Hoy se entrevistan en Par¨ªs Oreja y Owen

La diplomacia brit¨¢nica habr¨ªa asumido como irreversible el hecho de que el contencioso gibraltare?o ha entrado en una nueva v¨ªa cuyo final previsible es un acuerdo con Espa?a en muy pocos a?os. Un elemento nuevo, la probable incorporaci¨®n de nuestro pa¨ªs a la Organizaci¨®n del Tratado del Atl¨¢ntico Norte (OTAN), ser¨ªa determinante en la aceleraci¨®n de unas negociaciones que ma?ana consumir¨¢n un nuevo turno cuando -los ministros de Asuntos Exteriores de Espa?a y Gran Breta?a se encuentren en Par¨ªs.Esta reuni¨®n, a la que asisten el ministro principal de Gibraltar, Joshua Hassan, y el jefe de la oposici¨®n, Xiberras, ser¨¢ precedida hoy por otra de los expertos que forman parte de la delegaci¨®n espa?ola.

De los puntos de vista anteriores participan periodistas londinenses que siguen de cerca la cuesti¨®n gibraltare?a, y para los cuales la reciente proclama proatlantista del ministro espa?ol Marcelino Oreja ante el Senado tiene, entre otras, la inequ¨ªvoca intenci¨®n de sacar el tema del Pe?¨®n del ¨¢mbito exclusivo de la negociaci¨®n y colocarlo en la arena de los intereses globales de la OTAN o, lo que es lo mismo, de Estados Unidos, su potencia rectora.

Para los c¨ªrculos consultados por este peri¨®dico hay una contradicci¨®n irresoluble entre la eventual candidatura de Espa?a al pacto militar atl¨¢ntico y la permanencia en nuestro suelo de un enclave bajo dominio de otro Estado miembro. El discurso de Oreja, resaltado en los peri¨®dicos ingleses, apuntar¨ªa a una implicaci¨®n de Estados Unidos, expl¨ªcitamente interesados en la plena incorporaci¨®n de Espa?a a su aparato defensivo europeo.

Aun si los puntos de vista del Foreign Office se corresponden con este marco, nadie aqu¨ª espera resultados sustanciales de la reuni¨®n de Par¨ªs. La impresi¨®n general es que Gran Breta?a tiene ahora la pelota en su terreno y cabe esperar alguna nueva iniciativa del se?or Owen que se haga eco del gesto espa?ol del haberse olvidado, hace ya dos meses y medio, de interrumpir las comunicaciones telef¨®nicas con la Roca, puesto que se da por seguro que no habr¨¢ concesiones de Madrid sin contrapartida brit¨¢nica.