"El mundo ha avanzado muy poco en la consecuci¨®n de un nuevo orden econ¨®mico"
Pregunta. Cuando han transcurrido m¨¢s de cuatro a?os desde que las Naciones Unidas debatiesen ampliamente la necesidad de un nuevo orden econ¨®mico internacional e incluso hiciese p¨²blica una resoluci¨®n sobre este tema, ?en qu¨¦ medida cree que se ha avanzado para conseguir este nuevo orden que siempre usted ha preconizado?Respuesta. Se ha avanzado muy poco y creo que no podemos sentirnos orgullosos de lo realizado hasta el momento. Parece claro que los intereses dominantes en el plano internacional no favorecen en absoluto ning¨²n tipo de avance de cara a conseguir un nuevo orden econ¨®mico internacional. La misma culpa la tienen los intereses dominantes a escala nacional, que no est¨¢n dispuestos a motivar una serie de transformaciones internas absolutamente necesarias y sin las cuales un nuevo orden econ¨®mico carecer¨ªa de la necesaria profundidad social. Esto al menos ocurre en Am¨¦rica Latina, que es la zona que menos desconozco.
P. ?Considera que existe una conciencia clara, tanto en los pa¨ªses desarrollados como en los que se encuentran en v¨ªas de desarrollo, sobre la necesidad de llegar a un nuevo orden econ¨®mico internacional?
R. Recordando a mi superior en las Naciones Unidas, Uthant, ¨¦ste siempre dec¨ªa que la mosca que cae en la tela de ara?a y la propia ara?a tienen una cabal comprensi¨®n de su situaci¨®n. El caso en la actualidad es similar: existe una comprensi¨®n a todos los niveles pero no hay voluntad para encontrar la v¨ªa que nos lleve a hallar ese nuevo orden econ¨®mico que los pa¨ªses como los del ¨¢rea de Am¨¦rica Latina consideramos tan necesario. La culpa de ello se reparte a partes iguales entre los intereses creados supranacionales y nacionales.
P. ?D¨®nde se encuentra la mayor oposici¨®n para poner en marcha una nueva estructuraci¨®n econ¨®mica del mundo: en los grupos de poder internacionales o en los nacionales?
R. Aunque los dos tipos de intereses est¨¢n enormemente contactados entre s¨ª, tienen una mayor gravitaci¨®n los grupos dominantes internacionales, ya que a la postre sus intereses est¨¢n representados en los diferentes pa¨ªses por similares grupos dominantes aunque a una escala menor.
Esto se ve claramente a ra¨ªz de la crisis energ¨¦tica, crisis que deber¨ªa haber facilitado una mayor interconexi¨®n entre los pa¨ªses pobres y ricos. La ¨²nica reacci¨®n conseguida
por el alza de las materias primas y m¨¢s concretamente por el incremento del petr¨®leo ha sido el de una repulsa por parte de la sociedad desarrollada hacia los pa¨ªses productores, es decir hacia la periferia. Esto en cierta medida es l¨®gico, ya que la sociedad capitalista se ha acostumbrado a un nivel de vida que para sostenerlo necesita del petr¨®leo. La prosperidad hace olvidar a los que no la han alcanzado.
P. Ci?¨¦ndonos concretamente al caso de Am¨¦rica Latina, ?cree que es posible lograr una evoluci¨®n hacia ese orden econ¨®mico nuevo y hacia ese cambio de estructuras que usted propugna por la v¨ªa pac¨ªfica o considera posible una revoluci¨®n violenta?
R. Hace a?os cab¨ªa esperar que el desarrollo econ¨®mico traer¨ªa consigo un proceso de democratizaci¨®n. La realidad nos est¨¢ demostrando lo contrario, como lo demuestra la proliferaci¨®n de dictaduras que se est¨¢n estableciendo en el continente suramericano.
Yo espero que se pueda llegar hasta el final por la v¨ªa pac¨ªfica, pero en el curso de las mutaciones que deben operarse en Am¨¦rica Latina se crean situaciones cada vez m¨¢s conflictivas que llevan a una espiral inflacionista, lo que trae consigo la dislocaci¨®n del sistema econ¨®mico, que a su vez motiva el empleo de la fuerza, que tiene por objeto perpetuar la sociedad de consumo, en este caso de infraconsumo. Esto significa la violencia.
P. Dentro del nuevo orden que usted ha propugnado, ?qu¨¦ sistema pol¨ªtico considera como el id¨®neo para conseguirlo de una forma m¨¢s r¨¢pida?
R. En primer lugar, hay que decir que en Am¨¦rica Latina existe una cierta inmadurez pol¨ªtica. El avance democr¨¢tico en los pa¨ªses desarrollados ha sido siempre lento y dificultoso y, por tanto, la transformaci¨®n en los pa¨ªses latinoamericanos no puede ser de otra forma.
