"Limitar la expansi¨®n de las Cajas encona los sentimientos regionales"
Pregunta. ?Qu¨¦ valoraci¨®n puede hacerse de la nueva composici¨®n de los ¨®rganos de gobierno de las cajas, a partir de la normativa del verano del pasado a?o?Respuesta. Yo entiendo que la valoraci¨®n es en principio positiva, aunque nos encontramos todav¨ªa en per¨ªodo de rodaje, porque la constituci¨®n real de tales ¨®rganos es muy reciente. La experiencia ser¨¢ constructiva en t¨¦rminos ge nerales, aunque sea preciso superar un momento inicial de adaptaci¨®n de las instituciones y sus rectores tradicionales a las nuevas normas. En nuestro caso concreto, los mecanismos de provisi¨®n de puestos para la junta general y el consejo de administraci¨®n han funcionado perfectamente, dentro de un marco de absoluta libertad. Nuestro prop¨®sito fue, desde un primer momento, facilitar la elecci¨®n de compromisarios entre los impositores por zonas, de modo que fuera viable un conocimiento mutuo entre todos ellos. Posteriormente, a la hora de elegir a sus representantes en el consejo de administraci¨®n, se form¨® una candidatura plural, en cuanto a edad, formaci¨®n y procedencia territorial se refiere, y tras una fase de discusi¨®n y di¨¢logo fue aceptada por unanimidad. La reducida experiencia de funcionamiento que poseemos nos muestra un deseo franco de cooperaci¨®n por parte de todos: impositores y empleados, especialmente.
P. Otra de las innovaciones en el funcionamiento de las cajas es su acceso a una nueva operatividad, en pr¨¢ctica homologaci¨®n con la bancaria. ?Qu¨¦ ha supuesto, por ejemplo, el libre acceso a todas las operaciones del mercado interbancario?
R. Precisamente, esa fue la primera posibilidad que las cajas asumieron de forma inmediata. Creo que la presencia de las cajas en las subastas de dinero no ha hecho sino beneficiar el conjunto de todo el sistema financiero. Y, desde un punto de vista interno, ello no supuso adem¨¢s esfuerzo complementario alguno para las instituciones. Dicho de otro modo, est¨¢bamos plenamente preparados para ello.
P. No parece ocurrir lo mismo con el descuento de letras...
R. Lo aut¨¦nticamente importante para las cajas es haber logrado la igualdad de oportunidades con la banca. Dentro de esta igualdad de oportunidades cada instituci¨®n escoge la l¨ªnea de actuaci¨®n m¨¢s de acuerdo con su vocaci¨®n. En este sentido, la mayor¨ªa, de las cajas, incluida la Caixa, hemos contemplado con la l¨®gica prudencia el descuento de letras. Hay que tener en cuenta que las cajas no pueden abandonar su ¨¢mbito tradicional de operatividad. El cr¨¦dito para financiar vivienda, a largo plazo, y los pr¨¦stamos personales entre 50.000 pesetas y dos millones constituyen aproximadamente el 70% de toda nuestra actividad financiadora y no es posible reconducir el empleo de nuestros recursos hacia otro tipo de actividades Personalmente, adem¨¢s, creo que el descuento de efectos no constituye la mejor forma de financiar al empresario. Son muchos los que acuden a nosotros en demanda de financiaci¨®n por esa v¨ªa, y cuando conocen las posibilidades existentes en cr¨¦ditos a distinto plazo se inclinan por esta forma de financiaci¨®n. Finalmente, hay que tener en cuenta que el descuento es caro, administrativamente hablando.
P. Las cajas est¨¢n tambi¨¦n facultadas para desarrollar sus operaciones en el extranjero. ?En qu¨¦ situaci¨®n se encuentra el acceso a ello?
R. Acabamos de crear un departamento de internacional y nuestra intenci¨®n es la de entrar a fondo en esa actividad. Es una actividad sin duda novedosa, pero interesante y que, en realidad, no plantea excesivos problemas de ¨ªndole general.
