Reelegido el comit¨¦ ejecutivo del Partido Socialista Unificado de Catalu?a
A las cuatro de la madrugada del lunes finaliz¨® la reuni¨®n del Comit¨¦ Central del Partido Socialista Unificado de Catalu?a (PSUC) con la reelecci¨®n del mismo comit¨¦ ejecutivo y de los mismos secretario general y presidente. Ello constituy¨® una clara victoria ?leninista? y provoc¨® la inmediata dimisi¨®n de seis miembros del Comit¨¦ Central, pertenecientes o identificados con la tendencia ?bandera blanca? o ?socialdem¨®crata?.
La resoluci¨®n oficial del Comit¨¦ Central es de un folio escaso, al que se agreg¨® parte del informe de Guti¨¦rrez D¨ªaz a la conferencia del PSUC. En ¨¦l se afirma que ?el Comit¨¦ Central considera que no existe contradicci¨®n de fondo entre las enmiendas aprobadas por la I Conferencia Nacional del PSUC y las tesis del IX Congreso del PCE?. Esta afirmaci¨®n es altamente singular, ya que toda la crisis est¨¢ precisamente motivada por el hecho que la mencionada conferencia se pronunciara en favor de la permanencia del t¨¦rmino ?leninismo? en los estatutos del PCE, lo cual motiv¨® una crisis -o, si prefiere, una contradicci¨®n de fondo- sin precedentes en el PSUC, incluso a nivel de la m¨¢s alta direcci¨®n.De los seis dimisionarios del Comit¨¦ Central, dos son ex miembros de la organizaci¨®n mao¨ªsta Bandera Roja, que da el nombre a la tendencia ?bandera blanca?, parad¨®jicamente la situada m¨¢s a la derecha dentro del PSUC. Se trata de Francesc Baltasar, responsable pol¨ªtico de la organizaci¨®n del PSUC en el Bajo Llobregat -que cuenta de 5.000 a 6.000 militantes- y de Antonio Albes, quien hace tres a?os era responsable del movimiento obrero en el seno del comit¨¦ local de Barcelona del PSUC. Ambos ingresaron directamente en el Comit¨¦ Central del PSUC en 1975 cuando una parte de Bandera Roja -en la que figuraba Jordi Borja y Jordi Sol¨¦ Tur¨¢- pas¨® al PSUC. Como dato secundario es de indicar que Antonio Albes comparte gran parte de las concepciones sindicales de Isidor Boix, reci¨¦n dimitido en el Comit¨¦ Central del PCE, con quien trabaja en una misma asesor¨ªa laboral, la m¨¢s importante de Barcelona, dirigida por antiguos abogados del PSUC.
Los otros cuatro dimisionarios son Pedro P¨¦rez, antiguo responsable del movimiento obrero en el seno del comit¨¦ local de Barcelona, cargo en el que sustituy¨® a Albes; Silvestre Gelabert, responsable pol¨ªtico de la organizaci¨®n del PSUC en la empresa SEAT; Agust¨ªn Vald¨¦s, ex dirigente local del PSUC en Matar¨® y candidato a diputado por Barcelona el pasado 15 de junio, y Eudald Carbonell, responsable del PSUC en Gerona. Indiquemos tambi¨¦n que tanto P¨¦rez como Gilabert sostienen convicciones sindicales muy pr¨®ximas a las de Isidor Boix.
Estas dimisiones podr¨ªan ser seguidas de otras, afectando tambi¨¦n a los dirigentes m¨¢s moderados del PSUC. En concreto, anoche se esperaba conocer el resultado de la reuni¨®n del comit¨¦ local ampliado de Barcelona, cuyo responsable, Jordi Cunill, identificado con la tendencia ?bandera blanca? se encuentra en franca minor¨ªa.
