Londres y Dubl¨ªn, cada vez m¨¢s distantes
El foso entre Gran Breta?a e Irlanda, a prop¨®sito del Ulster, se agranda peligrosamente, tras el rechazo airado por el Gobierno de Dubl¨ªn de nuevas alegaciones brit¨¢nicas sobre el papel que la frontera entre las dos Irlandas juega en las actividades del IRA. Las acusaciones del Gobierno de Londres coinciden con renovadas presiones en el Parlamento, para que se reintroduzcan draconianas medidas de seguridad en el Ulster y con las primeras dos muertes de cat¨®licos en lo que va de a?o a manos de paramilitares protestantes.
Por su parte, el primer ministro de Irlanda ha vuelto a insistir, en una entrevista televisada, en que no habr¨¢ paz en el Ulster hasta que Gran Breta?a se retire del territorio. Lynch, que conden¨® expl¨ªcitamente las actividades de los ?provisionales? cat¨®licos, dijo, sin embargo, que su Gobierno y el IRA persiguen el mismo objetivo, aunque por caminos diferentes. Dubl¨ªn ha calificado de pol¨ªticamente irresponsables las recientes declaraciones del ministro brit¨¢nico para Irlanda del Norte, Roy Mason, quien dijo en el Parlamento que el IRA hallaba ?refugio y descanso? en la Rep¨²blica de Irlanda y que la polic¨ªa del Eire no colaboraba lo suficiente con la del Ulster, como est¨¢ acordado, en la detecci¨®n del tr¨¢fico de armas con destino a los activistas cat¨®licos. Ayer se publicaron las primeras fotograf¨ªas de militares del IRA entren¨¢ndose con la potente ametralladora norteamericana M-60.
Intervenci¨®n ministerial
El ministro de Asuntos Exteriores de Dubl¨ªn ha terciado en esta guerra diplom¨¢tica, afirmando que las invectivas brit¨¢nicas, basadas en presuntos datos del espionaje militar, favorecer¨¢n una contraofensiva de terror en Irlanda del Norte a cargo de paramilitares protestantes. Ya se han producido dos muertes de cat¨®licos a manos de lealistas, que elevan a diecinueve el n¨²mero de asesinatos, en menos de dos meses y medio, y devuelven al Ulster al estado de guerra civil larvada caracter¨ªstico de los ¨²ltimos a?os.El Gobierno laborista se ve, a su vez, presionado en el Parlamento brit¨¢nico para que reintroduzca medidas dr¨¢sticas de seguridad en el territorio. Especialmente algunos sectores militares y policiales buscar¨ªan el retorno del internamiento o la detenci¨®n, sin proceso previo, de los ?sospechosos de actividades terroristas?, medida a la que el Gabinete se ha resistido hasta ahora, pero que ya no puede descartarse. El Gobierno entiende que ello destruir¨ªa sin remedio las bases sobre las que se asienta la actual pol¨ªtica de seguridad en el Ulster, y cuyos resultados a lo largo de 1977 son considerados satisfactorios oficialmente.
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