Amplio debate sobre la autonom¨ªa y las nacionalidades
Licinio de la Fuente (AP). Mi grupo manifiesta una conformidad fundamental con el texto de la ponencia salvo con la inclusi¨®n en el mismo del t¨¦rmino nacionalidades, que turba y oscurece el contexto nacional de Espa?a. El contexto de nacionalidad es confuso e impreciso, pues se confunde con el de naci¨®n. Es evidente, pues, la contradicci¨®n y confusi¨®n de ambos t¨¦rminos. Por otra parte, nos deja en la tremenda indeterminaci¨®n de conocer cu¨¢l ser¨¢ la interpretaci¨®n que pueda prevalecer en el futuro.. El t¨¦rmino nacionalidad no puede desvincularse del de naci¨®n.Adem¨¢s de confuso, el t¨¦rmino nacionalidad rompe la igualdad de los distintos territorios de Espa?a, Habr¨¢ dos clases de territorios: aquellos que sean nacionalidades y aquellos que sean regiones, y en consecuencia habr¨¢ dos tipos de ciudadanos. Por otra parte, la inclusi¨®n del t¨¦rmino nacionalidades en el texto constitucional implica un riesgo de desintegraci¨®n nacional, pues dar¨¢ lugar a la competitividad, a la rivalidad y al enfrentamiento entre los distintos territonos para conseguir el status de nacionalidad. Nosotros pensamos que un sano regionalismo que permita una descentralizaci¨®n es suficiente. Las autonom¨ªas nacionalistas van m¨¢s all¨¢, no nos enga?emos, y constituyen la punta de lanza que ir¨¢ introduci¨¦ndose en la estructura unitaria de Espa?a. En consecuencia, pedimos la supresi¨®n del t¨¦rmino nacionalidades del texto constitucional y solicitamos que el proceso auton¨®mico sea por igual para todas las regiones.
Rafael Arias Salgado (UCD). En este debate sobran las manifestaciones est¨¦riles de patriotismo local o nacional porque debemos asumir corno presupuesto indiscutible que las distintas maneras de entender y concebir Espa?a como unidad pol¨ªtica en su singularidad y en su diversidad son igualmente bien intencionadas y respetuosas. Nosotros sentimos la gran responsabilidad de encontrar una formulaci¨®n constructiva que permita a todos los espa?oles sentirse espa?oles en su propia especificidad y que no engendre entre ellos, por en¨¦sima vez, insuperables div¨ªsiones.
El art¨ªculo 2 del texto de la ponencia se justifica por una cu¨¢druple necesidad: es necesario, en primer t¨¦rmino, para fundamentar constitucionalmente la resoluci¨®n de un problema real, nada artificial, que ha sido hist¨®ricamente fuente de graves conflictos, a saber, que la naci¨®n espa?ola, forjada a lo largo de siglos, tiene una perdurable y manifiesta diversidad interna que est¨¢ en el origen de su propia unidad pol¨ªtica. El precepto es necesario, en segundo lugar, para poder encauzar la presi¨®n anticentralista, antes latente y hoy expresa y potencialmente conflictiva, que se extiende por todo el pa¨ªs.
El art¨ªculo 2 se justifica, en tercer lugar, por la necesidad de enfrentarse con la crisis palpable del Estado centralista autoritario, resultado, en estos momentos, de la centralizaci¨®n inherente a la formaci¨®n del Estado contempor¨¢neo y del centralismo inherente a la concentraci¨®n de poder propia del regimen dictatorial de los ¨²ltimos cuarenta a?os.
Finalmente, el precepto sometido a debate responde particularmente a la necesidad de lograr una Constituci¨®n que sea aceptable y aceptada por una abrumadora mayor¨ªa de espa?oles. Un texto constitucional que fuese rechazado o escasamente votado en el Pa¨ªs Vasco o Catalu?a, por ejemplo, nacer¨ªa con un delicado vicio de origen, aunque fuese mayoritariamente aprobado en el resto de Espa?a.
Somos conscientes de los problemas que suscita la inserci¨®n del t¨¦rmino nacionalidades, pero la supresi¨®n del mismo no har¨ªa desaparecer las exigencias de los que se autocalifican, con eco popular, como nacionalistas, sino que probablemente las exacerbar¨ªa. Por eso, aceptamos el t¨¦rmino nacionalidades; por eso tambi¨¦n asumimos su constitucionalizaci¨®n y entendemos que lo que hay que hacer es interpretarlo y delimitar su alcance tanto en el plano sociopol¨ªtico como en el plano jur¨ªdico-constitucional para evitar sus hipot¨¦ticas o eventuales consecuencias desintegradoras.
