Hacia la liberaci¨®n de Extremadura
Diputado del PSOE por C¨¢ceres
La aprobaci¨®n por el Consejo de Ministros del r¨¦gimen preauton¨®mico extreme?o tiene que ser contemplada, y, por lo menos, el Partido Socialista de Extremadura as¨ª lo ve, como el principio de una ingente, urgente y sugestiva tarea: su liberaci¨®n.
No podemos saber hoy si vamos a ser capaces de extraer toda la potencialidad redimidora que con este paso se comienza, tanto por el posible fracaso de nuestro esfuerzo como por la no oculta voluntad de algunas fuerzas. pol¨ªticas e instituciones, de reducir este proceso preauton¨®mico a un formalismo sin contenido alguno y meramente aparencial. S¨ª podemos saber que los extreme?os realmente ilusionados vamos a intentarlo con firmeza y sensatez.
Extremadura tiene sobre s¨ª siglos de explotaci¨®n y colonialismo reflejados en las m¨¢s variadas formas, y el fascismo de estos ¨²ltimos cuarenta a?os no fue una excepci¨®n, sino la simple continuidad agravada de un mal tratamiento multisecular.
El subdesarrollo, la pobreza de la mayor¨ªa de su poblaci¨®n, la incultura y el abandono entran en flagrante contradicci¨®n con una tierra feraz, inexplotada, con una tradici¨®n cultural compendio de miles de civilizaciones, con una belleza ecol¨®gica ahora descubierta, y todas sus notas negativas no son un hecho natural y fat¨ªdico, sino, bien al contrario, un resultado fabricado y buscado desde los centros colonizadores pol¨ªticos, econ¨®micos y culturales.
Con mayor o menor fuerza, el pueblo extreme?o ha tomado conciencia de su riqueza hidr¨¢ulica al servicio de una industria energ¨¦tica obligadamente exportada, en detrimento de una potencial agricultura m¨¢s que rentable. Sabe perfectamente de su abundancia forestal, de su decreciente y maltratada ganader¨ªa, de su intocada riqueza del subsuelo, en suma, de su car¨¢cter de reducto productor de materias primas, variadas y abundantes, que desea ver transformadas all¨ª y ahora, cortando la sangr¨ªa de la emigraci¨®n y el expolio que una publicaci¨®n a punto de ver la luz bautiza acertadamente con el t¨ªtulo de ?Extremadura saqueada?.
La contradicci¨®n polif¨®rmica entre cotos de caza, latifundios amontonados, en el patrimonio de los m¨¢s t¨¦tricos t¨ªtulos nobiliarios, de una aristocracia aferrada al comportamiento feudal, con alquer¨ªas sin luz ni agua, paro, enfermedades permanentes, envejecimiento prematuro, desescolarizaci¨®n, alimentaci¨®n insuficiente, y dem¨¢s plagas que a¨²n parecen end¨¦micas, se puede salvar a trav¨¦s del proceso democr¨¢tico del que la preautonom¨ªa es una v¨ªa de profundizaci¨®n, siempre y cuando a esta tarea se entregue el compromiso sincero de todos los extreme?o s, sin la menor distinci¨®n social, econ¨®mica y pol¨ªtica, cuando todos ellos comprendan, porque puede probarse, que de este avance y desarrollo vamos todos a salir beneficiados.
Si para el Pa¨ªs Vasco, Catalu?a y Galicia el sistema preauton¨®mico y la posterior autonom¨ªa son respuesta, tard¨ªa y obstaculizada, a una afirmada personalidad como nacionalidades, con un evidente contenido psicol¨®gico y obligada reparaci¨®n hist¨®rica a su individualidad, para Extremadura, a qui¨¦nes algunos quieren privar de conciencia hist¨®rico-regional, de tradici¨®n y hasta de necesidad de este instrumento, la preautonom¨ªa tiene tanta o m¨¢s importancia si supone un proceso de liberaci¨®n social, de lucha contra la injusticia y la marginaci¨®n, de finalizaci¨®n de la ego¨ªsta divisi¨®n de tierras y mercados que a¨²n prevalece en algunas mentes, y en virtud de la cual los extreme?os y sus tierras, en nuestro Estado y tiempo, no reciben mejor suerte que la que el imperialismo yanqui reserva a las rep¨²blicas bananeras o a las nacientes unidades pol¨ªticas africanas.
A Extremadura, con y en la preautonom¨ªa, ha de restitu¨ªrsele en financiaci¨®n p¨²blica y privada todo aquello que a lo largo de siglos se le expoli¨®, pero con arreglo al principio de servir para la autosuficiencia y hasta para la suplencia de otras regiones menos favorecidas naturalmente, no reduci¨¦ndola a una permanente dependencia o mendicidad.
Los socialistas extreme?os queremos, junto con las dem¨¢s fuerzas politicas, hacer posible hoy en Extremadura una racional industrializaci¨®n y explotaci¨®n de sus campos, que, al lado de la funci¨®n social de la propiedad privada, refleje la protecci¨®n al derecho de permanecer donde se nace y realizarse humanamente entre los suyos, sabiendo que en este proceso existe y puede encontrarse la compatibilizaci¨®n en el desarrollo econ¨®mico y el avance perfeccionador de estructuras de producci¨®n y comercio renovadas y civilizadas, rechazando categ¨®ricamente la falsa dial¨¦ctica ?o miseria o colonialismo?.
La peque?a y mediana empresa es en este proceso una de las piezas fundamentales en la industria y en la agricultura. El cooperativismo en ambos campos tiene que ser una de las principales preocupaciones.
La preautonorn¨ªa de Extremadura no tiene hoy all¨ª otro enemigo que el cacicazgo, que casualmente refleja en la casi totalidad de sus nombres y personajes los mismos apellidos que invaden los anuarios de las sociedades monopolistas y llenan las p¨¢ginas de los semanarios de la alta sociedad, m¨¢s vinculada con lo que eufem¨ªsticamente se llama el antiguo r¨¦gimen.
Para ser sinceros, exponer esta opini¨®n cargada de esperanza y buenas intenciones resulta dif¨ªcil, cuando a¨²n se choca con la triste realidad de nuestras comunicaciones por ferrocarril y carretera, que no en vano son las m¨¢s olvidadas y dificultan todo acceso, y quiz¨¢ sea ah¨ª donde las futuras transferencias de competencias adquieren valor prioritario.
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