Los ?bajos fondos? de la plaza de Col¨®n
S¨¦ que Madrid es una ciudad mastod¨®ntica, donde los problemas urban¨ªsticos son inacabables y sus soluciones aparecen muy complejas. Cada madrile?o podr¨ªa contar sus concretas molestias ciudadanas, producto de una mala pol¨ªtica municipal proveniente de unos ayuntamientos dictatoriales, que no tienen perspectiva inmediata de cambiarse. Las Cartas al Director pod¨ªan llenar innumerables hojas de peri¨®dicos sobre este tema.Ya tenemos nuevo alcalde en Madrid, resultado de una elecci¨®n arbitraria y antidemocr¨¢tica del Poder. ?El caos urban¨ªstico continuar¨¢? Esperemos que ese ansiado Ayuntamiento democr¨¢tico (?cu¨¢ndo lo veremos?) empiece la operaci¨®n quir¨²rgica con resultados felices.
En la plaza de Col¨®n (ahora, del Descubrimiento) se han concentrado en pocos a?os las atrocidades urban¨ªsticas que cualquier mediano observador puede contemplar en abundantes sitios del casco madrile?o. Se han echado abajo monumentos hist¨®ricos y se han levantado monstruosas torres y muros de lamentaciones, a costa del bolsillo de los madrile?os.
El Ayuntamiento ha hecho una plaza y un subterr¨¢neo con salones de conferencias y aparcamientos, pisados por contados madrile?os. Pero no se acuerda en absoluto de ¨¦se paso subterr¨¢neo de peatones tan frecuentado a todas horas por tantos trabajadores y estudiantes, que usan el Metro como transporte, y que lo cruzan para ir a sus respectivos trabajos. Estos ciudadanos de, tercera se encuentran con una pavimentaci¨®n medio levantada, con unas lagunas que tienen que saltar, consecuencias de las goteras continuas de agua filtrada desde la calle, con una p¨¦sima iluminaci¨®n, y con malos olores, se?al de la poca limpeza que el Ayuntamiento hace por estos lugares tan transitados, que incluso en ocasiones sirven de dormitorio y comedor a personas en la m¨¢s extrema penuria. De seguro que el alcalde y los concejales no han pasado nunca por aqu¨ª.
Desde Alberto de Alcocer y Ribacoba (1939) a Jos¨¦ Luis Alvarez Alvarez (1978), el Ayuntamiento ha vivido y vive sin control a costa de los sufridos ciudadanos, sobre todo de los m¨¢s necesitados emn¨®micamente.
El franquismo y el postfranquismo han realizado una nula o desastrosa gesti¨®n municipal. Esas futuras elecciones municipales pueden dar giro de 180 grados a la pol¨ªtica del Ayuntamiento. En manos de los electores madrile?os est¨¢, en definitiva, esa buena pol¨ªtica municipal tan deseada.
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