"Debemos completar nuestras propias experiencias"
?Imaginemos a alguien que acude a un m¨¦dico, a un terapeuta aquejado de una mirada opaca e inexpresiva.? As¨ª comienza la descripci¨®n de Ervin Polster de lo que es o intenta ser la psicoterapia de la Gestalt. Mientras lo explica, en el hotel madrile?o donde permanecer¨¢ unas horas, en viaje de regreso a Estados Unidos, tras asistir a una reuni¨®n internacional en Portugal, apoya sus pies descalzos, como buen americano, sobre un posapi¨¦s. Tanto ¨¦l como su esposa, Miriam Polster, manifiestan una sorprendente libertad de movimientos corporales. Su manera de mirar o moverse no expresa racionalidad o compostura alguna, sino pura expresividad y libertad.?Esa persona, aquejada de opacidad en su visi¨®n -prosigue Ervin Polster- asisti¨® a la muerte de su padre a los tres a?os de edad. Existen diferentes formas de aproximarnos a su problema. Yo le digo que se concentre en la sensaci¨®n que tiene debajo de sus Ojos. La persona me dice entonces que siente una tensi¨®n y que esa tensi¨®n le inmoviliza sus ojos. Le pregunto si quiere moverlos. El contesta: "Tengo miedo, siento que, si presto atenci¨®n a mis ojos, van a temblar". Yo le respondo: "Conc¨¦ntrese en ese temblor", a lo que ¨¦l protesta: "Siento que no deber¨ªa mirar. "?A qui¨¦n ve usted cuando mira?", le pregunto entonces. "Veo a mi madre -responde- Tengo que forzarme mucho para no llorar cuando la veo, porque los hombres no deben llorar."
Tras el s¨ªntoma estaba la causa. El adulto de mirada opaca e inexpresiva llevaba debajo de su s¨ªntoma a?os de represi¨®n emocional, seg¨²n dir¨ªan los psicoanalistas, o e una vivencia sin completar, seg¨²n dir¨ªan los gestaltistas.? Elvin Poster prosigue su descripci¨®n del caso: ?Yo le pregunto qu¨¦ le dir¨ªa a su madre cuando experimenta esos deseos de llorar. Le invito a decirle algo a su madre. ?:Madre, he estado tan triste -dice ¨¦l- durante estos a?os por la muerte de pap¨¢."?Qu¨¦ es lo que siente ahora en sus ojos?-, le pregunto entonces. "siento una sensaci¨®n -responde- muy fuerte", y entonces rompe a llorar. ?
El t¨¦rmino "enfermo" es cultural
Este es un ejemplo de la terapia Gestalt. El m¨¦dico ha ido conduciendo al paciente o enfermo, por emplear un t¨¦rmino no muy usual entre ellos, a vivir su experiencia frustrada hace a?os, el llanto que no se produjo en la infancia, causante, en la vida adulta y toda la existencia posterior, de una perturbaci¨®n grave en el modo de mirar. Estamos ante una muestra de lo que es la terapia Gestalt, una v¨ªa de aproximaci¨®n a los problemas personales que se basa en la intensificaci¨®n de las experiencias incompletas. Un psicoanalista, ante el mismo hecho, ante el mismo s¨ªntoma, habr¨ªa procedido al an¨¢lisis de las causas pret¨¦rita. de ese hecho. Habr¨ªa intentado explicar al paciente que su mirada opaca responde a un trauma, a un acontecimiento angustioso vivido en la infancia. Pero los partidarios de.la Gestalt prefieren la vivencia, la acci¨®n, al an¨¢lisis o la interpretaci¨®n. Eligen muchas veces lo que los psicoanalistas llamar¨ªan acting, es decir, la puesta en acci¨®n de los deseos o impulsos, porque para los terapeutas de la Gestalt, lo importante no es el pensamiento o la racionalidad de lo vivido, sino la vida misma.
Encuentro con la plenitud
?Una diferencia con el psicoan¨¢lisis -afirma Ervin Polsterradica en que mientras el psicoan¨¢lisis tiene una gran tendencia a hacer interpretaciones, la postura gest¨¢ltica prefiere tomar las experiencias como son, en s¨ª mismas. Mientras nosotros nos interesamos por el c¨®mo y el d¨®nde, el psicoan¨¢lisis parece m¨¢s preocupado por el por qu¨¦. El psicoan¨¢lisis siempre formula una pregunta hist¨®rica, determinando as¨ª tambi¨¦n una respuesta hist¨®rica.?
La b¨²squeda del c¨®mo y el d¨®nde, en la postura gest¨¢ltica, se orientan hacia ese encuentro de la plenitud, hacia ese intento de acabamiento, que est¨¢ en-el fondo del pensamiento de la Gestalt. ?Nosotros damos por sentado -prosigue Ervin Polster- que las experiencias personales van ccriduciendo hacia esa plenitud. Es a ese proceso a lo que llamamos curaci¨®n o crecimiento. ?
No obstante, parece que t¨¦rminos como curaci¨®n o enfermedad no son, en absoluto, los preferidos en la actividad gest¨¢ltica. ?Estas palabras -dice Ervin Polster- preferimos guardarlas para aquellos que pueden ser considerados muy lesionados en sus posibilidades de vida. Aun en ese caso, el t¨¦rmino enfermedad o la palabra curaci¨®n son t¨¦rminos culturales. En la mayor¨ªa de los casos, preferimos otros t¨¦rminos: crecimiento, desarrollo, etc¨¦tera.?
