Espa?a, del inter¨¦s a la importancia
El proceso democratizador en que est¨¢ empe?ada Espa?a ha tornado en ?importancia? el ?inter¨¦s? que en el plano pol¨ªtico despertaba la presencia de nuestro pa¨ªs en las anuales conferencias de la OIT, foro internacional en el que cada a?o la oposici¨®n democr¨¢tica a la dictadura denunciaba la represi¨®n del anterior r¨¦gimen.Superada la etapa de clandestinidad en la que los, entonces embriones de las actuales centrales obreras compet¨ªan en el plano de la representatividad con la delegaci¨®n oficial de trabajadores que designaba el verticalismo, en la presente edici¨®n de la conferencia anual de la OIT apenas despierta inter¨¦s la pugna hegem¨®nica de los sindicatos por ostentar con exclusividad ante este organismo la representaci¨®n de los trabajadores espa?oles.
La visi¨®n pol¨ªtica de las centrales ha perinitido obviar en gran medida esta pugna y, al menos a nivel de imagen, la representaci¨®n obrera espa?ola aparece como unitaria. De esta manera, se ha abortado la intenci¨®n gubernamental de presentar atomizado el panorama sindical de nuestro pa¨ªs.
Para los sindicatos espa?oles, pues, la presencia de Espa?a en la OIT ya no supone tanto un pretexto para la continua denuncia de la dictadura en Espa?a, sino que hoy constituye una importante aportaci¨®n, desde su presencia, a la configuraci¨®n de las grandes l¨ªneas de las relaciones laborales en el marco internacional. Desde la aplicaci¨®n a nuestro pa¨ªs del modelo de representaci¨®n sindical para los funcionarios p¨²blicos que se espera salga de esta conferencia, hasta una concreta regulaci¨®n internacional del trabajo en las plataformas petrol¨ªferas, por poner s¨®lo un ejemplo, el sindicalismo espa?ol considera de vital importancia los principios que establezca la OIT en el campo de las relaciones laborales, como germen de futuras legislaciones aplicables a los pa¨ªses en concreto.
De esta manera, la utilizaci¨®n oportunista de esta tribuna p¨²blica -136 pa¨ªses integran la OIT- parece corresponder en la actualidad al Gobierno, el cual se juega en su candidatura al consejo de administraci¨®n de este organismo el respaldo internacional a su pol¨ªtica social. Se trata, en definitiva, de conseguir la aprobaci¨®n del proceso democratizador espa?ol tambi¨¦n en lo social, una vez que en lo pol¨ªtico, cuando menos, el mundo libre sigue esperanzado el tr¨¢nsito de la dictadura a la democracia.
Los sindicatos, en este juego, mantienen una actitud clara y honesta. Conscientes de que el voto favorable a la candidatura espa?ola supone, en gran medida, una prima a las mejoras laborales registradas en nuestro pa¨ªs en los dos ¨²ltimos a?os, no har¨¢n campa?a a favor, toda vez que consideran a¨²n cortas tales mejoras. Sin embargo, tampoco har¨¢n campa?a en contra, pues, aparte el inter¨¦s de involucrar al Gobierno en las decisiones pol¨ªticas de la OIT, en expresi¨®n de los sindicatos el ingreso de Espa?a en el consejo de administraci¨®n ?se lo merece el pueblo espa?ol y Espa?a, aunque no el Gobierno?, como premio al progreso del proceso democratizador de nuestro pa¨ªs.
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