San Isidro
Me parece bien que a San Isidro le hayan hecho de UCD. Aqu¨ª todo el mundo tiene que comportarse. Lo que pasa es que el alcalde dice que ¨¦l no se mete en pol¨ªtica, que lo suyo no es un puesto pol¨ªtico, exactamente. Tiene raz¨®n el se?or Alvarez. Tambi¨¦n la ten¨ªa Franco:-F¨ªjense ustedes que yo jam¨¢s me he metido en pol¨ªtica.
Lo suyo no era pol¨ªtica. Lo suyo era garrote y prensa, seg¨²n los fasc¨ªculos esos que todo lo cuentan. Cre¨ªamos que la verdad del franquismo habr¨ªa que investigarla en los archivos, y resulta que est¨¢ en los quioscos y nadie la compra.
No est¨¢ claro si es don Jos¨¦ Luis Alvarez o don Ricardo de la Cierva quien ha apuntado a San Isidro en UCD. El caso es que ten¨ªan la consigna del jefe:
-Yo me voy a hacer campa?a electoral por la periferia y a m¨ª me democratiz¨¢is al santo, porque si no, puedo prometer y prometo...
Como ya no hay ning¨²n madrile?o m¨¢s que quiera hacerse de UCD, le han hecho al santo. Cuando Franco, o sea muy antiguamente, San Isidro era franquista. Arar ¨¦l no araba, que ya dice Camilo que es el patr¨®n de los z¨¢nganos, pero sus ¨¢ngeles y sus bueyes araban para el Servicio Nacional del Trigo, que era un servicio donde se le sacaba el sudor y la sangre al labrant¨ªn espa?ol mediante papel de calco y tres copias.
Este a?o el posfranquismo francodem¨®crata se ha ido a Alicante y Asturias para hacer campa?a senatorial, y les han dejado a don Jos¨¦ Luis Alvarez y a San Isidro Labrador al cuidado de la grey. El alcalde, tomando ejemplo del santo, ha llamado a los ¨¢ngeles literarios para que le aren la parcela de UCD, y ha echado mano de Camilo Jos¨¦ Cela, lo cual que el acad¨¦mico no le ha salido manso como buey o unisexo como arc¨¢ngel, sino que ha dicho que esta es una poblaci¨®n de paletos, forasteros y z¨¢nganos.
El santo Isidro, paleto en la urbe, se acercaba ayer de ma?ana a la Casa de la Villa a decir que en su pueblo siguen el yugo y las flechas, o sea a la entrada, que c¨®mo es eso, y el municipal de la puerta le explicaba que tambi¨¦n don Blas Pi?ar sigue pendiente de suplicatorio, como consejero nacional que es, y se pasa los suplicatorios por el yugo y las flechas, como en su ¨²ltimo mitin, mejor peinado que nunca:
-De modo que las cosas est¨¢n en un ten con ten -le dec¨ªa el municipal al santo, el uno con las manoplas de fiesta y el otro con el zurr¨®n, que casi parec¨ªa el pintor y santo manchego Angel Garcia L¨®pez, siempre de zurr¨®n.
Se fumaron una picadura y San Isidro dec¨ªa que si Felipe quita a Marx, seg¨²n se ha enterado ¨¦l nada m¨¢s apearse en Atocha -que crey¨® que aquello era el tocomocho del socialismo-, ent.onces ¨¦l se hace del PSOE, que Marx era el ¨²nico reparo, o sea para ¨¦l, como santo digamos.
En tanto, all¨¢ arriba, en su despacho, don Jos¨¦ Luis Alvarez, alcalde, segu¨ªa con su idea de lo que son unos sanisidros democr¨¢ticos, o sea una especie de Viva la gente con menos CIA y m¨¢s gigantones: un foll¨®n de pasotas, rockeros, lesbianas, fumados y mexicanitos lindos que se salvaron por casualidad en la matanza de la plaza de las Tres Culturas, pese a no ser Carlos Fuentes, ni Fernando del Paso, ni Juan Rulfo ninguno de ellos. El alcalde ha mandado sacar los gigantones y los cabezudos y sonr¨ªe con su sonrisa de buen m¨¦dico de cabecera, sin saber que cada gigant¨®n es un sindicato vertical que vuelve, y cada cabezudo es un Lenin revestido de macero municipal, que tambi¨¦n vuelve, para darle un susto a Carrillo en la pradera del Santo, mientras bebe sangr¨ªa en uno de los trescientos botijos decorados por Viola, Forges, Mingote y otros ma?osos de la Villa.
Taranc¨®n acompa?a al pueblo con el b¨¢culo de oro que antes acompa?aba a Franco, se pone la mitra encima de la boina barojiana de escribir enc¨ªclicas subversivas (que ya no escribe), y pregunta qui¨¦nes son ese Marx y ese Lenin que se apartan de la grey despolitizada y no beben de bota ni botijo. Se lo explica el alcalde con palabras de Cela: ?Nada, no son nadie: paletos, z¨¢nganos, forasteros. ?
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