M¨¢s de cuarenta mil habitantes sin una asistencia sanitaria adecuada
La redacci¨®n de un plan de ordenaci¨®n y la exigencia del cumplimiento de las normas dictaminadas por la Coplaco contribuir¨ªan a solventar parcialmente los problemas de car¨¢cter urban¨ªstico que tiene planteados Collado Villalba. Sin embargo, la poblaci¨®n sufre actualmente otras deficiencias cuya soluci¨®n no ha sido siquiera formulada.El nivel en el que se encuentra la sanidad es uno de los m¨¢s claros ejemplos de la mala situaci¨®n de los servicios en el pueblo m¨¢s importante de la zona norte de Madrid.
?Yo mismo he denunciado -asegur¨® el alcalde, se?or San Mart¨ªn- el hecho de que no se pueda conseguir, para un caso de urgencia, un m¨¦dico cuya presencia ha sido solicitada por tel¨¦fono. Aunque tambi¨¦n puedo asegurar que si personalmente se requiere su presencia no tengo noticias de ning¨²n caso en el que se hayan negado a asistir. Ellos justifican su actuaci¨®n en base a que necesitan una enfermera que atienda las llamadas y extienda recetas, pero a m¨ª me parece peligroso.?
La situaci¨®n tambi¨¦n les parece peligrosa a las 40.000 personas que habitan en Villalba. De hecho podr¨ªa decirse que ¨¦ste es uno de los problemas m¨¢s preocupantes. Desde el momento en que se cre¨® la asociaci¨®n de vecinos, el primer objetivo planteado fue conseguir la dotaci¨®n de un ambulatorio comarcal. capaz de satisfacer y responder a las necesidades de la zona.
Sobre este punto el alcalde asegura que la construcci¨®n del ambulatorio ha sido de momento denegada, porque ?no est¨¢ incluido en el plan de inversiones de la Diputaci¨®n Provincial para 1977-78 Nosotros hemos dado todo tipo de facilidades porque consideramos que es un problema grav¨ªsimo Ofrecemos los terrenos, pero de momento no se va a construir?.
Si se analiza a fondo el funcionamiento de la sanidad en este pueblo, cabr¨ªa decir que presenta los s¨ªntomas de una grav¨ªsima enfermedad. En primer lugar, hasta finales del a?o pasado, todos aquellos que quisieran contar con garant¨ªas de ser atendidos y pese a contar con las correspondientes tarjetas de la Seguridad Social, deb¨ªan someterse a un r¨¦gimen de igualas.
Por cada una de estas igualas, cada familia abonaba un m¨ªnimo de doscientas pesetas al m¨¦dico beneficiario. A ra¨ªz de una serie de presiones promovidas desde la asociaci¨®n de vecinos se consigui¨® la, supresi¨®n de esta segunda garant¨ªa de ser atendidos en caso de necesitar atenci¨®n m¨¦dica. Al margen de esta irregular situaci¨®n hay que se?alar que hasta enero de este a?o no se ha conseguido contar con la presencia de un m¨¦dico de guardia, capaz de asistir en cualquier momento un determinado caso de urgencia.
Como medidas provisionales, se ha conseguido el que los m¨¦dicos pasen consulta en una cl¨ªnica construida por el Ayuntamiento y cedida a la Seguridad Social. Se han facilitado unas tablas en las que figuran los m¨¦dicos existentes y los horarios de ¨¦stos. Sin embargo, no se ha conseguido la inclusi¨®n de especialistas en el cuadro m¨¦dico. Un solo pediatra se presenta como variante de la medicina general.
?Si queremos hacernos un simple an¨¢lisis de sangre, tenemos que trasladamos hasta Madrid. El coste es tres veces superior al de cualquier afiliado de la Seguridad Social que cuente en las proximidades de su puesto de trabajo o de su domicilio con un centro adecuado?, dec¨ªa uno de los trabajadores de Made, cuyo nombre prefer¨ªa que quedara en el anonimato. ?Puede haber represalias, ?sabe??, a?adi¨®.
Pese a que la construcci¨®n del ambulatorio no aparece incluida en los presupuestos oficiales, la campa?a desarrollada por los vecinos anuncia como posible la inminente construcci¨®n de un ambulatorio de la Seguridad Social de car¨¢cter comarcal.
Un r¨ªo sin agua, pero con olores
Para completar el sistema sanitario, a la poblaci¨®n villalbina s¨®lo le faltaba el paso de las oscuras aguas del, Guadarrama, cargadas de todo tipo de bacterias y olores, que en las ¨¦pocas de calor hacen que la avenida del General¨ªsimo sea pr¨¢cticamente intransitable.
Actualmente, seg¨²n inform¨® el alcalde, parece que existe un proyecto para1a canalizaci¨®n del Guadarrama a su paso por Villalba, por parte del Ministerio de Obras P¨²blicas y Urbanismo. ?Hace ocho a?os -asegur¨® Jos¨¦ San Mart¨ªn- ese mismo proyecto costaba 65 millones de pesetas, mientras que ahora las obras ascienden a un total de 235 millones. Sin embargo, estamos tan al margen que no conocemos siquiera el proyecto. El ¨²nico dato que conocemos es que las obras saldr¨¢n a subasta este mismo a?o.?
Mientras que las obras sigan sin salir a subasta, el r¨ªo seguir¨¢ siendo el actual vertedero de basuras que es. Al margen del espect¨¢culo que se espera de todo r¨ªo que se precie, el Guadarrama villalbino ha quedado reducido a un simple vertedero, junto al que las ratas han encontrado su para¨ªso particular.
Es adem¨¢s frecuent¨ªsimo ver a los ni?os metidos entre las muchas porquer¨ªas existentes en las orillas del r¨ªo, con el consiguiente peligro de coger cualquiera de las muchas enfermedades que portan las ratras.
Un tercer cap¨ªtulo dentro de las necesidades de Villalba lo constituye la ense?anza y la falta de atenci¨®n a la juventud.
La masiva llegada a Villalba de familias de emigrantes en busca de trabajo o de quienes prefieren cambiar el bullicio madrile?o por la supuesta tranquilidad de un pueblo serrano se encuentra con que, pese a las promesas de las urbanizadoras, las dificultades para conseguir una plaza escolar en un centro de ense?anza general b¨¢sica o en una guarder¨ªa son m¨²ltiples. Hasta ahora se ha conseguido a base de un incre¨ªble hacinamiento de los alumnos en los diferentes colegios nacionales. Para el pr¨®ximo curso est¨¢ anunciada la apertura de tres nuevos centros que, de no continuar el actual crecimiento de la poblaci¨®n, podr¨¢n solucionar de una vez el d¨¦ficit de puestos para EGB. Respecto a las restantes escalas de la ense?anza, se ha anunciado tambi¨¦n la construcci¨®n de un centro de ense?anza profesional, en terrenos cedidos por el Ayuntamiento.
En cuanto al resto de equipamientos, se nota una falta muy especial de centros destinados a la juventud. ?Las ¨²nicas cosas que puede hacer un joven en Villalba son fumarse un porro, ir a una discoteca, conversar sin problemas sobre artes marciales o pasear por la avenida del General¨ªsimo?, se lamentaba Esteban, un muchacho de veintid¨®s a?os cuya opini¨®n coincide con la de la mayor¨ªa de las personas j¨®venes del pueblo. Su problema es de los que, de momento, no cuentan con soluciones inmediatas. ?Tienen una biblioteca que no es de las peores de la sierra -dec¨ªa el alcalde-, y yo presto todo tipo de ayuda, aunque no me quedan locales para ellos. ?
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