Las matem¨¢ticas decidir¨¢n el tercer descenso
El final de la Liga es s¨®lo apto para matem¨¢ticos. Es tal el n¨²mero de combinaciones qu¨¦ caben para resolver cu¨¢l ha de ser el tercer equipo que acompa?e a C¨¢diz y Elche a Segunda Divisi¨®n, que habr¨¢ que dedicarle al tema un apartado especial. Los gerentes de los clubs implicados tienen trabajo a destajo esta semana. Sobre todo para discernir a qu¨¦ terceros en discordia han de ofrecer las primas m¨¢s cuantiosas. La semana se presta a operaciones subterr¨¢neas en las que los especialistas del chanchullo tratar¨¢n de involucrar a ¨¢rbitros y contendientes. Espa?ol, Burgos, R¨¢cing, H¨¦rcules y Betis se juegan la permanencia.
La compra de partidos es pr¨¢ctica habitual en los fines de temporada, pese a que nunca pueda probarse nada concreto. Pero la compraventa de puntos no es negocio que pueda realizarse con facilidad porque son demasiadas las personas a las que hay que involucrar. Gracias a esta dificultad no tenemos cada a?o un amplio n¨²mero de esc¨¢ndalos. Afortunadamente son m¨¢s los intentos que las realidades.
Los partidos de f¨²tbol se pueden ama?ar, al igual que los ¨¢rbitros pueden ser m¨¢s o menos condescendientes en determinadas ocasiones. Pero de ah¨ª a suponer que todo el mundo es comprable o que todo est¨¢ corrompido media un abismo. Suele suceder a finales de temporada que la susceptibilidad de quienes necesitan unos determinados resultados est¨¢ a flor de piel, y de ah¨ª que cualquier marcador que estropee sus ilusiones lo consideren an¨®malo.
Si el Burgos no se encontrase en situaci¨®n peligrosa, el empate obtenido el domingo por el Santander hubiera sido tomado a mal por los dem¨¢s clubs sumidos en la incertidumbre final. Si el Rayo no hubiese estado a salvo de cualquier contingencia, es probable que su victoria sobre el Barcelona hubiera sido tomada como un apa?o del club grande para conseguir un fichaje o cuesti¨®n similar. Probablemente los forofos hubieran olvidado incluso que el Rayo empat¨® en el Camp Nou en la primera vuelta.
Para la pr¨®xima jornada hay un encuentro que se presta como ninguno a tomar toda suerte de precauciones: el H¨¦rcules-Burgos. Un empate entre ambos conjuntos les dejar¨ªa a salvo. Si la igualada se produce no habr¨¢ nadie que crea en la deportividad de los contendientes y en la justicia del resultado. Se da la curiosa circunstancia de que en el partido de ida, en Burgos, hubo empate a cero goles.
El domingo, en Valencia, el p¨²blico comenz¨® a gritar tongo en el momento en que el Betis marc¨® el primer gol de la tarde. Resultaba dif¨ªcil pensar que el equipo local se prestase a la componenda, pero el p¨²blico no lo entendi¨® as¨ª. El Valencia necesitaba empatar para asegurar su participaci¨®n en la Copa de la UEFA y ganar para intentar lograr en Barcelona, el pr¨®ximo domingo, la conquista del subcampeonato y, adem¨¢s, que Kempes marcase goles para superar definitivamente a Santillana.
Una buena medida para evitar no s¨®lo suspicacias, sino tambi¨¦n, las llamadas an¨®nimas a los ¨¢rbitros, ser¨ªa ocultar el nombre de los colegiados que van a dirigir los encuentros decisivos hasta el mismo d¨ªa del encuentro. Lo menos que merecen los ¨¢rbitro es que se les libre de presiones psicol¨®gicas.
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