Las aguas de mayo
Que el mundo fue y ser¨¢ una porquer¨ªa, ya lo s¨¦ y lo sabemos todos desde antes de que nos lo dijera el tango: vivimos revolcaos en un merengue y en un mismo lodo todos manoseaos, etc¨¦tera... Pero que el siglo XX es un despliegue de maldad insolente, eso no hay quien lo niegue y todos los d¨ªas podemos aportar nuevas pruebas a su negativo dossier: por ejemplo, Mayo del 68. Las aguas de mayo bajan ahora turbias, como antes bajaron arremolinadas en vertiginosos r¨¢pidos. Los mitificadores de mayo son hoy sus decepcionados nost¨¢lgicos, de tal modo que surge la sospecha de si mitificaron para decepcionarse luego mejor. Mayo fue la ¨²ltima oportunidad de entrar por la puerta grande en el para¨ªso, pero, ya ven qu¨¦ l¨¢stima, se dej¨® tontamente pasar; ahora s¨®lo queda la puerta de servicio y medio tapiada por los escombros de la historia. Los desterrados tienen dos vicios peculiares, el folklore y la amargura: los exiliados de mayo del 68 no son en esto una excepci¨®n. Se guardan con emocionado fervor retrospectivo las viejas banderas negras y rojas, los graffiti de insolencia surrealista, los besos ?a pleine bouche? en la barricada, cuando los gases lacrim¨®genos tramaban su niebla coactiva: se atesoran aquellos pav¨¦s bajo los cuales apuntaba, insurgente, el esplendor de la playa... Pero la naftalina que conserva esos recuerdos piadosos es la amargura: era un sue?o imposible, una aventura irrealizable.... todos, todos traicionamos a mayo..., los sindicalismos represivos y cortos de vista, los partidos con poder y sin imaginaci¨®n o sin poder ni imaginaci¨®n (seg¨²n fuesen de derechas o de izquierdas), los enrages demasiado apresurados, inconstantes, interminablemente enzarzados en sus particulares querellas, la burgues¨ªa francesa, la intelectualidad, la situaci¨®n hist¨®rica, la polic¨ªa y el prefecto Grimaud, los bomberos... Todos traicionamos a mayo, lo cual quiere decir: mayo 68 nos traicion¨® a todos. Tambi¨¦n ¨¦l, nuestro padre, Santa Claus de los rebeldes. tambi¨¦n nos enga?¨®. Se?ores venga amargura...La historia no es m¨¢s que la necesidad de inventarnos un pasado que justifique la p¨¦rdida de nuestro presente con la esperanza del futuro. Mayo se convierte en historia, se patentiza cient¨ªficamente como nuestro pasado: ?.de d¨®nde venimos?: de mayo; ?a d¨®nde v¨¢mos?: a noviembre, al D¨ªa de los Difuntos, a Todos los Santos, con algo de suerte... Mayo fue un desastre y, como nosotros somos sus amant¨ªsimos hijos que confi¨¢bamos en ¨¦l, nadie puede reprocharnos que seamos desastrosos tambi¨¦n. Para poder decepcionarse del famoso mayo, lo primero que hay que hacer es invent¨¢rselo, es decir, convertirlo en historia. Hay que ponerle may¨²scula, darle entidad: Mayo. Y Mayo, como madre, no hay m¨¢s que una y a ti te encontr¨¦ en la calle. Mayo es fue (es y fue, pues para eso lo hemos hecho historia) un movimiento homog¨¦neo en su diversidad, con tales o cuales planes, determinados objetivos, ciertas doctrinas y unos cualificados protagonistas. Por muy distinto que se considerase cada uno de los estudiantes, obreros o vagabundos que participase en ¨¦l, Mayo, el Mayo franc¨¦s, fue algo homog¨¦neo, una delimitada y rigurosa entidad hist¨®rica sobre la que se puede hacer balance: y ese balance, qu¨¦ le vamos a hacer, la historia manda, es negativo. Convertido en pasado cient¨ªfico, Mayo segrega sus causas, su justificaci¨®n y su irremediable trayectoria, como todo objeto hist¨®rico que se precie. Ahora el Mayo/hist¨®rico ya puede darle la raz¨®n a todos los te¨®ricos pol¨ªticos: Mayo es-fue lo que bien dijo Krivine y lo que augur¨® Marchais, lo que temi¨® Chirac y lo que esper¨® Mitterrand, lo que ilusion¨® a Clavel y lo que decepcion¨® a Bernard-Henri L¨¦vy... Mayo fue una enga?ifa, una chapuza y un milagro, fue m¨¢s y menos de lo que quiso ser, fue un quiero y no puedo, un puedo y no quiero, fue lo de siempre o sea lo nunca visto: fue una lecci¨®n hist¨®rica que todos debemos aprender, porque para eso est¨¢ la historia.
