La Iglesia, pieza clave en el adoctrinamiento social del r¨¦gimen moderado
El IX Coloquio del Seminario de Estudios sobre los siglos XIX y XX, del Centro de Investigaciones Hisp¨¢nicas, radicado en la Universidad de Pau, ha estado este a?o dedicado al tema Constituci¨®n legal y Constituci¨®n real en el Estado espa?ol de los siglos XIX y XX. Alrededor de setenta profesores y unos cuarenta estudiantes de diez universidades espa?olas y de otras tantas francesas se reunieron los pasados d¨ªas 31 de marzo, 1 y 2 de abril, en la facultad de Letras de Pau, para intercambiar ideas, m¨¦todos de investigaci¨®n y reflexiones en torno al conflicto entre Constituci¨®n legal y Constituci¨®n real, ?el problema, en definitiva -en palabras del profesor Artola-, de la representatividad del r¨¦gimen predominante?.
ENVIADO ESPECIALUn r¨¦gimen que, seg¨²n el mismo profesor Artola, de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, ?se caracteriz¨® por su estabilidad, apenas interrumpida por breves, aunque importantes, experiencias revolucionarias?.Al hilo de su ?reflexi¨®n, que no ponencia?, sobre El sistema de poder en la Espa?a contempor¨¢nea, Miguel Artola insisti¨® en la idea de esta estabilidad de la Constituci¨®n legal que, de hecho, se produce a lo largo de los ochenta a?os que van del triunfo moderado a Primo de Rivera, per¨ªodo en el que no llega al 10 % el tiempo de gobierno progresista. Desde la consideraci¨®n de los dos elementos que componen todo r¨¦gimen (?Un sistema pol¨ªtico que es el conjunto de actores y normas que permiten llegar a soluciones transaccionales en los conflictos y un sistema de poder que se ocupa de imponer a la sociedad las decisiones pol¨ªticas.?), Artola analiz¨® el funcionamiento del r¨¦gimen moderado poniendo especial ¨¦nfasis en los dos procedimientos que el sistema de poder pone en juego para obtener sus fines. De una parte, el sistema de poder realiza esta funci¨®n buscando convertir las decisiones pol¨ªticas en valores sociales que los individuos interiorizan a trav¨¦s del adoctrinamiento. Por otra, y dado que el poder no tiene nunca la certeza de la eficacia de su acci¨®n socializadora, recurre a la compulsi¨®n estableciendo un sistema de sanciones que aseguren el cumplimiento de las leyes.
El t¨¦rmino ?socializaci¨®n? que Artola utiliz¨® para definir la labor de adoctrinamiento ser¨ªa cuestionado por varios de los participantes en el coloquio, entre ellos el profesor Tu?¨®n, quien, en defensa de la utilizaci¨®n de una terminolog¨ªa un¨ªvoca para que la Historia no pierda rigor cient¨ªfico, prefiere que el t¨¦rmino socializaci¨®n siga constre?ido a su aceptaci¨®n tradicional.
En cualquier caso, y haciendo abstracci¨®n del t¨¦rmino que se utilice para definir una situaci¨®n en la que una minor¨ªa consigue mantenerse en el poder durante tanto tiempo, porque tiene una capacidad de persuasi¨®n, de convencimiento, Artola concluye que, efectivamente, la larga duraci¨®n del r¨¦gimen moderado fue el fruto del excelente funcionamiento de su sistema de ?socializaci¨®n?, sistema que, pese a todas sus tintas negras, fue considerado bastante satisfactorio para una gran parte del sistema social. El control estatal de la ense?anza (ley Moyano) y de la justicia, cuya independencia es puramente te¨®rica en cuanto que los funcionarios son nombrados por el Gobierno; la colaboraci¨®n fundamental de la Iglesia, que desde p¨²lpitos y escuelas se ocupa de educar a los ciudadanos en el respeto a los valores de la sociedad burguesa, y toda la pol¨ªtica restrictiva en materia de imprenta son algunos de los elementos que permitieron al r¨¦gimen moderado su permanencia, sin apenas tener que recurrir, salvo en contadas excepciones, a procedimientos compulsivos.
