Las ediciones de primeros de siglo est¨¢n de moda
Ayer se inaugur¨® en el paseo de Recoletos la segunda Feria del Libro de Ocasi¨®n, Antiguo y Moderno el primer ambiente de encuentro entre lectores durante la primavera, ¨¦poca vinculada de antiguo al mundo de los libros. En representaci¨®n del alcalde de Madrid presidi¨® el acto su esposa, Mercedes Royo, junto al delegado de Cultura del Ayuntamiento, Eloy Ib¨¢?ez, y el director del Instituto Nacional del Libro Espa?ol, Alfredo Timmermans. El cronista de la villa Federico Carlos S¨¢inz de Robles, ley¨® el preg¨®n inaugural, referido sobre todo a esa instituci¨®n que es la librer¨ªa de viejo, y expres¨® su deseo de que esta feria que ahora empieza sea verdaderamente ex ponente del libro antiguo y vaya adquiriendo cada vez m¨¢s un car¨¢cter nacional y presente precios m¨¢s baratos.Con motivo de la tambi¨¦n llamada Feria del Lance, se ha puesto en circulaci¨®n una edici¨®n de la Tauromaquia, de Goya, que coincide con el aniversario del pintor aragon¨¦s. Se han tirado mil ejemplares numerados, y se venden al precio de mil pesetas en la mayor¨ªa de las casetas.
La ma?ana de ayer, llena de sol permiti¨® la visita de cientos de curiosos. Los veintiocho stands, que pertenecen sobre todo a libreros de Madrid y Barcelona, eran visitados por los paseantes y los bibli¨®filos que, a diferencia de la Feria del Libro, que se celebra cada mes de junio en el Retiro, pero que antes se acog¨ªa a la figura reflexiva de la estatua de Valle Incl¨¢n como ¨¦sta, aqu¨ª se puede entrar al interior de las casetas, revolver en los mostradores, reservar el libro cuando se pasa de precio y uno no tiene dinero encima. Los asiduos a la Cuesta de Moyano y a las librer¨ªas de viejo en general, se muestran los hallazgos ma?aneros, esa primera edici¨®n de un Larrea, conseguida por relativamente poco dinero, o ese libro de l¨¢minas del siglo pasado, que cuesta los ahorros de una temporada. El mayor placer del bibli¨®filo es, precisamente, la competencia con otros de la misma afici¨®n: en esta feria, la mitad de los que van, encuentran la concentraci¨®n de esos fondos revueltos, a veces ignorados, en las librer¨ªas que, casi siempre, conocen bien.
En esta edici¨®n se han vendido primeras ediciones de los autores del 27, alguna del 98, y otras de aquellos escritores de preguerra, casi contempor¨¢neos suyos, que tienen el encanto, mucho m¨¢s na?f, del primer realismo del siglo y de aquella literatura verde que vuelve ahora a la moda. Pedro Mata, Carranque de R¨ªos, El Caballero Audaz, Joaqu¨ªn Belda o el mismo Blasco Ib¨¢?ez, se ofrecen, empolvados por el tiempo, y a unos precios que oscilan entre las 150 pesetas y las quinientas. Mucho m¨¢s baratos, los de las series populares de salida semanal, dulces colecciones con aquellas portadas modernas que reflejaban una pol¨ªtica editorial irrepetible. All¨ª, la furia de Pierre Loti, que nunca m¨¢s se supo, traducciones de Dostoiewski y de Tolstoi -Baroja teoriz¨® sobre el car¨¢cter de la literatura rusa-, cuentos de Stendhal o esas novelitas de Pierre Louys, que volver¨¢ con Nerval y con Gautier, seguramente sin ese papel barato y rugoso, sin esas tapas a la page, parecidas a figurines, completamente d¨¦co. Y mucho m¨¢s caras, por aquello de los coleccionistas, las obras de Cansinos Assens, prol¨ªfico, divertido y en resurrecci¨®n. La afici¨®n, en suma, a lo m¨¢s caracter¨ªstico de una ¨¦poca que va de los primeros d¨ªas del siglo hasta la guerra civil, y que nadie podr¨¢ repetir.
Un ?Quijote? de Amberes
Por supuesto, se puede ir m¨¢s arriba: a los libros del siglo XVI, a los ilustrados del XVIII, a ese Quijote de la primera edici¨®n de Amberes, que cuesta sobre las 60.000 pesetas, o esos otros libros estampados del XIX, que pueden ponerse en un pico.Pero no todo es libro antiguo. Tambi¨¦n hay ediciones recientes, seg¨²n Fernando Cend¨¢n, director del departamento de difusi¨®n del INLE, al 50%. Se trata de libros saldados, que aqu¨ª salen con un descuento entre el quince y el 50%. ?No digas que son saldados, di rebajados?, dec¨ªa a EL PAIS uno de los libreros. ?Ni los lectores ni los autores se acostumbran a los saldos.? Y, en cambio, es una buena costumbre, propia de pa¨ªses con una potente industria cultura? y un n¨²mero de libros per capita seguramente m¨¢s altos que el de la nuestra. En Londres se saldan los libros a los seis meses de su salida. Y en Par¨ªs igual. Es p¨²blico y nadie se molesta. Se evitan gastos de almac¨¦n, los primeros han amortizado la tirada, y un nuevo mercado, con menos capacidad adquisitiva, puede agotarla. Y acceder a ellos.
Aqu¨ª, en este terreno, est¨¢n las ediciones recientes y best-sellers, pero no tanto, desde un manual de sexualidad, hasta las memorias de un pol¨ªtico, pasando por los libros coyunturales o las ediciones de cl¨¢sicos. Desde la mitad de precio al m¨®dico descuento, desde el folleto a la enciclopedia. Pero ese es otro negocio.
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