"La menci¨®n a la Iglesia cat¨®lica es un resto de privilegio"
Ram¨®n Tamames (Grupo Comunista). Queremos que se introduzca en el apartado dos la expresi¨®n ?y concepciones ideol¨®gicas?. El concilio Vaticano II reconoci¨® el derecho a la libertad religiosa y dijo que deb¨ªa convertirse en un derecho civil. El art¨ªculo 15, tal y como est¨¢ redactado, va a garantizar los derechos de libertad religiosa, pero los peligros contra la democracia pueden venir por discriminaci¨®n por razones ideol¨®gicas. Ah¨ª est¨¢ la Rep¨²blica Federal de Alemania, que proh¨ªbe la entrada en la Administraci¨®n de personas de determinada ideolog¨ªa. En Espa?a existe tambi¨¦n ese tipo de discriminaci¨®n en departamentos ministeriales, donde funcionarios que proceden de partidos de izquierda son rechazados. Propongo tambi¨¦n que se suprima la alusi¨®n a las leyes de orden p¨²blico y que se sustituya por ?el respeto a los derechos reconocidos en la Constituci¨®n ?.Manuel Fraga (Alianza Popular). Este es uno de los art¨ªculos m¨¢s importantes de la Constituci¨®n y por eso debe ser muy claro. Se dice espec¨ªficamente que no hay religi¨®n del Estado y se dice ?dentro del orden p¨²blico?, justamente porque esa palabra est¨¢ tomada de la admirable declaraci¨®n del Vaticano,ll, que todav¨ªa algunos sectores no han aceptado bien, y que define el orden p¨²blico en base a la libertad. No es un concepto ambiguo, sino que define la forma de vida que est¨¢ dentro del conjunto de las leyes y la Constituci¨®n. Pone l¨ªmite a una religi¨®n que impusiera, por ejemplo, el suicidio de las viudas.
Oscar Alzaga (UCD). El tema est¨¢ claro. La referencia al concepto de orden p¨²blico est¨¢ bien formulada. Basta asomarse a la Constituci¨®n de 1931. Se dec¨ªa: ?salvo el respeto exigido a las exigencias de la moral p¨²blica ?. Se viene a utilizar el concepto ya acu?ado de ?orden p¨²blico? que no tiene por qu¨¦ dar lugar a ning¨²n riesgo, ya que no ser¨¢ el Gobierno, sino el tribunal constitucional, el que establezca los l¨ªmites de este concepto, que reconozco que es cambiante.
Heribert Barrera (Esquerra Republicana de Catalu?a).Propongo la supresi¨®n de la parte final del apartado tercero, porque todo lo que la Constituci¨®n no prohibe podr¨¢ ser regulado despu¨¦s por ley o por decreto, pero es un error constitucionalizar la menci¨®n a la colaboraci¨®n con las confesiones religiosas. Es suficiente con decir que se tendr¨¢ en cuenta. Lo dem¨¢s sobre y es imponer una redundancia, por otra parte, peligrosa por imprecisa. ?En qu¨¦ t¨¦rminos y en vistas a qu¨¦ se establece esa cooperaci¨®n? ?Para mantener limpia la ciudad, para promover la cultura musical con c¨¢nticos religiosos? Parece que podr¨ªa ser en el terreno de la ense?anza o de las costumbres y ah¨ª no estar¨ªa todo el mundo de acuerdo. No es mi intenci¨®n que no se puedan tener relaciones de cooperaci¨®n, pero otra cosa es que se obligue con la Iglesia cat¨®lica, que al fin y al cabo tiene arraigo en la sociedad espa?ola y con todas las dem¨¢s. Es como decir que todas las creencias religiosas ser¨¢n algo estatales y mi pluralismo no llega a tanto. Desde un punto de vis,ta pr¨¢ctico lo veo dificil, porque ser¨ªa necesario crear un Ministerio de Culto. La Iglesia cat¨®lica no tiene nada que ganar con esta declaraci¨®n, pero por este camino corremos el peligro de despertar recuerdos.
