La marat¨®n madrile?a, un ¨¦xito popular
Seis millares y medio de madrile?os intentaron el domingo cubrir los 42 kil¨®metros de la marat¨®n. Seis millares y medio de madrile?os lograron poner en las calles un ambiente deportivo jam¨¢s conocido. Seis millares y medio de madrile?os acudieron a la llamada de una organizaci¨®n popular para dar una muestra de lo que podr¨ªa ser el deporte espa?ol si hubiese buenos dirigentes. Ahora que ha sido un ¨¦xito la experiencia, el actual alcalde ya quiere apuntarse al futuro. Ram¨®n Tamames, cuya marat¨®n pasa por la Casa de la Villa, se qued¨® esta vez en la puerta del Sol.
Los dirigentes del deporte espa?ol se han pasado a?os inventando slogans para convencernos de lo bueno que es el deporte. Para algunos ha sido, adem¨¢s, rentable. Ahora que desde la oficialidad nos dejan pensar un poco ha surgido la organizaci¨®n del hecho deportivo m¨¢s importante que se ha producido en Espa?a. Por vez primera varios miles de ciudadanos han abandonado los grader¨ªos para bajar a la arena de la competici¨®n.El pueblo espa?ol en general no se ha caracterizado nunca por sus dedicaciones especiales al deporte. Aqu¨ª ha habido siempre una masa de espectadores delirantes, para el f¨²tbol, naturalmente, pero casi nunca hemos contado con algo m¨¢s que una minor¨ªa de practicantes de las disciplinas ol¨ªmpicas.
Fue importante que el pueblo madrile?o se echara el domingo a la calle a demostrar que el deporte no s¨®lo es sano, sino que favorece al propio ambiente de la ciudad. El domingo por la ma?ana, en el Retiro, pese a las condiciones climatol¨®gicas tan poco favorables, hab¨ªa p¨²blico junto al quiosco de la Banda Municipal, hab¨ªa p¨²blico en las carreras de patines y lo hab¨ªa en la meta de la marat¨®n.
Hubo alg¨²n peque?o incidente por las calles de la ciudad cuando ciertos conductores se encontraron con el paso cortado a causa de la carrera. Pero estos detalles no deben tornarse en consideraci¨®n. La costumbre har¨¢ que muchos comprendan que la ciudad ser¨¢ mucho m¨¢s amable cuando, al menos una vez al a?o, muchos m¨¢s miles de personas abandonen su veh¨ªculo y se decidan a correr 42 kil¨®metros. Y ser¨¢ m¨¢s agradable tambi¨¦n la ciudad cuando algunos locos del ciclismo decidan organizar la vuelta a Madrid para que familias enteras ocupemos la calzada, le demos a la capital un toque humano y al tiempo hagamos aut¨¦ntica promoci¨®n deportiva.
La marat¨®n ha sido un ¨¦xito y parece que a la Casa de la Villa le ha gustado la idea de presidir cada a?o un acto amable en el que hay miles de ciudadanos con derecho a voto. Al se?or Alvarez le est¨¢n poniendo la carrera electoral f¨¢cil y ya hay quien quiere ofrecerle los votos de los deportistas. El m¨¦todo lo usaron antes procuradores org¨¢nicos y otras gentes y en muchos casos dio resultado. Sin ir m¨¢s lejos, como dir¨ªa un castizo, en Mosc¨² est¨¢ el se?or Samaranch de embajador.
Ram¨®n Tamames anunci¨® que iba a participar y lo hizo. En el momento de la partida el se?or Alvarez lo busc¨® insistentemente, pero no pudo dar con ¨¦l. Tamames no se dej¨® que Alvarez le diera la salida. Tamames no aguant¨® toda la prueba porque ten¨ªa otros menesteres a los que acudir, y aunque no lleg¨®, por esta vez, a la Casa de la Villa, dej¨® sentado que, de momento, en lo del deporte, est¨¢ m¨¢s puesto que quien ser¨¢ candidato de la UCD.
Por una vez el deporte atl¨¦tico en una manifestaci¨®n aut¨¦nticamente popular ha desplazado al f¨²tbol. Por una vez los atascos en la circulaci¨®n no han servido para que Raimundo Saporta insista en la necesidad de trasladar el estadio Bernab¨¦u.
La marat¨®n se disput¨® en plena calle, y por eso se pudo celebrar. De haber requerido local cerrado hubiera estado en manos de Viva la gente, Banesto o los Coros Rusos, como el Palacio de Deportes
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