En respuesta a determinadas objeciones sobre esta conclusi¨®n ¨²ltima, Artola se?al¨® que el r¨¦gimen moderado soport¨® con tanta facilidad la contestaci¨®n a su poder que ni siquiera necesit¨® organizar formalmente un sistema de polic¨ªa, algo que s¨®lo suceder¨ªa muy avanzado el siglo XX.
El profesor de la Universidad de Deusto Garc¨ªa de Cort¨¢zar expuso, como una continuaci¨®n l¨®gica del estudio general del sistema de poder del ¨²ltimo cuarto de siglo, su an¨¢lisis de La beligerancia de la Iglesia en el marco de la Constituci¨®n de 1876.
?La Iglesia, fundamentalmente su jerarqu¨ªa, a lo largo de su transcurrir definitorio y ordenatorio, se ha ido cargando, paulatinamente, de las actitudes del puro poder.? La Constituci¨®n de 1876, al definir la confesionalidad del Estado, hizo posible la actividad vigilante de la Iglesia respecto a esa confesionalidad. Los obispos espa?oles, ?m¨¢s pr¨®ximos a la cruzada que al ecumenismo?, aprovecharon su presencia en el Senado para algo m¨¢s que una pura labor de colaboraci¨®n t¨¦cnica a la hora de colegislar, buscando por encima de todo la afirmaci¨®n eclesi¨¢stica.
Es en el terreno de la ense?anza -sigue Garc¨ªa de Cort¨¢zar- donde la Iglesia se apresta en este per¨ªodo a mantener su m¨¢s dura lucha. Se plantea el problema de la libertad de ense?anza y la Iglesia asume sus postulados desde esa peculiar interpretaci¨®n que ya no va a abandonar hasta nuestros d¨ªas. Aludi¨® el profesor de Deusto al papel fundamental desempe?ado en esta cuesti¨®n por la revista Raz¨®n y Fe, que, dirigida por los jesuitas, ten¨ªa como fin primordial la defensa de la funci¨®n docente de la Iglesia. Por otra parte, contra los intentos de Romanones, en 1913, de plantear abiertamente la libertad de recepci¨®n de la ense?anza religiosa en las escuelas p¨²blicas para los hijos de padres no cat¨®licos, se levant¨® toda una espectacular reacci¨®n cat¨®lica en la que destac¨® Angel Herrera, director de El Debate, cuyo poder de movilizaci¨®n callejera asustaba al Gobierno. ?En la ra¨ªz de estos intentos de la pol¨ªtica liberal aparec¨ªa, m¨¢s que el oportunismo anticlerical de per¨ªodos anteriores, un deseo de profunda reforma de las estructuras y contenidos educativos, abanderado por fuerzas como la Instituci¨®n Libre de Ense?anza, cuya defensa de las escuelas privadas laicas fue lo que m¨¢s asust¨® a una Iglesia empe?ada en no ceder su pretendido derecho a intervenir en materia de ense?anza. Sin embargo, la discusi¨®n quedar¨ªa reducida al terreno ideol¨®gico, pues, en la pr¨¢ctica, en el primer decenio del siglo XX, las escuelas laicas apenas pasaban del centenar, frente a las casi 5.000 escuelas cat¨®licas.
El profesor Pierre Malerbe, de la Universidad de Toulouse, cerr¨® el turno de ponencias del primer d¨ªa del coloquio con su estudio sobre La pr¨¢ctica constitucional bajo la dictadura de Primo de Rivera, ?un per¨ªodo del que, en realidad, sabemos muy poco para entender con un m¨ªnimo de claridad el hecho real de que nunca en la historia se ha producido tanto consenso ante tanta arbitrariedad?. La explicaci¨®n la encuentra Malerbe en la circunstancia de que, de hecho, todas las dictaduras son opacas y presentan enormes dificultades para su an¨¢lisis y estudio.
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