"Es necesario un comit¨¦ espa?ol de apoyo a los presos pol¨ªticos de nuestro pa¨ªs"

Despu¨¦s de cinco a?os de dictadura militar, Uruguay contin¨²a siendo, como lo calificara hace tiempo un senador norteamericano, ?la c¨¢mara de tortura? de Am¨¦rica Latina, a pesar de tener competidores tan importantes como Argentina y Chile. Su tasa de presos pol¨ªticos asciende hoy a unos 7.000, en una poblaci¨®n de poco m¨¢s de 2.700.000 personas, es una de las m¨¢s altas en un continente azotado por la represi¨®n y la violencia e incluso del mundo. Uno de cada quinientos habitantes ha sufrido prisi¨®n y tortura en estos a?os, que empezaron ya a vislumbrarse desde la presidencia de Jorge Racheco Areco, en 1967. M¨¢s de 300.000,exiliados por motivos pol¨ªticos o a causa simplemente del r¨¦gimen de terror laboral impuesto por el Esmaco (Estado Mayor Conjunto), encargado de enviar informaciones pol¨ªticas de los trabajadores a las empresas u oficinas, se han dedicado a gritar por el mundo la tr¨¢gica situaci¨®n de un pa¨ªs que hace unos pocos a?os era el m¨¢s culto y democr¨¢tico de Am¨¦rica Latina.?Nosotros quisi¨¦ramos crear una especie de comit¨¦ espa?ol de ayuda a los presos pol¨ªticos uruguayos -explica Antonio G., espa?ol con veintid¨®s a?os de residencia en Uruguay, donde fue detenido y torturado por los militares. Espa?oles hay, por lo menos, seis o siete m¨¢s. Entre ellos Eugenio Bernal, que ha estado a punto de morir a consecuencia de las torturas. Es necesario que los pa¨ªses democr¨¢ticos hagan algo para que cesen las torturas en Uruguay. Que se escuchen los llamamientos de los familiares de desaparecidos, que se establezca una solidaridad.?

Caza del hombre

La caza del hombre se sigue practicando, en este peque?o pa¨ªs, en el mejor estilo argentino, pa¨ªs cuya polic¨ªa ha colaborado estrechamente en la detenci¨®n y eliminaci¨®n f¨ªsica de l¨ªderes pol¨ªticos o sindicales uruguayos. Casos como el de Guti¨¦rrez Ruiz, senador del Partido Nacional o Blanco -uno de los dos partidos tradicionales de la etapa democr¨¢tica uruguaya-, asesinado en Buenos Aires, o del l¨ªder sindicalista Gerardo Gatti, desaparecido misteriosamente en la misma ciudad en 1976, no dejan lugar a dudas respecto de esta colaboraci¨®n. Los testimonios difundidos en la prensa europea se repiten.Recientemente acaba de ser solicitada ante la Comisi¨®n de Derechos Humanos de las Naciones Unidas la creaci¨®n de una comisi¨®n investigadora especial sobre la situaci¨®n en Uruguay, a petici¨®n del abogado norteamericano Robert Goldman, profesor de Derecho Internacional de la Universidad de Washington.

Hasta la fecha los exiliados uruguayos en Espa?a han conseguido casi doscientas firmas de personalidades de la pol¨ªtica y la intelectualidad espa?ola, as¨ª como partidos democr¨¢ticos y centrales sindicales que avalan su pretensi¨®n de creaci¨®n del comit¨¦ de apoyo a los presos pol¨ªticos de Uruguay.