En busca de caminos nuevos
Gonzalo Su¨¢rez es uno de los realizadores espa?oles de personalidad m¨¢s acusada, y lo es parad¨®jicamente por la amplia gama de estilos que en sus filmes desarrolla. Discutido y las m¨¢s de las veces aceptado a medias cuando no a rega?adientes es, sin embargo, de los pocos que arriesgan algo en nuestro raqu¨ªtico mundo cinematogr¨¢fico.Del drama a la novela tradicional, de Valle Incl¨¢n a sus Filmes de fantas¨ªa, Gonzalo Su¨¢rez ha luchado y lucha todav¨ªa por no encasillarse, por ensayar nuevos caminos, dentro de ese dificil apartado que ha dado en llamarse cine de autor. Lo normal viene siendo cuando el autor acierta, repetirse con habilidad hasta agotar la veta de un ¨¦xito primero. El p¨²blico no pide otra cosa y, por supuesto, los exhibidores reciben con agrado nuevas variantes que eliminen todo riesgo. Tal ha sido y es todav¨ªa el panorama de la creaci¨®n en el cine espa?ol, un cine no muy sobrado ciertamente de imaginaci¨®n, encerrado en los estrechos l¨ªmites de un mimetismo interior o externo.
Reina zanahoria
Gui¨®n y direcci¨®n de Gonzalo Su¨¢rez.Fotograf¨ªa: Carlos Su¨¢rez. M¨²sica: Luis de Pablo. Int¨¦rpretes: Marilina Ross, Jos¨¦ Sacrist¨¢n, Fernando Fern¨¢n G¨®mez, Diana Polakov. Humor. Espa?a, 1978 Local de estreno: Luchana.
Tras su ¨²ltimo y excelente Parranda mal acogido por el p¨²blico, y sin embargo, una de las obras mejores y mayores de la pasada temporada, lo normal hubiera sido volver a temas parecidos con una visi¨®n m¨¢s a ras de tierra o, por decirlo de otro modo, con mayores servidumbres comerciales. Por el contrario, el realizador ha escogido el polo o puesto del humor, pero un humor tampoco demasiado f¨¢cil.
El humor espa?ol tradicional, negro o menos negro, el de las comedias de sexo y enredo habituales, ha sido suplantado aqu¨ª en gran parte por el cine de gags, que si bien a menudo resulta un poco intelectual, fiado a la palabra en ocasiones, a la larga consigue imponerse con eficacia. A trav¨¦s de una par¨¢bola simple y elemental, el realizador ha acumulado di¨¢logos, secuelas, situaciones convertidas a veces en otros tantos homenajes que nos llevan desde los ¨¦xitos del cine mudo a las puertas del m¨¢s elemental surrealismo. Historia a un tiempo divertida y delirante, mezcla de humor y s¨¢tira, sobre todo en su sengunda parte, se apoya muy eficazmente en el trabajo dif¨ªcil e impecable de Marilina Ross y Fernando Fern¨¢n G¨®mez, que le dan su sentido exacto de farsa. A Jos¨¦ Sacrist¨¢n, en cambio, le ha tocado el papel m¨¢s sencillo en teor¨ªa, pero el m¨¢s desdibujado quiz¨¢ por m¨¢s real. En contraste con sus compa?eros, su personalidad aparece como perdida en la ficci¨®n en torno, en el friso de personajes secundarios que componen un relato espectacular y disparatado, no exento a veces de reiteraciones.
As¨ª, a medias entre el s¨ªmbolo y la alusi¨®n concreta a realidades muy de hoy, Gonzalo Su¨¢rez nos trae una nueva muestra de su ingenio, que si en ¨¦ste, su ¨²ltimo filme, no aparece tan convincente como en sus inmediatos empe?os anteriores, s¨ª viene a confirmarle en cambio como uno de los pocos realizadores espa?oles que a lo largo de una ya amplia obra, intentan cada d¨ªa sacarlo de sus manidos cauces habituales.
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