P. Aparte de esta nueva operatividad, las cajas quedan tambi¨¦n afectadas por otras medidas relativas a la liberalizaci¨®n del sistema financiero. ?Qu¨¦ supone, por ejemplo, una eventual libertad de tipos de inter¨¦s?
R. Todo lo anterior entra?a, de hecho, el reconocimiento de la mayor¨ªa de edad de las cajas. Ello es inuy positivo, pero l¨®gicamente comporta importantes problemas que, entre todos, debemos superar
En cuanto a la libertad de tipos de inter¨¦s, fijada ya para los dep¨®sitos por encima de un a?o, entiendo que llegar¨¢ a ser absoluta a corto plazo, simplemente porque el funcionamiento del mercado conduce a ello y en la pr¨¢ctica ya se est¨¢ produciendo. No voy a ocultar que para las cajas, o al menos para ¨¦sta, la libertad ya instituida ha planteado importantes problemas de rentabilidad a corto plazo y en un futuro los plantear¨¢ a todas las instituciones. De cualquier forma, quiero dejar claro que toda liberalizaci¨®n me parece enormemente constructiva.
P. Dentro de los criterios de homologaci¨®n con la banca privada, ?cu¨¢les rigen la expansi¨®n de oficinas?
R. La reforma Barrera de 1974 instituy¨® una libertad total de expansi¨®n para la banca que no se llev¨® a las cajas de ahorros en la misma medida. La normativa que se aplic¨® comport¨® consecuencias muy dispares para las cajas de ¨¢mbito provincial y regional. En estos momentos una instituci¨®n s¨®lo puede expandirse libremente en la provincia en la que radica su sede y en aquellos municipios en los que ya estuviera establecida con anterioridad a 1975. Esta normativa constituye, a mi juicio, una distorsi¨®n del concepto de libertad de mercado y genera delicadas consecuencias en el ¨¢mbito de las concepciones territoriales, enconando, de alguna manera, sentimientos regionales y aun provinciales, dificultando las posibilidades de apoyo interregional. Lo verdaderamente coherente con una liberalizaci¨®n del mercado financiero es otorgar la libertad absoluta de establecimiento, como ha sido ya otorgada a la banca privada. Resulta de alg¨²n modo sorprendente que la Caixa pueda establecerse con toda libertad en Londres, por ejemplo, y no pueda abrir una oficina en Valencia. La situaci¨®n es tan parad¨®jica que a pesar de estar presente la Caixa en la provincia de Gerona desde 1906 y tener ahora 51 oficinas no puede abrir una sucursal en Tosa de Mar o Cadaqu¨¦s, hecho que le est¨¢ permitido, por ejemplo, al Banco de Jerez. La expansi¨®n deber¨ªa ser, si no absolutamente libre, s¨ª al menos reglamentada con libertad para instalar oficinas en capitales de provincia y grandes ciudades. Esta rigidez territorial provoca, en nuestro caso concreto, una presi¨®n excesiva en el mercado catalano-balear. Si admitimos que Catalu?a y Baleares suponen aproximadamente un quinto de la renta nacional, nuestros recursos -320.000 millones de pesetas- suponen una participaci¨®n relativa mucho mayor que la del primer banco nacional -el Central, con 600.000 millones-, que obtiene sus recursos del total de la renta espa?ola.
P. Otro elemento de compraci¨®n con la banca privada suelen ser los servicios que cajas y bancos ofertan. ?Existe una situaci¨®n de inferioridad por parte de las cajas?
R. Considero que hay que partir de una premisa esencial: nuestras clientelas son marcadarnente diferentes. El grueso de depositantes en nuestras instituciones son asalariados. El 86% de nuestros 3.900.000 depositantes no alcanza un saldo de 100.000 pesetas, y el 95 % no alcanza las 250.000 pesetas. Muchas veces el cliente comparte los servicios y, por tanto, los dep¨®sitos entre banca y cajas de ahorros, utilizando por separado aquellos que le ofrecen mayores ventajas. El cliente de una instituci¨®n corno ¨¦sta pide que le sean pagados los recibos habituales de luz, tel¨¦fono, colegios y todos aquellos gastos que pudi¨¦ramos denominar dom¨¦sticos. De cualquier forma, nuestro esfuerzo se encamina a ofrecer m¨¢s servicios progresivamente. En estos momentos, por ejemplo, estudiamos, a nivel individual y de confederaci¨®n, adherirnos a una de las tarjetas de cr¨¦dito universales.
