El futuro de las fundaciones en Europa
El Club de La Haya, creado en 1971 por un grupo de directivos de algunas importantes fundaciones europeas, acaba de celebrar un coloquio, en Bonn, sobre el tema El cambio social en Europa; el futuro de las fundaciones privadas. Adem¨¢s de las fundaciones pertenecientes al club, asisti¨® a la reuni¨®n una representaci¨®n de parlamentarios de diversos partidos pol¨ªticos europeos.El coloquio gir¨® alrededor de cuatro cuestiones centrales, que se presentaron como interrogaciones y que, m¨¢s o menos, vertebraron todas las intervenciones. Estas preguntas fueron las siguientes: ?Cu¨¢les son los cambios sociales m¨¢s importantes que se est¨¢n produciendo en Europa? ?Cu¨¢l es el papel de las fundaciones en relaci¨®n con estos cambios? ?Qu¨¦ grado de creatividad parecen mostrar las fundaciones? ?En qu¨¦ condiciones pueden hacer adecuadamente su trabajo las fundaciones?
Como dije, la discusi¨®n se centr¨® s¨®lo, ?m¨¢s o menos?, exactamente en los cuatro puntos propuestos. No obstante, al final se hab¨ªan expresado una serie de ideas que se podr¨ªan tomar como conclusiones informales y que, por su inter¨¦s, voy a intentar sintetizar en estas l¨ªneas. Creo que no podemos ser ajenos a la realidad europea, de la que formamos parte, y nos es ¨²til enfocar con esta perspectiva nuestros propios problemas en este terreno. Sobre todo cuando es una determinada concepci¨®n de la libertad la que est¨¢ en juego.
Los cambios sociales en Europa y el papel de las fundaciones
De la sugestiva intervenci¨®n del profesor Dahrendorf, director de la London School of Economics, a m¨ª me pareci¨® especialmente interesante la s¨ªntesis final, en la que expres¨® su Convencimiento de que es preciso contemplar el problema de la libertad, teniendo en cuenta sus dos componentes: posibilidades reales de elecci¨®n que se presentan a los individuos y sistemas estructurales que den sentido a tales elecciones. Para que un mayor n¨²mero de personas tenga m¨¢s posibilidades de elecci¨®n es necesario, dijo, que desaparezcan algunas de las estructuras existentes en Europa, que hoy son inservibles, y sean sustituidas por otras nuevas, m¨¢s flexibles. m¨¢s porosas y m¨¢s acordes con los cambios sociales producidos y en proceso de gestaci¨®n.
En este punto se inserta el papel de las fundaciones en la sociedad actual. No creo forzar demasiado la argumentaci¨®n del profesor Dahrendorf si aplicamos sus reflexiones sobre la libertad a sus conclusiones sobre el papel de las fundaciones en nuestra sociedad. La larga tradici¨®n de las fundaciones y la amplia gama de sus actividades ofrecen el ejemplo de un s¨®lido ejercicio y de una extensa diversificaci¨®n de sus funciones, sobre el com¨²n proyecto del servicio a la colectividad. Frente a la rigidez estatal, de concepciones universales, esta tarea parcializada, selectiva e inmediata presenta el car¨¢cter de su singularidad. Es evidente la importancia de la existencia de las fundaciones para garantizar el abanico de elecciones que la idea de la libertad lleva impl¨ªcito. Pero quiz¨¢ no se deba separar este primer aspecto, que circunscribe la definici¨®n de las fundaciones, de otro aspecto, igualmente definitorio, que fija las funciones anticipadoras y renovadoras de las fundaciones, y que est¨¢ directamente relacionado con esa evoluci¨®n estructural, a la que alud¨ªa Dahrendorf, como segundo componente de la libertad.
Las condiciones para el desarrollo de las fundaciones
Durante el coloquio, el futuro de las fundaciones en Europa se vio relacionado con su capacidad para percibir los cambios sociales y sobre todo con sus sensibilidad para detectar anticipadamente su nacimiento y para identificar los nuevos problemas, adheridos a los cambios. No es ¨¦sta, probablemente, una novedad en la larga historia de las fundaciones -pues, de hecho, ha existido siempre una correlaci¨®n entre ?la cuesti¨®n social? de cada momento y el campo de actuaci¨®n elegido por las fundaciones-; pero quiz¨¢ la situaci¨®n actual hace m¨¢s necesaria la vocaci¨®n social de ¨¦stas para garantizar su supervivencia en un orden de libertad, ¨²nico en el que pueden vivir.
