra cosa... Y ese parcheo, que es una especie de Palmar de Troya, es lo que queremos evitar dando aut¨¦ntica soluci¨®n a los problemas. Y queremos transformar la mentalidad de nuestros propios afiliados en el campo, en el sentido de que no tengan que ser los bomberos de ninguna situaci¨®n desesperada, sino los que encabecen, porque tampoco vamos a renunciar a ello, la huelga y la protesta. Pero lo haremos en momentos determinados, cuando creamos que es absolutamente necesario.?
El PCE no est¨¢ por la subversi¨®n
En cuanto a la pr¨¢ctica del control que el PCE asegura tener sobre la situaci¨®n, Antonio Iglesias asegura que ?el partido no observa las cosas desde un despacho. Nuestros militantes, unos cien mil en la provincia de Sevilla, no son la masa, sino los dirigentes de ¨¦sta. Por, ejemplo, hay miembros del comit¨¦ provincial que son dirigentes natos de los trabajadores, como son Carmelo Acu?a, o Guerra, o Pepe Guti¨¦rrez, que son a su vez dirigentes de CCOO. Ellos tienen detr¨¢s a miles de trabajadores, como se pudo ver en la huelga del d¨ªa 21?.
Tampoco el PCE acepta la actuaci¨®n del SOC -el presidente de este sindicato anuncia a EL PA?S que muy pronto reiniciar¨¢n la actividad de lucha, fundamentalmente para conseguir que el empleo comunitario con que el Gobierno trata de palir los efectos del paro, alcance a todos los jornaleros- y persigue la acci¨®n constante de planes reivindicativos que vayan dando soluci¨®n al problema y no salidas moment¨¢neas.
?Hemos de salir del terreno de la agitaci¨®n cl¨¢sica -explica Antonio Iglesias- y entrar ya en el terreno de las soluciones mediante la transformaci¨®n de las estructuras. Ello no desdice que en momentos clave o fundamentales en los que desde el punto de vista pol¨ªtico sea consecuente y desde el punto de vista sicol¨®gico, oportuno, vayarnos a las acciones generalizadas en el campo. Pero no estamos por la subversi¨®n.?
?Las situaciones de desesperaci¨®n como la que vivimos ahora son muy propicias a la violencia y a formas anarquizantes de lucha que no buscan soluciones, sino salidas. En el campo andaluz hay muchos sitios con desesperaci¨®n y una de las razones, desde nuestro punto de vista, es el insistir en los m¨¦todos tradicionales de los ¨²ltimos veinte a?os: concentraci¨®n delante del ayuntamiento, encierro, manifestaci¨®n y si era necesario, enfrentamiento con la Guardia Civil, hasta conseguir que una comisi¨®n se entrevistara con el alcalde para pedirle fondos comunitarios. A los tres d¨ªas llegaba el dinero y se pon¨ªa otro parche a la situaci¨®n. Esos m¨¦todos, posiblemente los ¨²nicos en la anterior situaci¨®n, en la actualidad son peligrosos en cuanto que conducen a la desesperaci¨®n, pues si la gente ve que s¨ª se moviliza y lucha consigue el mill¨®n o las quinientas mil pesetas para el paro, tiene trabajo para cuatro d¨ªas y a los cuatro d¨ªas tiene que volver a insistir. Cuando lo han hecho durante dos o tres semanas consecutivas, llega un momento que la gente estalla y aqu¨ª es cuando se corre el riesgo evidente de que los jornaleros sobrepasen en su acci¨®n todos los l¨ªmites que se les quiera poner. Y el riesgo no es s¨®lo para los sindicatos que habr¨ªan fracasado en su papel de representantes de los obreros, sino para la misma democracia.?
Esta argumentaci¨®n justifica la pr¨¢ctica de lucha seguida por el PCE, utilizando los resortes parlamentarios, ?pero buscando tambi¨¦n en los pueblos el apoyo y el consenso de toda la poblaci¨®n. Una de las iniciativas m¨¢s interesantes en este sentido, ya generalizada, es la participaci¨®n de sectores ampl¨ªsimos de gentes del pueblo que ya no s¨®lo son los jornaleros, sino los comerciantes, los maestros, la gente de los ambulatorios, los cuales participan en la soluci¨®n del problema del paro consc¨ªentes de que tambi¨¦n les afecta a ellos?.
UCD no cree que la situaci¨®n sea l¨ªmite
La situaci¨®n del campo andaluz, sin embargo, es menos dram¨¢tica desde la visi¨®n ucedista del gobernador civil de Sevilla, Luis Fern¨¢ndez Madrid, quien pasa por ser el gobernador m¨¢s liberal de la regi¨®n y, por supuesto, el m¨¢s dem¨®crata de los representantes gubernamentales que ocuparon con anterioridad a ¨¦l el Gobierno Civil de la provincia. ?Yo creo honradamente que hambre no hay. He le¨ªdo en alg¨²n peri¨®dico que hay obreros por los caminos cogiendo hierba para comer -comenta- y eso es rigurosamente inexacto. De hambre no se puede hablar. Lo que s¨ª hay es angustia, incertidumbre, estrechez, pero hambre, no. Estamos en una situaci¨®n gravisima pero no l¨ªmite.?
Tampoco la tensi¨®n social que la grave situaci¨®n de estrechez mantiene de manera constante entre el campesinado parece tener excesiva importancia para el se?or Fern¨¢ndez Madrid: ?El desorden p¨²blico es una consecuencia te¨®rica, potencial. No actuamos porque tengamos miedo a que haya incidentes. Si hubiera incidentes, tendr¨ªamos que reprimir. La prueba est¨¢ en que se puede contar con los dedos de las manos las veces que han intervenido las fuerzas de orden p¨²blico. Yo llevo aqu¨ª siete meses y habr¨¢n salido unas siete u ocho veces y casi nunca han intervenido. No se ha disparado un tiro. Hemos tirado una vez, creo que ha sido una vez, en Lebrija, donde se cort¨® la carretera general, unos botes de humo. Y otra vez en Utrera. El otro d¨ªa fue la Polic¨ªa Armada a caballo a Lebrija, pero no hubo enfrentamientos?.
No obstante, el gobernador de Sevilla reconoce que se hace urgente una soluci¨®n acertada al paro: ?A m¨ª me horroriza pensarlo, pero a veces lo pienso y a veces lo digo en voz alta, tal y como est¨¢n las cosas y pese a que parezca un sarcasmo, es tanto el dinero que se invierte aqu¨ª, que yo estoy convencido de que hoy el paro, si no se reconduce a una soluci¨®n acertada, hoy por hoy, salvando lo que tiene de angustia y de dramatismo, es casi una riqueza. Es decir, que el paro es casi un negocio. Se est¨¢ financiando el paro cuando lo que ten¨ªamos que financiar es el empleo?.
Ma?ana quedar¨¢ completo el informe sobre la situaci¨®n en el campo de Andaluc¨ªa con el abanico de soluciones que ofrece cada una de las fuerzas con implantaci¨®n entre el campesinado y la presencia en el sector de los sindicatos obreros.
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