En Espa?a y a la vista de su realidad hist¨®rica y del art¨ªculo dos del texto de la ponencia que ahora nos ocupa puede y debe afirmarse que el t¨¦rmino nacionalidad tiene una doble significaci¨®n: la que le atribuye el art¨ªculo once, como estatuto o relaci¨®n jur¨ªdica que une a todos los espa?oles con su Estado, en cuanto a organizaci¨®n pol¨ªtica de la naci¨®n espa?ola, y la que se desprende del propio art¨ªculo dos como reconocimiento de una singularidad y fundamento de un derecho a la autonom¨ªa y a la autoidentificaci¨®n, existente en virtud de la consagraci¨®n constitucional.
Por eso, el vocablo nacionalidad del art¨ªculo dos no es ni puede ser fundamento de un proceso de independencia atentatorio a la unidad espa?ola. No es ni puede ser fundamento de un derecho a constituirse en Estado, sino s¨®lo de un derecho a tener un r¨¦gimen de autonom¨ªa. No es ni puede ser el fundamento para legitimar una autoridad soberana, porque la soberan¨ªa es patrimonio exclusivo de la naci¨®n espa?ola. Finalmente no es ni puede ser tampoco fundamento para reclamar la aplicaci¨®n del principio de las nacionalidades o del principio de autodeterminaci¨®n porque se sobrepone la realidad hist¨®rica de Espa?a como unidad pol¨ªtica nacional en la que no existen minor¨ªas o pueblos bajo dominaci¨®n colonial.
Jos¨¦ Miguel Ort¨ª Bord¨¢s (UCD). La Constituci¨®n debe reconocer el derecho ?a la autonom¨ªa de los municipios y regiones? que integran Espa?a, pero no es correcto el t¨¦rmino nacionalidades, que responde a un momento de efervescencia del nacionalismo, Ha quedado claro en el debate que nacionalidad es igual a naci¨®n, y as¨ª lo han ratificado los se?ores Roca y Sol¨¦. El ¨²nico avance introducido por la ponencia es que el t¨¦rmino no va a acabar con la ?naci¨®n espa?ola?, que tambi¨¦n se reconoce.
Tengo la impresi¨®n de que en ez,te art¨ªculo empieza a romperse la verdadera concordia de una carta constitucional producto del consenso, debido al muro de Berl¨ªn de una ponencia, que cuando rechaza una enmienda es imposible que ¨¦sta pueda prosperar. Por eso, algunos hablamos s¨®lo para que nuestras opiniones tengan reflejo en el diario de sesiones. Y ya que no vamos a convencer a los ponentes ni a romper la disciplina de los grupos parlamentarios, pongo a Dios por testigo de que mi pretensi¨®n no es oponerme a que se d¨¦ autonom¨ªa a las regiones, incluso profundiz¨¢ndola al m¨¢ximo, es decir, equipar¨¢ndola a la de los estados miembros de un Estado federal. Pero al votar el art¨ªculo segundo, con el t¨¦rmino nacionalidades, tal vez los diputados suplanten la voluntad de la naci¨®n por la suya subjetiva.
Emilio Attard (UCD, presidente de la comisi¨®n). Se?or Ort¨ª, los representantes no pueden suplantar a sus representados.
Jos¨¦ Miguel Ort¨ª. Si no termino el razonamiento no se me puede interpretar. Lo que yo considero necesario es un refer¨¦ndum especifico sobre este tema. Espa?a es anterior a las regiones que surgen de los reinos medievales y, en cuanto a la situaci¨®n actual, es preciso constitucionalizarlas soluciones y no los problemas.
Joan Revent¨®s (Socialistas de Catalu?a). No es lo mismo decir que la Constituci¨®n se fundamenta que ?la Constituci¨®n fundamenta?. La redacci¨®n de la ponencia ha quedado en el lamentable estado actual despu¨¦s de determinadas presiones, y se ha pretendido compensar la inclusi¨®n del t¨¦rmino nacionalidades con ret¨®ricas y reiterat¨ªvas alusiones a la unidad sin precedentes en las constituciones europeas. Se acumulan expresiones como ?patria com¨²n e indivisible? e ?indisoluble unidad?, para conjurar el peligro de secesi¨®n que no existe detr¨¢s del t¨¦rmino nacionalidades. Es todo un c¨²mulo de recelos. Frente a ellos nuestra enmienda propone que ?la Constituci¨®n fundamenta y garantiza la unidad de Espa?a, el derecho a la autonom¨ªa de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas?.
Gabriel Cisneros (UCD). Mi grupo est¨¢ dispuesto a reconsiderar el texto e incluir cualquier reforma formal que suponga su perfeccionamiento. Como ponente no tengo conciencia de haber sufrido ninguna de las presiones a que alude el se?or Revent¨®s, excepto las presiones de nuestra propia conciencia ante el punto crucial y m¨¢s arduo del anteproyecto de Constituci¨®n. M¨¢s que cautelas o recelos yo hablar¨ªa de prudencias ante un t¨¦rmino problem¨¢tico que el propio profesor Garc¨ªa Pelayo, m¨¢s cercano a los socialistas que a UCD, reconoci¨® como tal. Nuestro af¨¢n ha sido el de que la intromisi¨®n de la palabra nacionalidades no supusiera una bomba de efecto retardado contra la unidad nacional. Por lo dem¨¢s, la unidad de Espa?a es preconstitucional y metaconstitucional. Por tanto, no puede ella fundamentar la Constituci¨®n, como pretende la enmienda socialista.
