Las Brigadas Rojas contin¨²an sus atentados contra la Democracia Cristiana italiana
El terrorismo de las Brigadas Rojas prosigue su tr¨¢gica escalada. El viernes por la tarde un comando dispar¨® catorce tiros contra el ex alcalde de Tur¨ªn y actual consejero regional democristiano Giovanni Picco. Como de costumbre, con una llamada telef¨®nica a la agencia de prensa Ansa, las Brigadas Rojas reivindicaron la paternidad del atentado.
El arquitecto Giovanni Picco, de 46 a?os, que ense?a en la Facultad de Ingenier¨ªa del Polit¨¦cnico de Tur¨ªn, result¨® alcanzado en las piernas por cuatro disparos y su estado no es grave. En catorce meses es la decimooctava v¨ªctima de las Brigadas en Tur¨ªn. Cuatro de ellas, el polic¨ªa Ciotta, el abogado Croce, el periodista Casalegno y el carabinero Berardi, murieron. En todo el pa¨ªs, en lo que va de a?o, las Brigadas Rojas han cometido siete delitos, con un balance de siete muertos y cinco heridos.Esta es la escalada del terrorismo y, en su alucinante justificaci¨®n te¨®rica, est¨¢n centrando ¨²ltimamente sus golpes contra la Democracia Cristiana. Hasta ahora son veintis¨¦is sus dirigentes heridos. Comenzaron disparando contra un jefe de secci¨®n de la Fiat-Mirafiori y un dirigente de la Compa?¨ªa Telef¨®nica. Procesaron pol¨ªticamente al director democristiano de un instituto de formaci¨®n superior, asesinaron a un alto funcionario del Ministerio de Justicia y a un polic¨ªa del antiterrorismo, hasta llegar el 16 de marzo pasado al secuestro de Aldo Moro, considerado como el ?coraz¨®n del Estado?.
No habr¨¢ vacaciones
En este momento, la estrategia terrorista gira en tomo al proceso en apelaci¨®n que se est¨¢ celebrando en Tur¨ªn contra su ide¨®logo Renato Curcio y catorce compa?eros. Curcio ha dicho a su abogado defensor: ?En las Brigadas Rojas no existe lucha alguna entre dos corrientes, ni fractura entre los que estamos en la c¨¢rcel y los que est¨¢n fuera.?
A esta escalada de desaf¨ªo y provocaci¨®n, el pa¨ªs ha reaccionado con una unidad de la conciencia nacional que la situaci¨®n de emergencia, denunciada por los pol¨ªticos, no hab¨ªa logrado provocar. Los problemas de econom¨ªa, finanzas, orden p¨²blico, han pasado a segundo plano. ? La suerte de Moro -ha escrito el l¨ªder republicano Ugo la Malfa- decide del modo mismo de operar del Estado y esta conciencia explica la fase de suspensi¨®n, angustia y espera?. Las medidas contra el terrorismo, decretadas el martes pasado por el Gobierno, ser¨¢n votadas en el Parlamento por liberales y demonacionales que hab¨ªan prometido abstenerse, o votar seg¨²n los casos.
El Parlamento y los partidos pol¨ªticos no se tomar¨¢n las vacaciones de Pascua, mientras sobre el secuestro de Moro sigue pesando el silencio, la tensi¨®n y una angustiosa espera. LKA Democracia Cristiana ha aprovechado la ocasi¨®n para reforzar la unidad del partido y el mi¨¦rcoles que viene reunir¨¢ en Roma a todos sus secretarios, regionales para hacer un balance de la situaci¨®n.
Un aluvi¨®n de falsos rumores
Entretanto, las autoridades italianas siguen buscando, sin ¨¦xito manifiesto alguno, a los terroristas de las Brigadas Rojas. El tel¨¦fono de urgencia 113, recibe diariamente 1.200 llamadas y doscientas el Ministerio del Interior. Hasta ahora son 34 las personas sobre las que recaen sospechas. Se filtran declaraciones o testimonios dif¨ªcilmente controlables. La polic¨ªa ha inspeccionado rigurosamente todo el movimiento de alquileres de pisos en el barrio de Moro, antes del secuestro. Se hacen suposiciones sobre las modalidades del secuestro de Moro, si fue o no narcotizado, si particip¨® Bo Burlingham, un alem¨¢n de la Banda Baader-Meinhof, que habr¨ªa participado en el Jap¨®n en otras empresas terroristas.
Los cuatro uniformes de aviador que la polic¨ªa encontr¨® anteayer en un cubo de la basura, eran de un piloto que los hab¨ªa destinado al tinte. Se vive, pues, en un columpio de falsos indicios, hip¨®tesis, rumores incontrolables, mientras que pol¨ªticamente el secuestro de Moro ha dado el primer resultado positivo de movilizar la conciencia y responsabilidad de iodos, discutiendo m¨¢s a fondo los problemas del pa¨ªs.
El Partido Comunista ha reunido a todos sus secretarios regionales. Predomina la impresi¨®n de que el caso Moro est¨¢ s¨®lo en sus comienzos. Obligar al partido a cambiar su pol¨ªtica es uno .de los objetivos del terrorismo de izquierda. El encargado de relaciones internacionales de la Democracia Cristiana, Luigi Graneli, ha dicho en una entrevista que, una vez que Moro retorne, ser¨ªa errado pedir un cambio de las alianzas pol¨ªticas actuales y de la actual f¨®rmula del Gobierno, con la que es posible continuar hasta las elecciones del presidente. Los sindicatos han aceptado las medidas urgentes antiterrorismo, a condici¨®n de que sean temporales y no quieren ?vigilantes? en las f¨¢bricas, ?porque el sindicato no tiene que sustituir al Estado?.
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