Bu?uel, Mateo y Conchita
Rondando ya avanzada edad, asomado de mal grado a un mundo de violencia que le incomoda, cuando no le irrita, este Bu?uel, cuya pel¨ªcula postrera siempre est¨¢ por llegar, siempre aplazada y a la vez prometida sigue tan vivo como siempre, como este objeto de deseo, vago e inmutable, nexo de uni¨®n entre Conchita y don Mateo, y, al mismo tiempo, pretexto del realizador para dar suelta una vez m¨¢s su estilo alzado sobre simbolismos y alusiones.Este oscuro objeto universal y eterno ante el que la pasi¨®n e inteligencia de nada sirven, para nada valen, viene hasta el filme a trav¨¦s de un texto conocido en sus diversas adaptaciones. Publicado por Pierre Louys a finales de siglo con el t¨ªtulo de La femme et le pantin, fue llevado al escenario por Pierre Fondaie, convertido en comedia musical por Zandonai y, finalmente, en pel¨ªcula por Jacques de Baroncelli, Joseph von Stenberg y Julien Duvivier.
Ese oscuro objeto del deseo
Direcci¨®n: Luis Bu?uel. Gui¨®n de Luis Bu?uel y Jean-Claude Carriere. Fotograf¨ªa: Edmond Richard. Int¨¦rpretes: Fernando Rey, Angela Molina, Carole Bouquel, Mar¨ªa Asquerino, Julien Bertheuau, Andre Weber, David Rocha. Comedia. Hispano-francesa, 1977. Inspirada en la novela de Pierre Louys La femme et le pantin. Local de estreno: Cine Paz.
Como era de esperar, tan sucesivas y diversas versiones han influido poco en Bu?uel: ni siquiera el relato en s¨ª, salvo las estructuras esenciales, pues su esteticismo, un tanto decadente, era l¨®gico que chocara con el surrealismo an¨¢rquico impl¨ªcito en La Edad de Oro, por ejemplo. As¨ª, el enano doctor, el rat¨®n en la trampa que anticipa el destino del protagonista o la mosca en el Martini, imponen unos supuestos simbolistas por encima de la literatura decadente de Pierre Louys, para quien el valor de la mujer no alcanza mucho m¨¢s que sus encantos exteriores, su car¨¢cter mutable o su presencia f¨ªsica.
As¨ª, esta doble Conchita, que, jugando con su virginidad, no sabernos si aut¨¦ntica o no, consigue tener en jaque a su Mateo poderoso, acabar¨¢ tambi¨¦n v¨ªctima del laberinto de las propias apariencias. A fuerza de buscarse y huirse, de tanto desearse y rechazarse, ambos acabar¨¢n trasformados en mu?ecos de un ¨ªntimo gui?ol que a la postre acabar¨¢ tr¨¢gicamente. Sin embargo, no es ¨¦ste un filme dram¨¢tico, oscuro, triste o mis¨®gino. No ataca Bu?uel a la mujer a un tiempo p¨¦rfida y amable, tentaci¨®n pecaminosa, mensajera de Luzbel, encargada de arrastrar al hombre hasta lo m¨¢s profundo de sus infiernos interiores. Por el contrario, se trata de una historia alegre, brillante, actual y divertida que, a no llevar el nombre de su autor, se dir¨ªa realizada por un joven, tal es su frescura, su forma de emplear los recursos estrictamente cinematogr¨¢ficos. Esto es lo que llama de modo particular la atenci¨®n de la nueva versi¨®n de la novela: su actualidad, su modernidad, el ritmo de maestro consumado que actualiza la historia, la recrea en su estilo inconfundible, sin hacerla perder ninguno de sus valores cl¨¢sicos.
Bu?uel ha realizado un filme propio en su diversidad, claro en lo ambiguo, colmado de iron¨ªa, en el que su vieja y perenne sabidur¨ªa sabe mover tan acertadamente a los dos personajes principales que, a la postre, acabamos acept¨¢ndolos. Sufrimos su dolor, su pasi¨®n, sus mutuos caprichos o su desesperaci¨®n en la aventura, de este pobre Mateo, a quien su bienestar, su buena voluntad, su l¨ªbido desfasada y heroica no son capaces de hacerle alcanzar algo tan al alcance de los dem¨¢s mortales.
Pues lo que el h¨¦roe de Bu?uel busca y desea no es lo que ¨¦l mismo piensa: el amor como humillaci¨®n de la versi¨®n de Pierre Louys, un ideal que oponer a la avidez o el cinismo femenino. Lo que Mateo busca es, a su modo, reconocerse, liberarse entre los brazos de esta doble Conchita, esclava, a su vez, de un mito femenino y clasista.
Utilizando palabra de hoy, digamos que Mateo (es decir, un Fernando Rey espl¨¦ndido) pretende en la historia realizarse a trav¨¦s de su objeto de deseo (partido por gala en dos: Caroline Bouquet y una ?ngela Molina perfecta en malicia y encanto). Pero el deseo, como el destino suele tener dos caras a la vez opuestas y atrayentes. Acertar con la que nos conviene supone, en ocasiones, un peligroso riesgo. Tal viene a demostrarnos este gran Luis Bu?uel vivo, invicto, actual, inspirado, a sus 77 a?os cumplidos felizmente.
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