En este punto, tanto los economistas como los soci¨®logos nos podemos considerar culpables de no haber todav¨ªa definido cu¨¢l debe ser la opci¨®n a seguir en Am¨¦rica Latina. Se hace necesario encontrar una s¨ªntesis entre el liberalismo econ¨®mico real y el centralismo, aunque esto es muy complejo porque el liberalismo econ¨®mico se ha falseado en el capitalismo perif¨¦rico. En definitiva, hay que encontrar la conjunci¨®n de un sistema socialista y las libertades humanas que hagan posible la creaci¨®n de un nuevo sistema.
P. ?Pueden ser las dictaduras latinoamericanas una opci¨®n para el despegue econ¨®mico de los pa¨ªses de ese ¨¢rea?
R. Los reg¨ªmenes dictatoriales en Am¨¦rica Latina no han significado la transformaci¨®n del sistema y, por tanto, no han sido ninguna soluci¨®n. Sacrificar la democratizaci¨®n de unos pa¨ªses por el restablecimiento de una sociedad de consumo me parece una aut¨¦ntica aberraci¨®n.
P. ?Qu¨¦ peso tiene en Am¨¦rica Latina la teor¨ªa y pr¨¢ctica capitalista?
R. Una cosa parece evidente en el continente latinoamericano y es la gravitaci¨®n del capitalismo norteamericano en los actuales sistemas socio-econ¨®micos. Cabe se?alar igualmente que la contienda- ideol¨®gica es una manifestaci¨®n m¨¢s de dependencia que se da en los pa¨ªses de este ¨¢rea.
Por un lado, se cae en lo que yo llamo capitalismo imitativo y que consiste en llevar a la pr¨¢ctica la ideolog¨ªa capitalista en un medio enormemente mediatizado por su nivel social, cultural y pol¨ªtico. El proceso pol¨ªtico de la periferia es muy diferente del capitalismo de los centros y su desarrollo hist¨®rico. Exige, por consiguiente, un esfuerzo original de interpretaci¨®n te¨®rica sin la cual no podr¨ªa abordarse una teor¨ªa valedera de la transformaci¨®n del sistema.
P. Ha se?alado antes que ni los economistas, ni los soci¨®logos, ni los pol¨ªticos han sabido dar una opci¨®n clara sobre las v¨ªas que se le ofrecen a la periferia para conseguir resurgir de la actual situaci¨®n en que se encuentran. A su modo de ver, ?cu¨¢l puede ser esa v¨ªa?
R. Creo que es posible llegar a una gran s¨ªntesis entre los ele mentos positivos de la herencia del liberalismo econ¨®mico y la herencia de las teor¨ªas socialistas a fin de desenvolver sobre bases s¨®lidas el proceso democratizador.
A mi juicio, es ineludible que el Estado tome sobre s¨ª la responsabilidad primordial de determinar el ritmo de acumulaci¨®n y de establecer las modalidades de una disciplina distributiva basada en la equidad. Pero considero que para cumplir esa responsabilidad no es necesario transferir a sus manos los medios productivos. No me preocupan tanto las consecuencias econ¨®micas de esta concentraci¨®n de poder como sus consecuencias o, si se quiere, las exigencias pol¨ªticas, la incompatibilidad de esa concentraci¨®n econ¨®mica con principios fundamentales de liberalismo pol¨ªtico y de su concepto inherente de valores humanos.
Mi conclusi¨®n es terminante y definitiva. El Estado no necesita socializar los medios productivos ni es conveniente hacerlo. Pero tiene, ineludiblemente, que socializar el excedente para cumplir aquellos objetivos primordiales.
P. Me gustar¨ªa preguntarle, por ¨²ltimo, sobre el juicio que le merece una mayor colaboraci¨®n entre Iberoam¨¦rica y Espa?a, dada la afinidad cultural existente entre ambas zonas.
R. Espa?a est¨¢ dando un ejemplo al mundo y que en los pa¨ªses iberoamericanos est¨¢ produciendo una profunda admiraci¨®n. A los iberoamericanos nos entusiasma este m¨¢s que cualquier otro suceso que se est¨¢ produciendo en el mundo.
El papel de Espa?a puede ser muy grande puesto que, a pesar de su vigorosa industrializaci¨®n, no ha perdido ciertos valores culturales que para nosotros tienen una especial significaci¨®n.
Espa?a ha estado englobada hasta a?os recientes y lo sigue es tando en parte en la periferia y, por tanto, est¨¢ en situaci¨®n de comprender mejor que nadie a Am¨¦rica Latina y viceversa. Espa?a cuenta con un sentido ¨¦tico del desarrollo que se ha sofocado gradualmente en otras ¨¢reas industrializadas del mundo.
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