Miguel Roca (Minor¨ªa Catalana). Me ratifico en la enmienda formulada por mi grupo, seg¨²n la cual ?la Constituci¨®n se fundamenta en la unidad de Espa?a, la solidaridad entre sus pueblos y el derecho a la autonom¨ªa de las nacionalidades y regiones que la integran ?.
Gregorio Peces-Barba (PSOE). Retiramos nuestro voto particular y defendemos la enmienda, id¨¦ntica a la de Socialistas de Catalu?a. Damos por sentado que Espa?a es una naci¨®n antes de la Constituci¨®n, pero queremos que ¨¦sta recoja las corrientes jur¨ªdicas actuales y no las del siglo XIX. El concepto de naci¨®n espa?ola no tiene el mismo sentido para el Derecho actual que, por ejemplo, para las Leyes Fundamentales de la etapa franquista. En definitiva, no se trata de crear ahora la naci¨®n, sino de dar una fundamentaci¨®n jur¨ªdica correcta. Desde el punto de vista normativo, no hay nada por encima de la Constituci¨®n que no sea el poder constituyente o el poder de la fuerza. La interpretaci¨®n conservadora de Alianza Popular ha unido la defensa de la retirada del t¨¦rmino nacionalidades con la defensa del anterior r¨¦gimen.
Miguel Herrero R. de Mi?¨®n (UCD). Nos oponemos a la eliminaci¨®n del reflexivo se. La Constituci¨®n no puede echar cimientos o fundamentos a una magnitud extensiva e intensiva anterior y posterior a ella. La Constituci¨®n pasar¨¢, Espa?a no. Lo que no puede ocurrir es que la Constituci¨®n fundamente al titular del poder constituyente. No puede confundirse este poder con el constituido. El Estado cambia cuando cambia el poder constituyente y no cambia aunque cambien sus reg¨ªmenes pol¨ªticos. La Constituci¨®n pasar¨¢, pero Catalu?a, Euskadi y los distintos pueblos de Espa?a, no pasar¨¢n. En definitiva, aceptamos el t¨¦rmino solidaridad, pero no la supresi¨®n del se.
Gregorio Peces-Barba. Para nosotros, la naci¨®n pre-existe a la Constituci¨®n, y puede ser sujeto del poder constituyente, pero eso es irrelevante. La Constituci¨®n es una norma fundamental que crea derechos y deberes, aunque se refieran a realidades anteriores. Por lo dem¨¢s, la autonom¨ªa, como hecho pre-existente en Espa?a, es un sarcasmo. ?Cu¨¢l era la autonom¨ªa que ten¨ªan hace unos a?os gallegos, catalanes, vascos, etc¨¦tera?
Miguel Herrero. No me refer¨ªa a la autonom¨ªa como pre-existente, sino a que es imprescriptible e irrenunciable.
Xabier Arzallus (PNV). Impugnamos el texto del proyecto de ley. La ra¨ªz del recelo hacia la palabra nacionalidades proviene de que es un t¨¦rmino plur¨ªvoco y quiero recalcar que, por encima o debajo de las palabras, debemos atender a las realidades. Nuestra enmienda propone que ?la Constituci¨®n se fundamenta en la uni¨®n, la solidaridad y el derecho a la autonom¨ªa de las nacionalidades y regiones que integran Espa?a?. Los a?os pasados, en que tanto se habl¨® de la unidad, son los que m¨¢s han desunido. Perd¨®n por relatar una an¨¦cdota personal. Cuando mi padre luchaba en el frente de Teruel -como carlista-, un decreto de Franco suprimi¨® el r¨¦gimen econ¨®mico-administrativo y declar¨® a Guip¨²zcoa y Vizcaya traidoras, desconociendo que muchos vascos luchaban en el mismo bando de Franco.
Superando el recelo del pueblo vasco por tener que venir a Madrid a hacer las leyes, hemos venido no buscando en las palabras nacionalidades ni autonom¨ªa un trampol¨ªn para la secesi¨®n. S¨®lo queremos salvar nuestra propia coherencia pol¨ªtica.
Jos¨¦ Luis Meil¨¢n (UCD). Consumo un voto en contra sole formalmente, porque UCD est¨¢ abierta a una redacci¨®n m¨¢s satisfactoria que la actual y a la inclusi¨®n del concepto de solidaridad. En todo caso, el texto actual no trata de desunir, sino de lograr la convivencia, el consenso y la ?dentidad.
Jordi Sol¨¦ Tur¨¢ (comunista) Nosotros basamos nuestra enmienda en la unidad y solidaridad al proponer que ?la Constituci¨®n se fundamenta en la unidad de Espa?a, la solidaridad entre sus pueblos y el derecho a la autonom¨ªa de las nacionalidades y regiones que la integran?.
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