La pol¨¦mica sobre el leninismo, volver¨¢ a ocupar el centro de los debates
Aunque amortiguado, y dentro de unos cauces ya predeterminados por el reglamento, el debate que se inicia hoy en el seno del Partido Comunista de Espa?a, dentro del marco de su IX Congreso, no podr¨¢ dejar de ser reflejo del m¨¢s vivo, directo y apasionado que se ha venido desarrollando estas ¨²ltimas semanas en las conferencias regionales y provinciales de dicho partido. El que lo sea en m¨¢s o en menos depender¨¢ en gran parte dell reglamento dell congreso, elaborado por el Comit¨¦ Central, y que no era conocido a mediod¨ªa de ayer por las delegaciones.La suerte de las enmiendas presentadas por las delegaciones a las propuestas de tesis pol¨ªticas y de estatutos del Comit¨¦ Central estar¨¢ unida en gran parte a lo que determine el reglamento sobre el criterio de las votaciones y sobre el porcentaje de votos necesarios para que aqu¨¦llas puedan pasar desde el ¨¢mbito restringido de las comisiones al de los plenos.
La primera jornada del congreso estar¨¢ dedicada ¨ªntegramente al an¨¢lisis del informe que leer¨¢ por la ma?ana el secretario general, Santiago Carrillo. Seg¨²n fuentes del PCE, la larga intervenci¨®n del secretario general justificar¨¢ la pol¨ªtica del pasado del PCE frente a las versiones difundidas por Jorge Sempr¨²n y Fernando Claud¨ªn, y, aportar¨¢ algunos puntos de vista nuevos en lo que se refiere al momento pol¨ªtico presente. Por otra parte, el congreso elegir¨¢ un nuevo Comit¨¦ Central, con el criterio de ampliarlo de los 130 miembros actuales a unos 160 ¨® 180.
Dentro del debate sobre las tesis pol¨ªticas, que por propia iniciativa del Comit¨¦ Central han sido reelaboradas y modificadas en algunos puntos en base a las recomendaciones de las conferencias, la pol¨¦mica volver¨¢ a plantearse fundamentalmente en las tesis sobre el abandono del t¨¦rmino leninismo y sobre el papel jugado por las fuerzas de la izquierda en el proceso de cambio habido en Espa?a. La direcci¨®n del partido, y muy concretamente su secretario general, Santiago Carrillo, m¨¢s que en la discusi¨®n ideol¨®gica en s¨ª misma, est¨¢ interesada en el abandono del leninismo, en cuanto que juzga que tal abandono puede ampliar la base electoral del partido.
La actual direcci¨®n del PCE no estar¨ªa dispuesta a esperar quince o veinte a?os, como ha ocurrido al partido de Berlinguer, para alcanzar la cota del 30% de los votos. La direcci¨®n del PCE busca, por encima de todo, la implantaci¨®n del partido.
Adem¨¢s de la direcci¨®n y de los elementos del aparato que le son incondicionales para los que los factores de disciplina y de jerarqu¨ªa siguen siendo primordiales, aunque en el pasado haya sido estalinista, tambi¨¦n son favorables al abandono del leninismo aquellos grupos que quieren liberar al partido de cors¨¦s ideol¨®gicos y organizativos no adecuados al momento presente y aquellos otros que, socialdem¨®cratas en el fondo, consideran al eurocomunismo como la actual expresi¨®n de la socialdemocracia.
En contra del abandono del leninismo coinciden un sector duro, que se podr¨ªa denominar hist¨®rico, estalinista cl¨¢sico, seguramente no muy numeroso, y otro sector que, sin ser estalinista, considera que el leninismo constituye un cuerpo doctrinal todav¨ªa no superado, aparte de que juzga que el desmarque de la direcci¨®n respecto al mismo se ha producido desde una perspectiva socialdem¨®crata y no revolucionaria.
Finalmente, un grupo, seguramente el m¨¢s numeroso dentro de los que son contrarios al abandono del leninismo, considera que la decisi¨®n sobre este problema debe aplazarse, no s¨®lo por una cuesti¨®n de procedimiento, sino tambi¨¦n por una cuesti¨®n de fondo. En cuanto al procedimiento, este grupo estima que no son suficientes algunas semanas para decidir, con seriedad y con coherencia, sobre el abandono de lo que ha sido la base ideol¨®gica de la pol¨ªtica de siempre del PCE. En lo que se refiere al fondo, este grupo juzga que no basta cambiar de denominaci¨®n, sino que es necesario abordar el an¨¢lisis de determinadas cuestiones esenciales al leninismo, como la concepci¨®n del partido y las relaciones de ¨¦ste con la sociedad, de una parte, y con el movimiento de masas, de otra.
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