Una b¨²squeda de la armon¨ªa interna
Mis opiniones y vivencias sobre la terapia Gestalt se basan en cuatro a?os de trabajo dentro de este enfoque. Si sigo utiliz¨¢ndolo es porque la relaci¨®n que me permite mantener con el otro no est¨¢ mediatizada por las interpretaciones intelectuales, sino que me facilita ser yo mismo; y he descubierto que ¨¦ste es el mejor camino para que el otro llegue a ser ¨¦l mismo.Voluntariamente estoy hablando del otro y neg¨¢ndome a utilizar la etiqueta de paciente en cuanto que la mayor¨ªa de las personas que acuden a grupos o sesiones de terapia. Gestalt vienen buscando c¨®mo potenciar su propio desarrollo, c¨®mo seguir creciendo, c¨®mo encontrarse m¨¢s consigo mismo. Estas premisas son comunes a todos los movimientos, enfoques y t¨¦cnicas, de lo que se ha llamado psicolog¨ªaa human¨ªstica. Haciendo m¨ªas las; palabras de Erving y Miriam Polster, dir¨¦ que ?la terapia es demasiado beneficiosa para limitarla a los enfermos?; es decir, ni la persona necesita darse a s¨ª misma el estatus de enfermo para comenzar a cuidarse, preocuparse de s¨ª y tomarse en cuenta, ni yo necesito considerar al otro como enfermo para darme el estatus de t¨¦cnico o salvador.
Divisiones internas
En terapla Gestalt trabajamos centrados en el darse cuenta como proceso para conectar y contactar con nuestros problemas, necesidades, carencias y expectativas. Darse cuenta supone escucharnos enteramente, desde la m¨ªnima manifestaci¨®n corporal hasta el mundo de nuestros fantasmas, fobias, patrones de canducta, im¨¢genes, etc¨¦tera. El contacto con alguna de estas manifestaciones puede evidenciarnos la existencia de un conflicto interior, de partes de nosotros que luchan entre s¨ª, de divisiones internas ante las que solemos reaccionar, dejando que una venza a la otra (nuestra ternura contra nuestra agresividad, nuestra fuerza contra nuestra debilidad, nuestra belleza contra partes antiest¨¦ticas de nuestro cuerpo, etc¨¦tera). Normalmente, dejamos vencer aquella que evaluamos como positiva y que socialmente se permite y es aceptada. El proceso, por tanto, es alinearse de aquellas partes no aceptadas, hacerlas desaparecer, matarlas dentro de nosotros, con el empobrecimiento que esto supone, pero esto es algo que no suele conseguirse, sino que, por m¨¢s que las evitemos, se manifestar¨¢n en forma de conflicto.
El proceso terap¨¦utico en Gestalt es justamente el contrario, es decir, desandar el camino de la propia represi¨®n por medio de la aceptaci¨®n, de la integraci¨®n de todo aquello que somos, trascendiendo los juicios de valor de lo que es bueno o malo. Es, por tanto, una elecci¨®n de la armon¨ªa frente a la autodesintegraci¨®n, una elecci¨®n de la vida, m¨²ltiple y contradictoria en apariencia, frente a la vida est¨¢tica, monol¨ªtica: frente a la muerte. Es esta armon¨ªa dif¨ªcil, pero gratificante que me hace seguir trabajando bajo un enfoque gest¨¢ltico, integrador de m¨ª mismo y de los otros en una relaci¨®n terap¨¦utica libre.
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