"En Espa?a hay buenos agricultores pero malos empresarios"
EL PAIS: ?Con qu¨¦ problemas se enfrenta el sector agrario espa?ol?Gonzalo Fern¨¢ndez de C¨®rdova: Los problemas que aquejan al campo son muy numerosos. Considero que el desequilibrio de nuestra balanza comercial agraria es uno de ellos, ya que es incongruente que Espa?a, pa¨ªs eminentemente agrario, gaste una ingente cantidad de divisas en importar productos agr¨ªcolas, cuando la sustituci¨®n de ¨¦stos s¨®lo requiere una pol¨ªtica coherente con el sector. La baja calidad de vida y la gran diferencia del poder adquisitivo del medio rural con respecto al resto de los sectores son tambi¨¦n problemas acuciantes que requieren soluciones urgentes y de justicia. Es absolutamente inaceptable que el sector agrario, que ha prestado mano de obra barata al desarrollo espa?ol y ha participado muy activamente en ¨¦l, se vea totalmente abandonado y se le trate como a un ciudadano de segunda categor¨ªa.
EL PAIS: ?Qu¨¦ soluciones y reformas requieren los actuales problemas del sector agrario?
G. F. C.: Los problemas del sector agrario y del medio rural necesitan un nuevo enfoque de la pol¨ªtica socioecon¨®mica espa?ola, y no una pol¨ªtica de parcheo como la que se ha venido haciendo hasta ahora. Sin embargo, las medidas que se pueden adoptar son de dos tipos; estructurales y coyunturales. Las primeras deben contemplar la forma de explotaci¨®n de la tierra, la tenencia de ¨¦sta y la canalizaci¨®n de la emigraci¨®n rural. Una ley de ArrendamieIntos R¨²sticos que potencie la explotaci¨®n de la tierra por quien tenga solvencia vocacional, t¨¦cnica y econ¨®mica, y que no signifiqu¨¦ un claro peligro para la propiedad, se hace absolutamente necesaria, aunque a m¨ª me trae sin cuidado la tenencia de la tierra, ya que lo importante es el rendimiento que de ella pueda sacarse. Detener la emigraci¨®n agraria y convertirla en trasvase rural mediante la debida creaci¨®n de industria en las zonas agr¨ªcolas m¨¢s deprimidas se presenta como algo absolutamente inaplazable. Considero inaceptable que el agricultor tenga que emigrar en la mayor¨ªa de los casos para ofrecer una educaci¨®n a sus hijos, que no encuentran en el medio rural.
Por lo que respecta a las reformas coyunturales, ¨¦stas deben venir mayori tariam ente v¨ªa precios y subvenciones, ya que son los ¨²nicos alicientes capaces de motivar a corto plazo la resoluci¨®n de numerosos problemas y relacionados todos ellos con la producci¨®n. Estas v¨ªas son las ¨²nicas capaces de reducir considerablemente el grave d¨¦ficit exterior agrario que sufre .Espa?a en la actualidad, y cuya soluci¨®n no se ha abordado nunca por razones desconocidas.
EL PAIS: El paro agrario, especialmente en Andaluc¨ªa, resulta realmente alarmante. ?C¨®mo juzga este fen¨®meno?G. F. C.: En primer lugar, rechazo la culpabilidad del sector agrario en la existencia de este paro. Posiblemente Andaluc¨ªa es parcialmente culpable del desempleo existente al no haber existido empresarios que hayan sido capaces de crear la industria necesaria para absorber la mano de obra sobrante; sin embargo, los sucesivos Gobiernos tienen una buena parte de culpabilidad al no haber potenciado el cambio de estructuras y no crear los suficientes mecanismos para favorecer la implantaci¨®n de esta industria. Es b¨¢sico industrializar el campo, y no s¨®lo con industrias de transformaci¨®n de productos agrarios, sino tambi¨¦n con cualquier tipo de industrias. Hablar de culpabilidad de la agricultura en el paro, especialmente en Andaluc¨ªa, lo considero excesivo, m¨¢xime teniendo en cuenta que no existe en esta regi¨®n un aut¨¦ntico censo de paro agrario y, por tanto, se desconoce qu¨¦ ¨ªndice de desempleo proviene del campo y cu¨¢l corresponde al retorno de emigrantes que han estado trabajando en la industria y los servicios.
Plantear la posibilidad de que el campo acapare una buena parte de la mano de obra actualmente en paro es un grave error, ya que la agricultura, con su escasa rentabilidad, no puede permitirse el lujo de absorber el paro que no es suyo. Todas las medidas coyunturales que se tomen en este sentido deber¨¢n tener un car¨¢cter de provisionalidad absoluta, ya que resulta antisocial el obligar a tomar un mayor n¨²mero de trabajadores del que es necesario, porque, de esa forma, ¨¦ste nunca tendr¨¢ acceso a una retribuci¨®n digna.
EL PAIS: Desde un punto de vista empresarial, ?qu¨¦ aportaciones puede ofrecer el empresario agr¨ªcola al sector agrario?
G.F. C.: Como empresario agr¨ªcola veo dos problemas b¨¢sicos en el sector: la existencia de un excesivo n¨²mero de minifundios, que hacen dif¨ªcil lograr una rentabilidad al campo, y el escaso aliciente. que el agricultor se le deba regalar nada, lo que hay que a?adir las dificultades financieras motivadas por los altos tipos de inter¨¦s y los cortos plazos con que conceden sus cr¨¦ditos tanto la banca oficial como la privada. Esto no significa que al agricultor sele deba regalar nada, sino, simplemente, darle mayores facilidades financieras por la propia caracter¨ªstica de su trabajo. Soy contrario a la pol¨ªtica de subvenciones a fondo perdido porque esto incita a llevar una pol¨ªtica antiecon¨®mica.
Por lo que respecta al enfoque empresarial del sector agrario, opino que en Espa?a existen muy buenos agricultores, pero malos empresarios agr¨ªcolas, producto de la escasa visi¨®n de los hombres que componen nuestro sector agrario y de la falta de infraestructura de la tierra. Debido al elevado n¨²mero de minifundios, se hace del todo punto necesario fomentar el cooperativismo productivo, aunque soy consciente de la dificultad que esto encierra, dado que el ¨¦xito de una cooperativa depende siempre de un hombre, de un l¨ªder.
EL PAIS: Como cualquier otro agricultor, usted sentir¨¢ especial preocupaci¨®n por la pol¨ªtica de precios. ?C¨®mo ve este tema?C. F. G.: La preocupaci¨®n que pueda sentir el agricultor por la pol¨ªtica de precios est¨¢ absolutamente fundamentada. Ahora que nuestro pa¨ªs puede entrar en la CEE a mayor o menor plazo, s¨®lo hay que comparar los precios comunitarios con los espa?oles para ver el desfase existente entre ambas agriculturas. Es en este aspecto donde se ve realmente el peso espec¨ªfico del sector agrario comunitario dentro de los ¨®rganos de gobierno, y cu¨¢l es nuestra incidencia en las decisiones gubernamentales espa?olas.
Como bot¨®n de muestra basta reproducir los precios de unos cuantos productos.
Me gustar¨ªa insistir en que ahora podr¨ªan hacerse grandes cosas con el sector agrario espa?ol de cara a nuestro ingreso en la CEE. Nuestra meta es la Comunidad, y si queremos abordar con ¨¦xito esta empresa debemos dedicarnos decididamente a reformar el sector.
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