Desenlace en la madrugada
El desenlace de la reuni¨®n del Comit¨¦ Central de este fin de semana no lleg¨® hasta la madrugada del lunes. Inicialmente los ?bandera blanca? requer¨ªan una autocr¨ªtica de la direcci¨®n y la elecci¨®n de un nuevo comit¨¦ ejecutivo homog¨¦neo. Paralelamente, el secretario general, Antonio Guti¨¦rrez, anunci¨® que su posici¨®n era de ?dimisi¨®n irrevocable?, postura que en el segundo d¨ªa de reuni¨®n tambi¨¦n mantuvo L¨®pez Raimundo, presidente del Partido. Ello oblig¨® a la constituci¨®n de una comisi¨®n de candidatura para elegir una nueva direcci¨®n. Este proceso pod¨ªa tambi¨¦n haber llevado a la convocatoria de un congreso extraordinario. Hasta este momento -noche del domingo- los ?bandera blanca? cre¨ªan a¨²n poder hallar una salida beneficiosa o airosa para ellos.
En aquel momento, Ram¨®n Espasa, ministro de Sanidad de la Generalidad y miembro del Comit¨¦ Central del PSUC, propuso que se votara el que L¨®pez Raimundo y Guti¨¦rrez reconsideraran su dimisi¨®n y que la comisi¨®n de candidatura les volviera a proponer. Paralelamente, Guti¨¦rrez D¨ªaz manifestaba que s¨®lo aceptar¨ªa ocupar nuevamente el secretariado general si se restablec¨ªa el mismo comit¨¦ ejecutivo. Todo ello fue duramente atacado por los ?bandera blanca?, mientras que coincid¨ªan en aceptar la soluci¨®n los ?leninistas?, y la mayor parte del gran sector de ?eurocomunistas puros? y, desde luego, la peque?a tendencia de los ?hist¨®ricos?. As¨ª, por 58 votos a favor, 40 en contra y siete abstenciones se aprob¨® recomendar la reconsideraci¨®n de la dimisi¨®n de todo el ejecutivo saliente.
Poco antes de la votaci¨®n, se produjeron las cuatro dimisiones ya indicadas (P¨¦rez, Gelabert, Albes y Carbonell) y despu¨¦s de la votaci¨®n dimitieron Vald¨¦s y Baltasar.
El secretario general saliente fue elegido por casi unanimidad -s¨®lo tres abstenciones y un voto en contra- y lo mismo sucedi¨® con el presidente del PSUC, que s¨®lo origin¨® tres abstenciones.
En cambio, la elecci¨®n del comit¨¦ ejecutivo mostr¨® que las figuras m¨¢s pol¨¦micas de cada tendencia resultaban ser las menos votadas, hecho que muestra la existencia de una gran corriente central, la denominada ?eurocomunista pura? -partidaria de la superaci¨®n de los antagonismos-. ?nicamente fueron elegidos por unanimidad Juan Ramos, que no hab¨ªa tomado parte en las confrontaciones ni en la conferencia, y Pere Ardiaca, uno de los fundadores del PSUC.
Fuentes del propio comit¨¦ central del PSUC, indicaron que, en su opini¨®n, en un momento dado, tanto Guti¨¦rrez como L¨®pez Raimundo pudieron tenerla sensaci¨®n de que los ?bandera blanca? pod¨ªan incluso oponerse a su presencia en la direcci¨®n. Agregaron que fueron demasiado lejos y sobrevaloraron sus fuerzas.
Las dimisiones en la c¨²spide debilitan sensiblemente la postura ?bandera blanca? o ?socialdem¨®cratas?, una de cuyas principales y m¨¢s evidentes caracter¨ªsticas es la de tener mucha fuerza en la c¨²spide -donde no obstante es m¨¢s minoritaria que la ?leninista?, como se ha visto- que no en la base. Ello es fruto de que los antiguos dirigentes de ?bandera roja? ingresaron directamente en la direcci¨®n del PSUC, hecho que precisamente despert¨® los primeros recelos en la base del partido.
Con todo ello, el debate no puede darse por finalizado, sino que sucede exactamente lo contrario. Ahora son las organizaciones de base las llamadas a dar su opini¨®n. Los ?leninistas? han ganado una batalla, cuyo gran perdedor no es otro que Santiago Carrillo, pero la batalla contin¨²a, en todos y cada uno de los frentes.
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