P. Ya que estamos comentando el tema de los servicios, ?est¨¢ pr¨®xima la decisi¨®n de cobrarlos?, ?ser¨¢ una decisi¨®n unilateral o simult¨¢nea de bancos y cajas?
R. Es un tema que nos preocupa notablemente. Nosotros hemos iniciado ya un estudio detallado de costes, referido a cada uno de los servicios y operaciones que realizamos normalmente. Aunque dicho estudio es muy complejo y est¨¢ en fase de elaboraci¨®n, hemos estimado ya que el pago de un tal¨®n nos cuesta aproximadamente unas 35 pesetas. Esto trae consigo enormes dificultades de toda ¨ªndole y nos llevar¨¢ indudablemente a tener que cobrar algunos servicios a determinados clientes. Ahora bien, yo entiendo que ello no podr¨¢ ser aplicado de forma indiscriminada, porque no puede valorarse igual a un determinado cliente cuya utilizaci¨®n de servicios es compensada por un saldo medio de importancia, que a otro que mantiene pr¨¢cticamente a cero su cuenta regularmente. De cualquier forma es una decisi¨®n delicada y que deber¨¢ ir precedida de un detenido estudio. En cuanto a la segunda parte de su pregunta, creo sinceramente que no es excesivamente importante que ello se produzca individualmente, porque, una vez marcada esta tendencia, es probable que se adopte de forma generalizada en mayor o menor grado.
P. Ante el futuro, una de las inc¨®gnitas que se plantean es la instrumentaci¨®n de los controles del sistema financiero a nivel estatal y de los distintos entes auton¨®micos, ?c¨®mo puede afectar a las cajas el tema?
R. La pol¨ªtica monetaria en todos los pa¨ªses se establece a nivel general. En aspectos como emisi¨®n de obligaciones, calificaci¨®n de valores, entre otros, los entes auton¨®micos pueden tener un papel importante. De alguna manera habr¨¢ que sentar las bases para preservar la igualdad de oportunidades en todos los ¨¢mbitos. En el fondo, lo ¨²nico que procede es asumir lo ya experimentado por otros pa¨ªses de organizaci¨®n federal, como Alemania, o de potenciaci¨®n de las regiones, como Italia. Las cajas deber¨¢n quedar, en todo ello, progresivamente equiparadas a las restantes instituciones del sistema.
P. Un tema delicado, en lo que se refiere a las inversiones de las cajas, es, sin duda, la regionalizaci¨®n del empleo de recursos, ?cu¨¢les son sus criterios en este tema?
R. Los distintos territorios de actuaci¨®n de las cajas tienen caracter¨ªsticas muy diferentes en nivel de renta y empleo y en demanda de fondos para inversiones. Es l¨®gico que las cajas intenten optimizar la rentabilidad de sus inversiones, pero esta actitud es a veces contradictoria con la necesidad de potenciar las posibilidades de su territorio con inversiones productivas en el mismo. Personalmente estoy convencido de que todos estos problemas que se han planteado respecto a si las instituciones de determinadas regiones deben invertir sus recursos en otras m¨¢s desarrolladas, o no, disminuir¨ªan si se permitiera la libertad de expansi¨®n a la que alud¨ªa anteriormente.
P.?Qu¨¦ papel podr¨ªan desarrollar las cajas en un eventual plan de reequilibrio interregional, a nivel de todo el Estado espa?ol?