Enrique Bar¨®n (socialista). Voy a defender el texto del anteproyecto
(Pasa a la p¨¢gina 14) (Viene de la p¨¢gina 13)
del 5 de enero. Nunca se la resuelto en nuestra historia el problema de la libertad religiosa en mejor ambiente que el que se plantea hoy, pero el texto que se propone ahora es un paso atr¨¢s sobre el acuerdo anterior, de 5 de enero, e introduce, en cierto modo, una confesionalidad solapada del Estado. Se ha hablado de nuestras constituciones anteriores. Tiene inter¨¦s examinar lo que se dec¨ªa en ellas porque existe relaci¨®n entre el anticlericalismo y la postura tramontana de ciertos sectores de la sociedad y de la Iglesia espa?ola a lo largo de la historia. La Iglesia de entonces era muy diferente a la de ahora y los socialistas nos alegramos de que la cuesti¨®n se plantee hoy en t¨¦rminos muy distintos. Peto en la redacci¨®n actual se rompe el equilibrio del texto constitucional. Se podr¨ªa comparar este art¨ªculo con el n¨²mero siete, en el que, de igual modo, al hablar de los, partidos se hubiera podido constitucionalizar a UCD como partido mayoritario y las elecciones de ayer habr¨ªan llevado a una revisi¨®n de la Constituci¨®n, lo que ser¨ªa absurdo (rumores en los bancos de UCD).
El se?or Rodr¨ªguez de Mi?¨®n dijo el otro d¨ªa que la Constituci¨®n no est¨¢ para matizaciones. Estamos de acuerdo, nuestra redacci¨®n es neutra, y, aunque parezca parad¨®jico, est¨¢ en la l¨ªnea del Vaticano 11 y en las de unas declaraciones del presidente de la Conferencia Episcopal, cardenal Taranc¨®n, en las que dec¨ªa que hay que evitar incluso las apariencias que puedan hacer creer en una influencia Iglesia-Estado. Lo que se ha introducido en la redacci¨®n de la ponencia, por instancias supongo externas, es un paso atr¨¢s. Cerremos este triste, doloroso y sangriento cap¨ªtulo de la historia espa?ola. Quiero recordar una frase del Jefe del Estado en el discurso de la Corona. Dijo que nadie deb¨ªa esperar privilegios. Estamos de acuerdo, y la introducci¨®n de la menci¨®n a la Iglesia cat¨®lica es un resto de privilegio.
Oscar Alzaga. Evidentemente, la cuesti¨®n religiosa, al igual que la forma de Gobierno o la soberan¨ªa nacional, han sido puntos de divergencia en nuestros momentos constitucionales. La gran conclusi¨®n que nos da esa maestra que es la historia es la necesidad de parar esa rueda y ponerla en marcha hacia la convivencia de todos. Se ha nombrado la Constituci¨®n del 31, pues bien, la redacci¨®n del art¨ªculo sobre la libertad religiosa fue uno de los principales puntos que hizo que esa ley de leyes molestara profundamente a un sector de la poblaci¨®n espa?ola. Hubo falta de modernidad pol¨ªtica. UCD no va a sostener ninguna actitud solapadamente confesional, y rotundamente no acepto lo que se ha querido insinuar. La Iglesia cat¨®lica no ha querido introducir esa confesionalidad. Lo que pasa es que algunos quieren inventarse el maniqueo para su h¨¢bil vapuleo. La Iglesia. ha cambiado, los cat¨®licos de nuestro tiempo han cambiado. UCD no es confesional, aunque recoge un amplio espectro de voto cat¨®lico, pero no va a defender ning¨²n privilegio para ellos. Hacemos solemne declaraci¨®n de que abjuramos de perjuicios hist¨®ricos que han mantenido cat¨®licos en otros tiempos. En este art¨ªculo se hace una declaraci¨®n expresa de aconfesionalidad, que no ser¨ªa necesaria, y no nos oponemos porque queremos un Estado laico en el mejor sentido de la palabra. Pero consideramos conveniente una referencia a lo que es la realidad social espa?ola. La redacci¨®n actual es conveniente, no para la Iglesia, sino para la convivencia de todos los espa?oles, y establece la colaboraci¨®n no s¨®lo con la Iglesia cat¨®lica, sino con otras confesiones que tienen, sin lugar a duda, intenci¨®n altruista.
Manuel Fraga. No puedo por menos que recordar esta frase: ?Ni han aprendido nada, ni han olvidado nada.? Los que estamos aqu¨ª hemos olvidado muchas cosas, entre ellas que m¨¢s de 7.000 obispos, sacerdotes y religiosos fueron asesinados durante la II Rep¨²blica. Yo no abjuro de nada, porque nada tengo que abjurar. Espa?a no se entiende sin Santiago Ap¨®stol, San Leonardo, San Isidoro o los beatos de Li¨¦bana. Pero sin abjurar de nada, somos partidarios de un Estado no confesional.
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