Primero, salvar el campo

A medida que se aproxima la fecha de celebraci¨®n de las elecciones generales para cubrir los puestos de representaci¨®n de las C¨¢maras Agrarias, el panorama del sindicalismo agrario espa?ol tiende a oscurecerse, confundiendo no s¨®lo a quienes siguen su evoluci¨®n desde puestos de observaci¨®n atenta, sino incluso a los propios agricultores. La falta de imaginaci¨®n mostrada por el Gobierno, los partidos pol¨ªticos e incluso las centrales sindicales es tan notoria que su desatenci¨®n hacia los temas del ¨¢mbito rural s¨®lo se trunca cuando la convocatoria de elecciones municipales acecha, reanud¨¢ndose el olvido en cuanto los comicios vuelven a retrasarse.A nadie debe extra?ar, por tanto, que los hombres del agro espa?ol se sientan permanentemente enga?ados, utilizados, y por tanto, confundidos, hasta el punto de que, si nada lo remedia, es f¨¢cil predecir un acentuado abstencionismo en las pr¨®ximas elecciones. Y eso que las C¨¢maras, rescatadas de un sindicalismo feudalista, caciquil y trasnochado, constituyen la ¨²nica alternativa de organizaci¨®n reivindicativa en estos momentos a la espera de que algo o alguien decida aplicar sus meninges a buscar nuevas f¨®rmulas.

Por si todo ello fuera poco, la situaci¨®n del medio rural espa?ol es tan lamentable que uno tiene la permanente impresi¨®n de retroceder d¨¦cadas enteras en cuanto traspone los escasos kil¨®metros que, en la mayor¨ªa de los casos, separan el n¨²cleo rural del urbano. La falta de infraestructura, el envejecimiento progresivo de la poblaci¨®n y la falta de perspectivas de todo tipo, son fen¨®menos reales estrechamente implicados entre s¨ª y todos ellos propiciados por la filosof¨ªa de un desarrollismo tecnocr¨¢tico que nadie se ha molestado en finiquitar. El paro se manifiesta, adem¨¢s, con perfiles mucho m¨¢s acentuados y dram¨¢ticos en este ¨¢mbito, por cuanto las posibilidades de subsistencia son problem¨¢ticas y es usual que se genere eso tan tr¨¢gico denominado hambre.

Frente a este contexto, las fuerzas con alguna implantaci¨®n en el campo adoptan estos d¨ªas posiciones que van desde la aceptaci¨®n manifiesta del desafortunado decreto regulador de las pr¨®ximas elecciones hasta posturas ambiguas que hablan de rechazo y boicot, como es el caso de la Coordinadora -acaso la primera fuerza en estos momentos- que ayer decidi¨® no presentarse a las elecciones, tras varias semanas de amenazas. La decisi¨®n podr¨ªa ser incluso loable si no fuera porque su alternativa no es expuesta con claridad y porque en su declaraci¨®n de boicot se dice que la decisi¨®n es vinculante para sus organizaciones, pero menos. Desde fuera no se entiende y temo que desde dentro todav¨ªa menos.

Resulta lamentable que, adem¨¢s del Gobierno, los partidos y las centrales sindicales, hasta los propios sindicatos agrarios, olviden salvar el campo.