R. Las posibilidades son realmente importantes. En primer t¨¦rmino, a partir de unos criterios impositivos, recaudados con ¨¢nimo redistribuidor. En segundo lugar, a partir de algo que es ya realidad en estos momentos, como son las emisiones de efectos p¨²blicos, que actualmente captan m¨¢s del 10% de nuestro pasivo y que s¨®lo revierten en nuestra zona de implantaci¨®n en menos de un 50%. En cualquier caso, considero que la planificaci¨®n de esa eventual reequilibraci¨®n de todas las regiones espa?o
Jos¨¦ Vilarasau, director general de la Caixa
Viene de la p¨¢gina anteriorlas es responsabilidad de los poderes estatales y que la contribuci¨®n de las instituciones financieras -bancos y cajas- deber¨ªa ser establecida de modo uniforme.
P. Un tema directamente entroncado con el anterior es el que se refiere a los coeficientes de inversi¨®n obligatoria, ?cu¨¢l es su criterio respecto a c¨®mo deber¨ªan quedar regulados en el futuro?
R. En principio, la reducci¨®n progresiva hasta el 35% (10% para cr¨¦ditos de regulaci¨®n especial y 25% para valores computables), prevista hasta 1982, es satisfactoria respecto de la situaci¨®n anterior. Haciendo salvedad de mi opini¨®n personal, favorable a la m¨¢s absoluta liberalizaci¨®n, creo que la equiparaci¨®n de todas las instituciones -bancos y cajas- al respecto debe ser premisa esencial de cualquier planteamiento de futuro. Admitiendo la existencia de financiaci¨®n privilegiada, entiendo que s¨®lo deber¨ªan tener derecho a su acceso los valores del sector p¨²blico no productivos y en ning¨²n caso los privados.
P. La Caja de Pensiones para la Vejez y de Ahorros es, adem¨¢s de la primera instituci¨®n del pa¨ªs en su g¨¦nero, la quinta entidad financiera por volumen de recursos. ?Hasta que punto es importante mantener esta posici¨®n en el ranking? ?Es viable concebir operaciones similares a las emprendidas por la banca para escalar posiciones?
R. La importancia del n¨²mero uno es simplemente circunstancial y circunscrita a Espa?a, ya que en el mundo hay otras siete cajas mayores que la Caixa. Nuestro criterio es mantener el crecimiento y la participaci¨®n en la cuota de ahorro de la zona en que estamos implantados, lo que no es f¨¢cil dadas las limitaciones de expansi¨®n y la fuerte competencia que debemos soportar. Concretamente, en Catalu?a existen quince cajas diferentes, nueve de ellas ubicadas en la provincia de Barcelona. As¨ª, por ejemplo, las tasas de crecimiento de otras cajas, como las de Madrid, con una implantaci¨®n pr¨¢cticamente exclusiva, vienen siendo superiores a las nuestras en t¨¦rminos relativos. En cuanto a las posibilidades de emprender fusiones para no descender en el ranking, s¨®lo cabe el acuerdo un¨¢nime del consejo de una determinada caja para integrarse en otra, ya que no existe posibilidad de venta por la inexistencia de capital y propietarios. Personalmente, lo veo extremadamente dif¨ªcil.
P. Catalu?a presenta el fen¨®meno curioso de no poseer apenas banca aut¨®ctona y, en cambio, tres cajas catalanas ocupan puestos entre las cinco primeras del pa¨ªs. ?Existe una especial propensi¨®n de los catalanes hacia las instituciones de ahorro, por encima de la banca?
R. Creo que en Catalu?a se plantea en un determinado momento una cierta desconfianza, hoy superada, hacia la banca, fruto de impagos y fallidos en una determinada coyuntura hist¨®rica, en la que la Caixa jam¨¢s dej¨® de reintegrar a sus depositantes. Ello conlleva un efecto psicol¨®gico indudable. En el caso de la Caja de Pensiones hay que considerar tambi¨¦n la gran visi¨®n de futuro de nuestro fundador, Francesc Moragas, al crear la red de sucursales que supuso la organizaci¨®n del ahorro m¨¢s completo de Catalu?a y Baleares y que en 1935, a?o de su muerte, alcanzaba ya las 107 oficinas, transformadas actualmente en m¨¢s de quinientas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.