Ese orden de libertad aparec¨ªa como la condici¨®n b¨¢sica para el desarrollo de las fundaciones. Se record¨® la frase de Walter Schell (que, por cierto, tuvo la amabilidad de recibir en audiencia a los miembros del club), de que las fundaciones son una expresi¨®n primordial de la sociedad libre en la que queramos vivir. Este factor din¨¢mico de la libertad y de la evoluci¨®n, que representan las fundaciones, fue tambi¨¦n se?alado por Federico Mayor, el otro ponente del coloquio, al tratar de algunos aspectos concretos de la evoluci¨®n pol¨ªtica y social de Espa?a, desde una perspectiva m¨¢s optimista que las conclusiones a las que hab¨ªa llegado el profesor ingl¨¦s sobre las posibilidades de soluci¨®n de la crisis actual, que eran m¨¢s bien sombr¨ªas.
Se expusieron otra serie de condiciones, que limitaban la posible arrogancia de las fundaciones -en palabras de uno de los parlamentarios asistentes- equiparable a la arrogancia de los Gobiernos -pol¨¦mica expresi¨®n empleada por Dahrendorf-. Transcribo las m¨¢s importantes de estas condiciones tomando algunas de mis notas sobre el coloquio: las fundaciones no pueden vivir aisladas (en este sentido se escucharon con inter¨¦s las noticias sobre la reciente constituci¨®n en Espa?a del Centro de Fundaciones) ni entre ellas, ni en relaci¨®n con la sociedad; en esa l¨ªnea ten¨ªa que ser entendida la propia reuni¨®n del club con los parlamentarios europeos; las fundaciones est¨¢n en condiciones de correr los riesgos que, por ejemplo, la Administraci¨®n no puede correr, e identificar las nuevas necesidades sociales de modo independiente y objetivo; posibilidades de las fundaciones para la reflexi¨®n a medio plazo, para la acci¨®n experimental con el consiguiente derecho a equivocarse en contraposici¨®n a la exigencia de acci¨®n a corto plazo y de ¨¦xito, aunque sea aparente, que tienen los pol¨ªticos; necesidad urgente de la informaci¨®n p¨²blica sobre las fundaciones (superando incluso las posibles razones de modestia que en algunos casos se invocaron en el coloquio): de d¨®nde vienen sus recursos, cu¨¢les son ¨¦stos y en qu¨¦ se gastan.
Estas condiciones frenar¨ªan el hipot¨¦tico peligro de la ?arrogancia de las fundaciones? y permitir¨ªan, al mismo tiempo, el que las iniciativas de grupos sociales que ¨¦stas representan limitaran los peligros de estatificaci¨®n y de ?arrogancia de la Administraci¨®n?.
No estuvo de m¨¢s por ello el que se aludiera al papel de las peque?as fundaciones -no siempre presentes, ciertamente, en el esp¨ªritu del coloquio- muy numerosas en Espa?a y especialmente aptas para enfrentarse con peque?os problemas reales y concretos que quedan con frecuencia fuera de los grandes ¨¢mbitos de la pol¨ªtica social de la Administraci¨®n.
Conclusiones
No hubo, como dije antes, conclusiones. Fueron ideas que cruzaban el aire de las discusiones y dejaban el rastro de su atractivo. Desde la necesidad de mantener la instituci¨®n de las fundaciones, como espacio insustituible de la libertad, hasta la necesidad correlativa de crear un contexto ¨¦tico yjur¨ªdico, en el que pudieran desarrollar su funci¨®n social creadora.
No deja de ser sintom¨¢tico que en el tratamiento de las cuatro cuestiones ejes del coloquio se relacionara el papel de las fundaciones con los cambios sociales y con la creatividad de la instituci¨®n. Quiz¨¢ la soluci¨®n del aparente conflicto entre el orden de libertad y el encaje de las fundaciones en el ¨¢mbito ¨¦tico y social de nuestro tiempo se encuentre en los tres t¨¦rminos que surgieron continuamente a lo largo de los debates: informaci¨®n, anticipaci¨®n y modernidad.
Todas estas ideas no est¨¢n alejadas de nuestra propia situaci¨®n; el presidente del club, se?or Risler, se refiri¨® en las palabras de apertura al hecho de que en nuestra Constituci¨®n se haya introducido el derecho a crear fundaciones como uno de los derechos de una sociedad libre que deja abierto un ancho campo a las iniciativas privadas en las que se inserta la fecundidad social de las fundaciones con los debidos controles que aseguren la licitud y el inter¨¦s comunitario de sus fines y la transparencia de su gesti¨®n.
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