?El t¨¦rmino Gestalt -nos explica, ahora, Miriam Polster- es una palabra alemana que fue potenciada por un grupo de psic¨®logos preocupados por la percepci¨®n. El tema de su investigaci¨®n era el aprendizaje-, no estaban interesados en la psicopatolog¨ªa. Una de las cosas que descubrieron es que, en el campo de la percepci¨®n, las personas te organizan lo que ven en fondo y figura. La totalidad de esa organizaci¨®n da la plenitud. De acuerdo con esto, uno no necesita, discriminar unos ojos, una nariz, una boca, separadamente, para percibir un rostro. Hay una percepci¨®n directa de la totalidad. Y esto es tan cierto que a una persona podr¨ªan faltarle pedazos y, sin embargo, seguir¨ªa teniendo su cara. El que lo percibe, completar¨ªa su percepci¨®n de ese rostro inacabado.?
Alguien sac¨® consecuencias de estos hechos en el campo de la medicina y la pedagog¨ªa, en el ¨¢rea de la actividad de ayuda, Fritz Perls. ? Lo que hizo Fritz Perls -prosigue Mirlam Polster- fue trasladar estas investigaciones del campo de la percepci¨®n al terreno de las experiencias personales. El estaba entrenado en la formaci¨®n cl¨¢sica psicoanal¨ªtica. Descubri¨® que, en un mundo complicado, toda expe riencia tiende a ser completada pero que muchas de esas experiencias vitales, por diversas circunstancias, no llegan a completarse, de modo que la energ¨ªa no alcanza su finalidad; esas experiencias quedan, entonces, incom pletas. La terapia consiste en com pletar esas experiencias.?
?Lo que comienza a suceder -a?ade Ervin Polster- cuando muchas de esas experiencias no llegan a completarse es, m¨¢s o menos, lo que le pasa a una radio con interferencias. La capacidad del individuo para un funcionamiento adecuado en el presente queda de la misma forma que ese receptor de radio que no detecta las se?ales a plena potencia. Esto, en t¨¦rminos de experiencia humana, se traduce en el hecho de que el individuo no puede concentrarse o no sabe lo que desea. O, si lo sabe, no sabe c¨®mo lograrlo, precisamente porque su experiencia actual es confusa, est¨¢ interferida por las anteriores.?
Buenas experiencias presentes
La psicoterapia de la Gestalt tambi¨¦n tiene mucho que ver, como la psicoanal¨ªtica, con la comprensi¨®n del pasado. ?Pero, mientras para el psicoan¨¢lisis se trata de entender el propio pasado -prosigue Mirlam Polster- para la Gestalt lo que se, intenta es lograr buenas experiencias presentes, no remitirse constantemente al pasado. Nosotros nos manejamos con caracter¨ªsticas preferidas como la flexibilidad y la claridad. Nos ocupamos de las funciones presentes del individuo: tocar bien, oler bien hablar bien, moverse bien, o¨ªr bien La Gestalt opta, pues, por un desarrollo activo de la vivencia presente, sobre el an¨¢lisis interpre tativo. Ese es, seg¨²n sus defensores el camino de la curaci¨®n o el desarrollo, ?porque todos vivimo - dice la se?ora Polster- en la zona de contacto entre lo que somos nosotros mismos y aquello que e ajeno a nosotros. Si hacemos un buen contacto entre nosotros, podemos modificarnos, influenciar nos positivamente, encontrarnos?.
?Si uno realmente pone mucha atenci¨®n en algo -prosigue- algo va a cambiar, esa pierna se va a mover, o esos ojos a los que alud¨ªamos antes, var, a romper a llorar. La paradoja es que se produce el cambio, aunque no se est¨¦ trabajando por el cambio. El ejemplo de antes, el del llanto, es una muestra de c¨®mo se puede completar una experiencia. La Gestalt ayuda a completar lo que hab¨ªa quedado interrumpido porque lo importante es vivirlo, no entenderlo.?
Estamos, pues, ante una alternativa ante el racionalismo cient¨ªfico, del que es buen heredero el psicoan¨¢lisis. Una alternativa de vida m¨¢s que de- intelecci¨®n de los fen¨®menos. Quiz¨¢, tras la terapia de la Gestalt est¨¦ una profunda cr¨ªtica a la metodolog¨ªa cient¨ªfica o cientifista de Occidente. Los Pols
ter no lo ven exactamente as¨ª. ?No se oponen ambas v¨ªas -dicen-, la psicoanal¨ªtica y la gest¨¢ltica. Son diferentes caminos. Cada corriente terap¨¦utica tiene sus propios errores o faltas.? Los propios investigadores de esta corriente de pensamiento y acci¨®n terap¨¦utica o pedag¨®gica, hacen su autocr¨ªtica: ?Nosotros no debemos deshacetnos de la racionalidad cient¨ªfica, del significado de las cosas -dicen- Lo que buscamos es una diferente percepci¨®n entre el significado y la acci¨®n, entre el exceso o defecto de racionalidad cient¨ªfica. ? Es un problema de proporci¨®n y medida. Ni racionafidad sin vitalismo, ni vitalismo ciego, sin intelecci¨®n. Y, coincidentes ambos caminos en su intenci¨®n humanista, potenciadora del cambio y la mejora humana, discrepan en el m¨¦todo. Porque en la Gestalt lo importante es el an¨¢lisis, la interpretaci¨®n de los hechos, sino los hechos en s¨ª, la vida sin m¨¢s.
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