Carmen Laffon

?Su arte nac¨ªa del paisaje dialogado?, dec¨ªa Lezama de Bonnard. Paisaje dialogado: la definici¨®n le va de maravilla a la pintura ¨²ltima de Carmen Laffon. Cada vez m¨¢s pintora, alejada m¨¢s que nunca del tema o de la an¨¦cdota, irreductible m¨¢s que nunca a. historias de tendencia o siquiera a historia a secas, el lugar aparte de la pintora sevillana se confirma en esta su ¨²ltima exposici¨®n.Lo excepcional de Carmen Laffon, es que, situ¨¢ndose a contrapelo del discurso y de la pr¨¢ctica moderna de la pintura, no por ello se instala en el pasado o lo repite. Aparte de: interesarle sobremanera el arte contempor¨¢neo -bien lo saben sus amigos pintores, o sus alumnos de la Escuela de Bellas Artes-, para ella como para tantos otros creadores de nuestro siglo (y por algo he asociado de entrada a Lezama y a Bonnard) aceptar una tradici¨®n e ir a buscar en el pasado sus fuentes, supone tan s¨®lo un punto de arranque. El resultado -y a la vista est¨¢- nada tiene que ver con lo que en un momento se vino a llamar realismo cotidiano.

Con los a?os, como ha dicho Gerardo Delgado en Pliego, va desapareciendo ?un mundo literario, un poco decadente y mortecino?, b¨²squeda del tiempo perdido cuya expresi¨®n m¨¢s acabada ser¨ªan las Historias de Marcelina. El puro temblor de la luz en La cuna, el laberinto espacial de la Sevilla alta en La terraza, las impresionantes figuras yacentes expuestas en Egani en 1971, son hitos en un caminar hecho de eliminaciones, de reflexi¨®n, de lenta maduraci¨®n. Unos simples objetos sobre una mesa, casi en el blanco, o el emerger de paisaje en la mancha, o el rinc¨®n de patio que es pretexto para unos juegos de luz: ¨¦sta ha sido en los ¨²ltimos a?os la pintura de Carmen Laffon.

Sanl¨²car, la playa de la Jara, el r¨ªo en las cercan¨ªas de la Cartuja o a su paso por Coria, son los motivos de su actual exposici¨®n. Esplende la luz en estos cuadros y dibujos. Esplende un sur secreto. Han podido quedar desconcertados quienes hubieran deseado que la pintora se hubiera quedado detenida en su pasado, quienes hubieran preferido que la an¨¦cdota siguiera teniendo mayor peso. Pero est¨¢ clar¨ªsimo que Carmen Laffon est¨¢ pintando mejor que nunca, y que el ?nada m¨¢s esto? guilleniano citado en una ocasi¨®n por ella misma, encuentra ahora un punto de perfecci¨®n extrema. El mar en un d¨ªa nublado, los tejados de Sanl¨²car, las huertas sobre las que va jugando el sol, una pared rosa, el ancho Guadalquivir de Coria: amplios horizontes, silencio del sur, transparencia de la pintura.