El Atl¨¦tico mand¨® al Elche a Segunda
El Elche estuvo a punto, casi sin propon¨¦rselo, de ganar el derecho a mantener hasta la ¨²ltima jornada su esperanza ?matem¨¢tica? de salvaci¨®n. Al final, en tres minutos, un ex-jugador ilicitano, Rub¨¦n Cano, acab¨® con las remotas posibilidades que le quedaban y mand¨® al Elche a segunda. El partido fue incre¨ªblemente raro e il¨®gico, en su desarrollo y en el resultado. Lo extra?o fue que el Atl¨¦tico, que pudo ganar f¨¢cilmente, se vio desbordado ampliamente y a punto de ser goleado en una fase de la segunda parte por sus errores defensivos, y logr¨®, por centra y cuando nadie lo esperaba, remontar un 4-2 para hundir de manera definitiva a su rival.No di¨® la impresi¨®n en la primera mitad (le que el Elche se jugara el descenso. Al contrario, parec¨ªa no irle nada en el choque y cedi¨® la parcela central del campo al Atl¨¦tico. Los rojiblancos, mejor ensamblados y con mayor oficio, dominaron en todo momento la situaci¨®n. Los duelos F¨¦lix-Leal, Montero-Alberto y Trobbiani- Marcial, se decantaban claramente en favor de los atl¨¦ticos. El mando rojiblanco resultaba, pues, evidente. Pero era el suyo un dominio lento, poco pr¨¢ctico, de pases horizontales y excesivo trenzado del juego. Lo que pod¨ªa, en principio, suponer acoso agobiante del Elche y contragolpe atl¨¦tico no se daba. Todo lo contrario. Era el Elche quien intentaba el contragolpe ante la superioridad t¨¦cnica del Atl¨¦tico.
El gol inicial de F¨¦lix fue producto de un lance afortunado. No se inmut¨® el Atl¨¦tico que cont¨® adelante, esta vez, con un desconocido Rub¨¦n Cano, incisivo y veloz, que record¨® al de los mejores encuentros. Rub¨¦n comenz¨® la cuenta rojiblanca y Leivinha decant¨® el choque antes del descanso a favor del Atl¨¦tico. En realidad, ¨¦sta result¨® ser la ¨²nica fase l¨®gica del encuentro.
Luis dej¨® en el descanso a Alberto en la caseta y le sustituy¨® por Bermejo. Alberto hab¨ªa realizado una excelente brega, aunque, posiblemente acus¨® cansancio. El Elche volvi¨® a encontrarse con el santo de cara, cuando Trobbiani empat¨® el partido, apenas puesto el bal¨®n en juego. El Atl¨¦tico sigui¨® sin preocuparse. Al equipo de Luis le falt¨® la suficiente garra para alzarse con un triunfo claro, aunque las facillidades defensivas del Elche resultaban toda una invitaci¨®n a Golerar.
Estaba claro, sin embargo, que el encuentro tendr¨ªa que derivar necesariamente por los cauces del desprop¨®sito. As¨ª, mientras Rub¨¦n Cano goz¨® de una ocasi¨®n di¨¢fana para adelantar otra vez a su equipo, y Bermejo, segundos m¨¢s tarde, a punto estuvo, en remate cruzado, de hacer lo propio, fue el Elche quien cobr¨® la pieza del tercer gol.
La retaguardia rojiblanca, acaso contagiada por los fallos de la ilicitana, comenz¨®, entonces, a practicar el ?agujero? defensivo. A ello contribuy¨® Pereira con sus subidas en busca del empate. El cuarto gol del Elche naci¨®, por cierto, del fallo del brasile?o que se qued¨® en el medio campo observando en primera fila c¨®mo el Elche se aprovechaba de su error. Y lo incoherente del choque alcanz¨® sus cotas m¨¢s elevadas a continuaci¨®n. El Elche dispuso entonces de ocasiones claras para haber aumentado su diferencia. Reina salv¨® lo que hubiese significado el quinto gol con una valiente salida a los pies de Sitj¨¢, enmendando posibles errores anteriores en los cuatro goles. Quien no enmend¨® nada fue su colega Esteban que facilit¨® a Rub¨¦n Cano el tercer gol y que anduvo despistado en el cuarto. La incoherencia del lance hab¨ªa continuado hasta el final. En tres minutos, el Elche hab¨ªa pasado de la esperanza al hundimiento. El Atl¨¦tico no cambi¨® nada. Fue siempre un equipo conformista, a pesar de sus cuatro goles. El equipo madrile?o, a una sola jornada del final del campeonato de Liga, definitivamente ha dicho adi¨®s a cualquier t¨ªtulo europeo del pr¨®ximo a?o.
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