Yo, la verdad, no veo muy claro qu¨¦ es lo que hubiera debido ocurrir en Mayo del 68 para que se le pudiera entronizar en el pante¨®n de la historia como un ¨¦xito. O mejor, su fracaso hist¨®rico fue el m¨¢s indudable ¨¦xito de Mayo, al menos desde el punto de vista de los que escribimos contra el tiempo y contra la historia. Porque en mayo creo que se di¨® una manifestaci¨®n, una aut¨¦ntica manifestaci¨®n de algo que necesitaba manifestarse y que no pod¨ªa someterse al Primero de Mayo ni al 14 de Julio, ni pod¨ªa pedir permiso a la autoridad competente ni formar su propio servicio de orden. Pues lo que en mayo se manifestaba no era un sujeto, sino la ausencia de un sujeto: en mayo, sujetos que no quer¨ªan ser hist¨®ricos manifestaron que no hay ning¨²n Sujeto hist¨®rico capaz de liberar la vida cotidiana de su sumisi¨®n a la historia. Siendo esto as¨ª, no se puede hablar de fracaso o triunfo hist¨®ricos, es decir, pol¨ªticos, de Mayo: ?qu¨¦ desastre si pudiera se?alarse que Mayo cumpli¨® sus objetivos y tom¨® la Bastilla, es decir, que cambi¨® a De Gaulle por Mitterrand! ?Que mayo no cambi¨® tampoco la vida? ?Pero si eso es precisamente lo que all¨ª se manifest¨®: que ning¨²n sujeto hist¨®rico -ni por tanto mayo 68, invento socio-hist¨®rico a posteriori- era capaz de una empresa cuyo s¨®lo planteamiento es contradictorio, pues pone en la premisa liberadora aquello de lo que la conclusi¨®n quiere verse libre! Aqu¨ª hay algo m¨¢s que la marcusiana constataci¨®n de que el proletariado ya no es sujeto hist¨®rico: primero, porque el proletariado no ha sido sujeto m¨¢s que all¨ª donde no lo hab¨ªa, all¨ª donde una minor¨ªa activista estaba dispuesta a crearlo para sustentar su poder... En cuanto el proletariado aumenta al comp¨¢s del crecimiento industrias, se acaba su papel de sujeto e incluso su propia entidad ?proletaria?; segundo, porque la subversi¨®n no estriba en deplorar los sujetos hist¨®ricos perdidos, sino en deplorar los muchos que todav¨ªa nos atosigan: los soci¨®logos e historiadores de Mayo son inventores de varios...
No hubo Mayo, pero somos de mayo. S¨ª, ahora todo es igual o peor: el Mayo/hist¨®rico es coartada y explicaci¨®n. Todo es igual, pero ?fue igual entonces? Porque si entonces no fue todo igual, nuestra fe no es vana: incluso el poder dudar si fue o no fue igual puede liberarnos ya un poco. Digamos: todo es igual, casi todos y casi todo fue entonces tambi¨¦n igual; pero el algo, el alguien que fue otra cosa, eso debo serlo yo.
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